El tabaco es el segundo factor que más incrementa el riesgo de muerte cardiovascular en mujeres.
7 sept. 2022 11:20H
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Un estudio publicado en Revista Española de Cardiología (REC), principal cabecera de REC Publications, la familia de publicaciones científicas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), demuestra que los hábitos de vida guardan una estrecha relación con la mortalidad cardiovascular de las mujeres en edad menopáusica. En concreto, los investigadores han descubierto que la actividad principal diaria que la mujer lleve a cabo en esta etapa de su vida es el factor que más se relaciona con la mortalidad cardiovascular. De esta forma, estar sentada la mayor parte de la jornada triplica el riesgo de muerte cardiovascular en mujeres mayores de 50 años, respecto a tener una actividad como caminar, llevar algún peso y/o realizar tareas de esfuerzo físico.
El tabaco es el segundo factor que más incrementa el riesgo de muerte cardiovascular en este grupo de población: las mujeres fumadoras tienen un 81,6 por ciento más riesgo de morir por esta causa que aquellas que nunca han fumado. Por otro lado, consumir verduras menos de una vez a la semana incrementa un 75,8 por ciento el riesgo de muerte cardiovascular respecto a consumirlas más de tres veces a la semana.
“El objetivo del estudio era conocer los hábitos de vida y las enfermedades crónicas asociadas con mayor riesgo cardiovascular en mujeres menopáusicas, así como construir una escala para cuantificar el riesgo de mortalidad por esta causa”, explica José Antonio Quesada, primer firmante del estudio y director del Grupo de Investigación Cardiovascular (Grincava) de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
El análisis incluyó a 5.953 mujeres, representativas de toda España, con edades comprendidas entre los 50 y los 103 años, de las cuales el 42 por ciento tenía hipertensión arterial, el 34 por ciento hipercolesterolemia y el 14 por ciento diabetes. Los investigadores realizaron un seguimiento de la mortalidad desde 2011 hasta 2017; es decir, un total de seis años. En ese periodo de tiempo, el 4 por ciento de las mujeres falleció por causa cardiovascular.
La edad, única variable con diferencias en riesgo de muerte
Respecto a las variables sociodemográficas estudiadas, la edad es la única variable que presenta diferencias en el riesgo de muerte. “Por cada año que la mujer va cumpliendo, el riesgo de mortalidad cardiovascular aumenta un 14 por ciento”, explica el investigador.
Por otro lado, los resultados del estudio han permitido la creación de una escala de riesgo específica de fácil uso y directamente aplicable a mujeres postmenopáusicas con una elevada capacidad predictiva del riesgo de muerte. La suma de los puntos de cada uno de los factores predictores refleja la probabilidad de mortalidad cardiovascular a los seis años. De forma que, con seis puntos o más en esa escala de riesgo, las probabilidades de muerte cardiovascular superan el 5 por ciento, subiendo de forma muy acusada a partir de siete puntos.
Las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC, Antonia Sambola y Milagros Pedreira consideran “muy relevantes” los resultados de este estudio porque “pueden ayudar a diseñar programas de educación sanitaria para mejorar estos aspectos”. En concreto, “los datos asocian claramente la inactividad física a mayor riesgo cardiovascular, penalizando y ensombreciendo el pronóstico en las mujeres, por lo que fomentar la actividad física con regularidad es obligado y debe incluirse en todos los programas de educación sanitaria a cualquier edad”.
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