Los signos del ataque al corazón no siempre se detectan como tales incluso con el paciente controlado en el hospital.
Un 33 por ciento de los
infartos agudos de miocardio pasa inadvertido en el propio hospital, según se deduce de
un estudio que publica The Lancet, porque al paciente no le fue diagnosticado
un ataque al corazón a pesar de haber permanecido al menos 28 días ingresado.
La investigación deja así al descubierto la
ausencia de un método que identifique los signos y síntomas del infarto agudo de miocardio para que ningún caso quede sin tratar como le corresponde desde el primer momento.
Para dar con el hallazgo, los autores del trabajo analizaron los datos de admisión hospitalaria y muerte de
135.950 personas de Reino Unido en un periodo comprendido
entre 2006 y 2010.
A partir de esa información, se propusieron identificar todos los casos de infarto agudo de miocardio diagnosticado como motivo de ingreso o comorbilidad de otras patologías, así como su desenlace clínico,
dentro de los 28 primeros días de estancia hospitalaria.
“De los pacientes que murieron por infarto agudo de miocardio, un 51 por ciento lo hizo sin haber ingresado en el hospital los 28 días anteriores al fallecimiento, en tanto que un 49 por ciento falleció dentro de los 28 días que siguieron a su admisión hospitalaria”, aclaran en el artículo.
De estos últimos, un 49 por ciento de ellos, es decir, casi la mitad, fue diagnosticado de forma correcta de infarto agudo de miocardio pero, en efecto,
al 33 por ciento no se le atribuyó diagnóstico de ataque al corazón alguno (21.677 pacientes de la muestra total), en tanto que al 18 por ciento restante se le detectaron, además, otras enfermedades concomitantes.
De este 33 por ciento
sin mención alguna, en sus primeros historiales, de infarto agudo de miocardio como diagnóstico, un 76 por ciento
permanecía en el hospital en el momento de morir.
Otras alteraciones vasculares y síntomas inespecíficos
El diagnóstico más común en este segmento de pacientes (que en realidad padecían infarto de miocardio) fue el de
otras alteraciones vasculares (35 por ciento), incluido el
fracaso cardiaco y la fibrilación auricular, así como síntomas diversos, a menudo inespecíficos, como
dolor en el pecho, disnea, síncope, alteraciones hemodinámicas o anomalías a la auscultación.
Por todo ello, los autores del estudio advierten de que no se ha investigado lo suficiente el grueso de enfermos que mueren en los hospitales, ingresados, por infarto agudo de miocardio
sin que se haya reseñado ese diagnóstico antes de su muerte aun habiendo permanecido en el hospital el paciente, o bien se haya hecho de forma indirecta como una comorbilidad a otra enfermedad.
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