Rogelio Altisent, Jacinto Bátiz, Marcos Gómez y Pedro Cía.
11 oct. 2016 13:30H
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La sesión de los seminarios de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica, de la Universidad de Zaragoza, que se ha celebrado en el Colegio de Médicos de Zaragoza ha puesto de manifiesto que la medicina paliativa debe tener el mismo rango científico y de calidad que la medicina curativa. Así, la sanidad debe dedicar sus mejores recursos a cuidar a los enfermos al final de la vida “como expresión de la calidad moral de una sociedad”. Pero, tal y como se ha apuntado, todo esto requiere que los profesionales adquieran una adecuada formación en esta área, tanto en los aspectos científico-técnicos como en la dimensión ética y humanística.
La sesión, en la que han participado alrededor de ciento cincuenta alumnos de cuarto de medicina, ha sido moderada por Rogelio Altisent, director de proyectos de la Cátedra. Y ha contado con la intervención, como ponentes, de Jacinto Bátiz, Jefe del Área de Cuidados Paliativos en el Hospital San Juan de Dios de Santurce y Presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Bizkaia, y de Marcos Gómez Sancho, ex Presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos y de la Comisión Central de Deontología de la OMC.
Jacinto Bátiz ha sido el encargado de plantear cómo hay enfermos que, a pesar de todos los tratamientos disponibles, tienen en algún momento de la evolución de su enfermedad, oncológica o no, “uno o más síntomas refractarios al tratamiento que le provocan un sufrimiento insoportable”. Y cómo esto obliga al médico a disminuir la consciencia del enfermo para garantizar una muerte serena. En este sentido, “la sedación paliativa se ha de considerar actualmente como un tratamiento adecuado para aquellos enfermos que son presa de sufrimientos intolerables y no han respondido a los tratamientos adecuados”.
Asimismo, ha recordado el artículo 36.5 del Código de Deontología: “La sedación en la agonía es científica y éticamente correcta cuando existen síntomas refractarios a los recursos terapéuticos disponibles y se dispone del consentimiento del paciente implícito, explícito o delegado".
No es una eutanasia lenta
Bátiz ha manifestado que la sedación no debe instaurarse como “eutanasia lenta” o como “eutanasia encubierta”, y se ha referido a las diferencias basadas en los fines primarios entre sedación en la agonía y eutanasia activa. En el primer caso, ha explicado, se busca conseguir, con la dosis mínima necesaria de fármacos, un nivel de conciencia en el que el paciente no sufra ni física, ni emocionalmente, aunque de forma indirecta pudiera acortar la vida. Mientras que con la eutanasia activa se busca deliberadamente la muerte inmediata. “La diferencia es clara desde la Ética y la Deontología Médica” ha subrayado antes de concluir: “Cuando el médico seda al enfermo que se encuentra sufriendo en fase terminal y lo hace con criterios clínicos y éticos no está provocando su muerte; está evitando que sufra mientras se muere. Está realizando una buena práctica médica”.
Por su parte, Marcos Gómez Sancho ha impartido a los alumnos una ponencia magistral sobre los últimos días de la vida y el morir en paz. Un documento de contenido filosófico-antropológico, en clave humanística, y en el que, por medio de referencias a citas de pensadores, poetas, literatos, o manifestaciones artísticas de músicos o pintores, los alumnos han podido acercarse a una realidad que forma parte de la esencia humana, y de la que difícilmente tienen conocimiento en las aulas.
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