Joaquín Estévez, presidente de Sedisa.
Las reacciones al ‘terremoto’ provocado por las
últimas sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) se siguen sucediendo. No es para menos, ya que afecta a la condición laboral de miles de sanitarios que trabajan bajo el paraguas de la eventualidad: hay nada menos que
170.000 profesionales con estas condiciones, según
estima el sindicato UGT.
Sin embargo, los gestores de los hospitales
no prevén un movimiento masivo en los juzgados para exigir las reivindicaciones apoyadas por la justicia continental: que la contratación de interinos y temporales no conlleve precariedad laboral.
“Más reclamaciones habrá”, admite el vicepresidente de la
Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), Modoaldo Garrido, pero “una oleada probablemente no”. El mayor problema para los gestores no es este, sin embargo, sino “la duda que abre en los trabajadores con un contrato temporal de si finalizado el contrato podría ser susceptible de tener la indemnización que fija la sentencia” en lugar de la establecida en el Estatuto de los Trabajadores.
La cuestión es si los tribunales van a aplicar la sentencia
de forma extensiva a todos los contratos interinos que se reclamen o solo a un grupo de ellos, pues la decisión del TJUE da lugar a interpretaciones.
“Y ello afecta a la gestión, pues se genera una incertidumbre”, explica Garrido a Redacción Médica, “ya que en tanto haya una jurisprudencia consolidada o un cambio normativo para acoger el espíritu de esta sentencia,
no quedan claras todas las consecuencias que este tipo de contratación puede tener”.
Abogan por un rápido cambio normativo
Esta incertidumbre se explica tanto desde la perspectiva de “reconocer al trabajador los derechos que le puedan corresponder”, es decir, qué indemnización se le debe abonar al finalizar el contrato, o incluso si hay que abonarla, como desde la perspectiva de los
presupuestos de los centros, pues hay que calcular el coste real de las contrataciones.
En vista de que el principal problema generado es la incertidumbre, los directivos de la salud se alinean con los sindicatos al considerar que lo mejor es que “a la mayor brevedad posible se realicen y aprueben las modificaciones normativas” que incluyan el espíritu de las últimas sentencias del TJUE, “pues de no ser así
nos veríamos abocados a una peregrinación judicial hasta que los tribunales con su jurisprudencia consoliden la interpretación que debe hacerse”. Y este camino, considera Garrido, “es más lento y obviamente afecta a la eficiencia”.
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