Las
células marginales B, un subtipo de células del sistema inmune, tienen un efecto protector frente a la
aterosclerosis, el endurecimiento de las
arterias debido al exceso de
grasa. Así lo ha comprobado un equipo de investigadores del
Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) y de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, que han estudiado por primera vez la función específica de este tipo de células y cuyo trabajo está
publicado en la revista Nature Medicine.
"Las células B marginales presentan en su superficie unos niveles muy elevados de una proteína llamada Pdl1 y estos niveles aumentan tras la ingesta de una
dieta rica en colesterol. Pdl1 se une a otra proteína, PD1, en la superficie de un tipo de linfocito T, llamado células T reguladoras foliculares, limitando su movilidad y, por tanto, impidiendo que ejerzan sus efectos negativos sobre las placas de colesterol", ha explicado la primera autora del trabajo y doctora de la Universidad de Cambridge,
Meritxell Nus.
Las células B marginales se encuentran únicamente en el bazo del ratón, pero en los humanos también se localizan en la sangre. Durante años el papel de las células B en la
aterosclerosis ha sido un aspecto controvertido, hasta que se descubrió que era preciso que diferenciar entre distintos tipos de células B todas ellas con diferentes funciones.
Según Nus, la expresión de esta proteína Pdl1 en las células marginales es muy importante también en otros campos, como es el caso del
cáncer, ya que en la actualidad muchos
tratamientos antitumorales de inmunoterapia usan medicamentos que bloquean Pdl1.
Un “gran hallazgo” en el campo de inmunología
El estudio también ha desvelado que las células marginales B son necesarias para la completa diferenciación de las células T reguladoras foliculares. A juicio de la autora, esto supone un
"gran hallazgo" en el campo de inmunología, donde no se sospechaba que había relación alguna entre estos dos tipos celulares, ya que hasta ahora se creía que se localizaban en lugares diferentes.
Estos resultados, señalan los investigadores, pueden tener importantes implicaciones para la comprensión del
impacto de los factores ambientales, tales como las variaciones en la composición de la dieta y en la aparición o progresión de las enfermedades inmunomediadas.
El trabajo se ha financiado en parte con un proyecto del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (MEIC), el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), y en el marco del CIBER CV (ISCIII).
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