Manuel Anguita, presidente de la SEC.
Un total de
122.466 personas murieron en
España en
2017 debido a
enfermedades del sistema circulatorio, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (
INE) sobre las
causas de defunción en el país. Esto supone un
incremento del 2,2 por ciento respecto al número de muertes absolutas de 2016, año en el que fallecieron por esta causa un total de 119.778 españoles.
Aun así, el
porcentaje de fallecimientos por enfermedades cardiovasculares sigue la senda
descendente de los últimos años, suponiendo el 28,8 por ciento del total de fallecimientos, aunque se sitúa de nuevo como la
primera causa de muerte en España por delante del cáncer (26,7 por ciento) y de las enfermedades del sistema respiratorio (10,3 por ciento).
“El
descenso en el porcentaje de mortalidad cardiovascular, a pesar del incremento de muertes en cifras absolutas, se explica por el aumento del número de fallecimientos por todas las causas”, indica
Manuel Anguita, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (
SEC), quien resalta, no obstante, que “dentro del conjunto de enfermedades del sistema circulatorio, destaca el incremento de fallecimientos por insuficiencia cardiaca respecto a 2016”.
La tasa de mortalidad cardiovascular desciende por duodécimo año consecutivo (Fuente: SEC).
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Si en ese año se produjeron 17.931 defunciones por esta enfermedad, en
2017 se han registrado 19.165 fallecimientos. Esto supone la cifra más alta desde el año 2008, cuando se produjeron 20.241 muertes por insuficiencia cardiaca.
Por qué no se reducen las muertes por insuficiencia cardiaca
Anguita resalta que “existen varios factores por los que no se consigue una reducción en la tasa de mortalidad por insuficiencia cardiaca, mientras que, en los últimos años, sí se ha conseguido disminuir el número de fallecimientos por enfermedades cerebrovasculares o infarto agudo de miocardio”.
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Existencia de comorbilidades asociadas; entre las que destacan la edad, la insuficiencia renal y las enfermedades pulmonares. “Estas comorbilidades influyen mucho en el aumento de la mortalidad por insuficiencia cardiaca”, explica el presidente de la SEC.
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Falta de tratamientos que mejoren el pronóstico de la insuficiencia cardiaca con fracción de eyección conservada. Existen dos tipos de insuficiencia cardiaca: con fracción de eyección deprimida y con fracción de eyección conservada. “Si bien existen opciones terapéuticas que mejoran el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección deprimida; no ocurre lo mismo en el caso de la insuficiencia cardiaca con fracción de eyección conservada. Para ésta no existe un tratamiento adecuado que mejore el pronóstico y consiga reducir la mortalidad”. A esto hay que unir que precisamente es este tipo de insuficiencia cardiaca la que cada vez representa una mayor proporción de casos.
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Factores organizativos del sistema sanitario. Aunque existen cada vez más unidades de insuficiencia cardiaca bien estructuradas, esta enfermedad es también cada vez más prevalente. Afecta al 2,7 por ciento de la población española mayor de 45 años, al 8,8 por ciento de los mayores de 74 años y es la primera causa de hospitalización por encima de los 65 años. “Por eso, hay que mejorar la organización de la asistencia a la insuficiencia cardiaca centrada en modelos de unidades multidisciplinares con participación de atención primaria”, reflexiona el experto en cardiología.
Brecha de mortalidad entre mujeres y hombres
Las
mujeres mueren casi el doble que los hombres por insuficiencia cardiaca. Es otro de los datos que se desprende del último informe del INE, según el cual, en 2017 fallecieron por esta causa un total de
12.201 mujeres frente a
6.964 hombres.
Esa
brecha de mortalidad existente en el caso de la insuficiencia cardiaca, también se manifiesta en la mortalidad
cardiovascular total. Así, en 2017 fallecieron
10.000 mujeres más que hombres por enfermedades cardiovasculares. En concreto, se registraron 66.286 defunciones en las mujeres y 56.180 en el caso de los hombres (10.106 muertes de diferencia).
Mortalidad cardiovascular por comunidad autónoma
La tasa estandarizada de mortalidad por enfermedades cardiovasculares en nuestro país, se situó en 2017 en 238,6 muertes por cada 100.000 habitantes.
Ceuta presenta la tasa estandarizada de mortalidad por enfermedad cardiovascular más alta (342,4), seguida de
Andalucía (309,9), la
Región de Murcia (273,1) y la
Comunidad Valenciana (266,6).
En el lado contrario, la
Comunidad de Madrid (177,6), la
Comunidad Foral de Navarra (205,1) y
País Vasco (205,5) presentan las tasas estandarizadas de mortalidad cardiovascular más bajas de todo el país.
Carlos Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón (
FEC), recuerda la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión, sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso y obesidad, entre otros como el consumo de alcohol).
“
Tenemos mucho que mejorar en la prevención de las
enfermedades cardiovasculares. En este sentido hay que incidir en la importancia de seguir una dieta variada y equilibrada, teniendo en cuenta que la
dieta mediterránea es la que ha demostrado más
beneficios para la salud cardiovascular, y en la
práctica de ejercicio físico de intensidad moderada de forma regular”, concluye.
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