24 jun. 2017 14:50H
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La frase "me has roto el corazón" podría tener un significado literario. Sufrir un desamor o un desengaño amoroso conlleva riesgos severos para la salud del corazón que pueden ser irreparables. Un equipo de científicos de la Universidad de Aberdeen ha llegado a la conclusión de que el estrés emocional deja huellas en el corazón. El denominado ‘Síndrome del corazón roto’ puede dejar cicatrices físicas irrecuperables. La investigación, publicada en la revista Journal of American Society of Echocardiography, señala que este tipo de situaciones llevan a que algunas partes del corazón se llenen de pequeñas fisuras que hacen que el músculo pierda elasticidad y que no se contraiga correctamente.
En el estudio, financiado por la Fundación Británica del Corazón (BHF, por sus siglas en inglés), los científicos analizaron durante algo más de cuatro meses a 52 pacientes con edades comprendidas entre los 28 y 87 años que sufrieron la 'miocardiopatía de Takotsubo' o 'Síndrome del corazón roto'. Una enfermedad para la que hasta el momento no se recetaba ningún tratamiento y se dejaba curar con tiempo y reposo. Al parecer, en la mayoría de los casos, las heridas cicatrizan al cabo de días o semanas. El seguimiento científico realizado ha revelado que estos daños en algunas personas son de larga duración o incluso irreversibles.
Los síntomas que producen estas cicatrices son parecidos a los de un infarto de miocardio y sus consecuencias pueden ser similares. Así, entre el 3 y el 17 por ciento de las personas que padecen este síndrome mueren alrededor de cinco años después de que sean diagnosticados. En la mayoría de los casos, en concreto el 90%, se trata de mujeres que en el 70% de las veces se han visto envueltas en situaciones de estrés físico o emocional debido a la muerte repentina de un ser querido.
El 'Síndrome del corazón roto'
La 'miocardiopatía de Takotsubo' o 'Síndrome del corazón roto' fue acuñado por primera vez en Japón en los años 90. Debido a estrés emocional o físico intenso, el músculo del corazón es aturdido repentinamente, haciendo que el ventrículo izquierdo cambie de forma. En este sentido, afecta a la capacidad del órgano para bombear sangre y, en definitiva, en la calidad de vida del paciente.
Sólo en el Reino Unido 3.000 personas sufren al año esta patología, sin embargo, no existen todavía tratamientos para ella. Ya que no es solo cuestión de tiempo, la Fundación Británica del Corazón apunta a la búsqueda de medicación que permita la cura definitiva de esta cardiopatía.
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