Raúl Calvo y José María Almela.
Las
agresiones por parte de
pacientes a sanitarios han ido en aumento desde que se inició la
pandemia por coronavirus. Para poder contar con
herramientas suficientes a la hora de abordar estas situaciones,
Medicina de Familia apuesta por generar
circuitos para la atención de los pacientes, contar con
vías de escape alternativas en la consulta y la
formación de los propios sanitarios en el manejo de estas situaciones de conflicto.
José María Almela, médico de Familia del
Centro Salud Cieza Oeste, en la Región de Murcia, afirma en
Redacción Médica que llegó a ser agredido mientras estaba de guardia: “Ocurrió hace diez años, mientras trababa en
Urgencias. Eran las tres de la mañana y el
hijo del paciente que estaba atendiendo me dio una bofetada. En caso de producirse una agresión, debe ser considerado como un
delito contra la autoridad. Se deben imponer penas severas a los agresores, no puede salir barato agredir a un sanitario”.
Para evitar estas situaciones, Almela apuesta por perfeccionar circuitos de atención a los pacientes: “Si no es estrictamente necesario, no se debería permitir que los familiares entrasen a la consulta con el paciente, además de que se debería colocar a
vigilantes de seguridad en todos los centros”.
Almela: "Se deben poner penas severas a los agresores, no puede salir barato agredir a un sanitario"
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Una visión muy similar es la que defiende
Raúl Calvo, médico de Familia en Camarenilla y Arcicollar (Toledo), afirmando que
la mejor manera de evitar las agresiones a sanitarios es la prevención: “Es necesario una mejora del
funcionamiento de los servicios con el personal adecuado suficiente, la reducción de las listas de espera, el fomento de la
longitudinalidad,
campañas de concienciación entre la población por parte de los poderes públicos, de los Colegios Profesionales y medidas punitivas efectivas tanto administrativas como penales contra los agresores condenados”.
Las condiciones mínimas de seguridad de una consulta
Otro aspecto que no puede pasarse por alto, según la valoración de Calvo, es el hecho de que los centros sanitarios “deben reunir
condiciones mínimas de seguridad, como son
cámaras de vigilancia activa en pasillos y zonas comunes, botones de pánico en las consultas,
vías de escape alternativas en las consultas y los trabajadores de los servicios sanitarios deben conocer su existencia y estar al tanto de las revisiones que se hagan de las mismas y de su adecuado mantenimiento”.
Contar con
una vía de escape segura es una realidad que no ocurre en todos los centros hospitalarios. “En el Centro Salud Cieza Oeste la consulta médica siempre está comunicada con Enfermería, existen puertas laterales por las que se puede escapar. Pese a ello, los
boxes de reconocimiento de hospitales solamente tienen una puerta, excepto Psiquiatría, que cuenta con dos. A veces el paciente de repente se pone agresivo y uno no sabe como manejar la situación. El botón del pánico está bien, pero puede no darte tiempo a activarlo”, expone Almela.
Calvo: "Deben de haber cámaras de vigilancia y vías de escape alternativas en las consultas"
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Por último, otra de las apuestas realizadas por parte de Calvo y que considera de vital importancia es “formar a los sanitarios en el
manejo y gestión de situación de conflicto, por si desgraciadamente llegaran a aparecer”.
La pandemia ha agudizado las agresiones a sanitarios
Desde el inicio de la pandemia por coronavirus, Almela tiene la convicción de que
el grado de agresividad ha ido en aumento entre los pacientes: “Parece que
la gente esté más tensa y no tenga espera. Los usuarios tienen muchos derechos, pero también obligaciones de comportarse con educación y respeto con las personas sanitarias. El criterio médico debe imponerse y a veces este concepto no es entendido por todos”.
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