El campo de la cirugía cardiovascular se ha transformado de forma drástica desde que, hace hoy 55 años,
Christiaan Barnard practicara el
primer trasplante de corazón de la historia.
Cristóbal Martínez haría lo propio apenas un año después en el hospital madrileño de La Paz, aunque no logró evitar la muerte del paciente tras la operación. Desde entonces, España se ha erigido como una potencia a nivel internacional en esta disciplina, que se asoma a un nuevo salto evolutivo ante la necesidad de dar respuesta a la falta de donaciones y a las mayores necesidades de una población que tiende al envejecimiento. Ta y como precisan desde la
Organización Nacional de Trasplantes (ONT), el desarrollo de
órganos bioartificiales, los xenotrasplantes y las operaciones sin inmunosupresión constituyen, de cara a este “escenario desafiante”, las principales líneas de trabajo de los investigadores españoles.
“En España hay un caldo de cultivo y unos equipos clínicos extraordinarios para poder desarrollar este tipo de avances”, celebra a este respecto
Beatriz Domínguez-Gil, responsable de la ONT, que, en declaraciones a
Redacción Médica, incide en que la falta de disponibilidad de órganos será el “gran reto” del campo de la cirugía cardíaca a medio plazo. “De ahí que centremos nuestros esfuerzos en estas líneas de trabajo”, detalla la nefróloga gallega.
Aunque las investigaciones se encuentran todavía en una fase incipiente, los investigadores han hallado una posible solución a este problema en los órganos artificiales que “serán capaces de realizar de forma eficiente la
función del corazón”. En este sentido, Domínguez-Gil vaticina que “en los próximos años” se rompan barreras en el desarrollo de los
xenotrasplantes (en el que se usan órganos y células de especies diferentes) y la generación de órganos bioartificiales.
"Las investigaciones nos darán a medio plazo alternativas al trasplante convencional".
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Otro objetivo, apunta la directora de la ONT, se centra en el desarrollo de los trasplantes “sin inmunosupresión”, de forma que el paciente no precise de por vida recibir tratamientos “que no están exentos de efectos secundarios”. “Hay una
línea de investigación muy potente al respecto, particularmente en el Hospital Gregorio Marañón pero también en otros centros, que nos va a ayudar a conseguir evitar estos problemas y a prolongar la supervivencia de los tejidos”, asegura.
“Son líneas importantes de investigación que van a dar frutos a
medio plazo como alternativas al trasplante convencional. Pero a corto plazo, tenemos que seguir trabajando con la tecnología que disponemos y los
perfiles de donantes actuales”, añade.
España, en el ‘Big 6’ de los trasplantes cardíacos
En cualquier caso, la propia Domínguez-Gil ha celebrado los
“importantes avances técnicos” de los que se ha beneficiado la disciplina en estos 55 años. Entre otros, la directora de la ONT hace referencia a la posibilidad de utilizar corazones de personas en edad avanzada, lo que ha permitido establecer un
“nuevo perfil” de donantes más mayores. Asimismo, pone en valor la irrupción de los trasplantes cardíacos de donantes en asistolia (con ausencia de latido y de respiración espontánea durante más de cinco minutos), que solo se han practicado en Holanda, Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos, Australia y España.
“Nosotros comenzamos en 2020, y a fecha del 15 de noviembre, ya llevamos 47 trasplantes, de los cuales
11 fueron infantiles", recalca.
Finalmente, alude al avance que han supuesto los trasplantes de
grupos sanguíneos incompatibles, enfocados a niños de muy corta edad que no tienen desarrollado el sistema inmunológico. Un proceso que se empezó a practicar en España en 2018 y que ya supone el 10 por ciento de todos los trasplantes realizados en bebés (en total se han hecho 15).
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