María Eugenia Moreno, imagen cedida por Emilio Fernández.
"El caso de María Eugenia Moreno fue lamentable, aunque éramos conscientes de la gravedad del
problema de las agresiones, este caso marcó un antes y un después", así recuerda Isabel Montoya, presidenta del Colegio de Médicos de Murcia el fallecimiento de Moreno, residente de Familia en el
Centro de Salud de Moratalla que fue abatida a tiros la noche del 11 de marzo de 2009, cuando cubría una guardia médica, por un
paciente de 74 años que llevaba encima una pistola con la que perpetró el asesinato.
Montoya, que en el momento de los hechos era vicepresidenta del Colegio, ha señalado a
Redacción Médica que "nada más enterarnos de lo que había pasado fui con Rodolfo Castillo, el presidente del Colegio de Murcia en aquél entonces. Todo
aquello lo viví directamente, en todas las ceremonias", según rememora Isabel, al mismo tiempo que puntualiza que
"Levantarnos con la muerte de un residente fue un shock total", afirma Montoya
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"levantarnos con la muerte de un residente fue un
shock total".
Los hechos ocurrieron de madrugada, cuando un paciente que había estado en el centro esa misma mañana no había salido satisfecho con el trato recibido. Por ello, decidió armarse y volver horas después y acabar con la vida de Moreno. "Entró sin concesiones y también intentó herir a un enfermero", relata Montoya.
Tras el fallecimiento de Moreno,
el Colegio dio todo el apoyo que pudo a la familia, en especial a la madre, el marido y el hijo, que en aquél momento solo contaba con dos años, según relata la presidenta del Colegio, que además recuerda la ayuda que ofreció la institución a los profesionales del servicio jurídico y de prevención del Servicio Murciano de Salud.
Además, Montoya cuenta que tras el suceso, "la Región de Murcia creó un
Plan contra las Agresiones, que fue pionero en España porque aquí sucedió el caso más grave". Sin embargo, lamenta que el plan de la Consejería sea "insuficiente". Por ello, la presidenta del Colegio destaca que es imprescindible "la concienciación de la población porque todos vamos a ser pacientes".
Desde el Colegio de Médicos de Murcia se quiso hacer un reconocimiento a la memoria de
María Eugenia Moreno y se creó el Premio María Eugenia Moreno, "con el que se reconoce al
residente que con mejor puntuación elige en la Región de Murcia". Por último, ha destacado que la Sociedad de Familia también tiene un galardón en honor a la fallecida que se entrega por investigación.
Un suceso inevitable
"Que un paciente cometa un acto de tal envergadura y
mate a un profesional sanitario, es un fracaso social", así describe el suceso Juana Fernández Cuenca, médico de Familia y coordinadora del equipo del centro de salud de Moratalla, al mismo tiempo que asegura acordarse de la madre, el marido y el hijo de la fallecida siempre que se acercan estas fechas.
Fernández, que entonces era subdirectora médica del área, destaca que a pesar de que María Eugenia Moreno solo "llevaba diez meses en Moratalla" sigue siendo un
tema "doloroso" y "sigue vivo". "Nos unimos al dolor de su familia
Tras el suceso, se implantó la figura del vigilante de seguridad
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todos los días, pero especialmente esta semana, en la que la recordamos con pena, por una parte, y por otra con mucho cariño".
Además, Juana Fernández señala que este tipo de actos "son
situaciones imprevisibles, aunque hay que evitar los que sí lo son". La médico ha destacado que desde la muerte de Moreno, "se han tomado algunas medidas que tienen que ver con la contención, como es la figura del vigilante de seguridad, que se implantó tras lo sucedido y está 24 horas", aunque destaca la dificultad de paralizar todo este tipo de sucesos.
"Ahora tenemos una forma de avisar a los compañeros a través del ordenador si pasa algo, es un avisador con el que notificamos a todos los compañeros disponibles que en la consulta está sucediendo una
agresión", describe Fernández, que añade: "Sin embargo, la consulta del médico o enfermero es a puerta cerrada, es un tú a tú y ahí puede suceder cualquier cosa que difícilmente se puede contener".
Por último, la coordinadora del equipo del centro de salud de Moratalla declara que "es importante dar una formación a la población y a los profesionales, así como tener un
respaldo legislativo y
adoptar las medidas necesarias para evitar que se vuelvan a reproducir ningún acto de violencia o agresión a profesionales de la sanidad".
Agresión en Toledo
Sin embargo, las agresiones siguen estando presentes en los centros médicos y los hospitales. Una de las más graves ocurrió en junio de 2018 en Camarena, Toledo. Un joven de 29 años golpeó a un
médico con una barra de hierro, dejándolo en estado crítico, del que todavía no se ha podido recuperar.
Los hechos ocurrieron cuando el médico acudió al domicilio del joven, para
atender a su padre, que había sido agredido poco antes. Fue entonces cuando el facultativo recibió los golpes. Además, intentó golpear también a una enfermera, que consiguió esquivar el golpe y corrió a avisar a la policía.
El médico tuvo que ser operado de urgencias a su llegada al
Hospital Virgen de la Salud de Toledo. El agresor fue puesto a disposición judicial y por el momento permanece en prisión hasta que se resuelva todo.
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