Las agresiones a profesionales en el SAS aumentan en el periodo de enero a junio de 2024 a comparación del año anterior.
Durante el 2023, el
Sistema Nacional de Salud (SNS) registró un total de 14.706 agresiones a personal sanitario, lo que representa el 24,05 de notificaciones de agresiones por cada 1.000 profesionales, según datos el Ministerio de Sanidad a cargo de Mónica García. Del total, los resultados muestran que las agresiones suelen ser contra facultativas mujeres con 11.478 ataques, entre los 35 y 55 años, especialmente en Atención Primaria y extrahospitalaria, seguidas de un número no menos importante (4.372) en Enfermería. Los datos reflejados en el informe 'Agresiones a Profesionales del SNS', elaborado por Sanidad, también contempla que, en su mayoría, se trata de 'agresiones no físicas', usualmente en consultas.
Sin embargo, en lo que va de 2024 hay
comunidades autónomas como Andalucía que comienzan a
mostrar un incremento de cifras preocupante. La Consejería de Salud y Consumo de dicha comunidad ha informado que las agresiones a sanitarios
se han elevado en un 7 por ciento en el periodo de enero a junio a comparación del mismo el año anterior. Se trata de un total de
924 agresiones frente a las 862 de 2023, que tuvo un número final anual de 1.564 ataques en la comunidad. De estos más de 900 ataques, un total de
205 fueron físicos y 719 no físicos. Además, se ha informado que, por provincias, el desglose es el siguiente:
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Sevilla: 219
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Málaga: 175
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Cádiz: 165
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Córdoba: 98
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Granada: 92
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Jaén: 73
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Almería: 71
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Huelva: 31
Perfil del agresor
Según indica a
Redacción Médica Carmen Jiménez, vicepresidenta del sector de Sanidad de CSIF Andalucía, en los informes presentados por el SAS años anteriores, existía un perfil del agresor con ciertas características; sin embargo, ahora se ha dejado de poner el foco en ello y se recogen datos más centrados en el lugar donde ocurren las agresiones. "En años anteriores sí se hablaba de eso. Los datos que nos daban eran el sexo del agresor y poco más", sostiene. En esa línea, pone énfasis en que como los ataques "no se pueden prever", a su parecer
"no hay un perfil" del agresor, ya que este podría variar de un año a otro y una agresión puede ser "de quien menos te lo esperas en un momento dado".
Una posición discordante muestra
Rafael Ojeda, presidente del Sindicato Andaluz de Médicos (SMA), quien considera que "generalmente" -y según data anterior- se trata del sexo masculino. "Para mí se está dando poca importancia al hecho de que hay un
perfil bastante de género en estas agresiones a profesionales y una mayoría también de mujeres entre las agredidas", destaca. Otro factor que resalta es el caso de los reincidentes, para quienes no se están adoptando las medidas necesarias, pese a que no se puede dejar de lado la labor de los cuerpos policiales y la Guardia Civil en estos actos de violencia.
Código sancionador para los agresores
Según un informe del Servicio Andaluz de Salud (SAS) de 2023,
las agresiones se centran en Atención Primaria con un 54,09 por ciento de no físicas y un 5,75 por ciento de físicas. En tanto, en Hospitalaria, se registran 27,56 por ciento de agresiones no físicas y un 12,06 de físicas, tal como indica Carmen Jiménez. "La agresión física en el 2023 fue más importante en Hospitalaria, sobre todo en las puertas de Urgencias, que están en torno a un 23,13 por ciento", sostiene.
Además, explica que pese a que las agresiones no se pueden prever, sí
es necesario el desarrollo de un régimen sancionador con el que ya cuentan comunidades como Castilla y León o Navarra, para que los hechos no queden "impunes". "Nosotros somos autoridad pública, ya no solamente a nivel de la Ley de Sanidad, sino también a través del Código Civil, y con las agresiones estás atacando a una autoridad", sostiene Jiménez, quien a su vez cuestiona que
Andalucía no tenga un código sancionador, pese al número de ataques que se producen anualmente. "Nosotros llevamos años reivindicándolo, de hecho, en 2019 realizamos un escrito argumentando normativamente esa necesidad y ese desarrollo", incide.
Por su parte, Rafael Ojeda considera que hay ausencia de medidas adicionales de parte del SAS para "impedir que el mismo paciente o el familiar sean el agresor" y que, con ello, se eviten ataques al personal sanitario. "Para nosotros es fundamental que el propio
SAS ponga en marcha un mecanismo, un reglamento sancionador de los agresores. El SAS no está actuando en muchos casos de ninguna manera, lo único que tenemos es la vía judicial, ya que se resisten a sancionar desde el punto de vista administrativo", explica.
Por último, considera importante que la "propia institución sanitaria adopte medidas que supongan una
sanción disuasoria hacia el agresor, que sepa que si agrede a un profesional va a sufrir las consecuencias de su agresión".
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