Aspecto del primer corazón artificial flexible impreso en 3D.
Investigadores de centro ETH Zurich (Suiza) han desarrollado un
corazón artificial de
silicona que se puede
imprimir en 3D y que late como un corazón humano. El problema es que tras algo más de media hora, el material no puede soportar la tensión.
Ha sido desarrollado por Nicholas Cohrs, estudiante de doctorado en el grupo dirigido por Wendelin Stark, profesor de Ingeniería de Materiales Funcionales de ETH Zurich. Tiene el mismo tamaño y forma que un
corazón humano real: pesa 390 gramos y tiene un volumen de 679 centímetros cúbicos.
El resultado de este corazón, el primero fabricado con
materiales flexibles que se puede imprimir en 3D, ha sido publicado en la revista
Artificial Organs. Consta de ventrículos y aurículas pero tiene cámaras entre medidas donde se le inyecta un fluido para sustituir la contracción muscular.
“Nuestro objetivo no es presentar un corazón listo para implantarlo sino pensar en una
nueva dirección para el desarrollo de corazones artificiales”, señala Cohrs. Tras 3.000 latidos (alrededor de media hora), el corazón de silicona deja de funcionar. No obstante, es el primer paso hacia una nueva forma de entender un corazón artificial.
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