El presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), Carlos Macaya.
15 nov. 2016 13:30H
SE LEE EN 3 minutos
El ejercicio físico como práctica regular no basta per se para eludir el riesgo de recaída en pacientes cardiacos si, el resto de la jornada, se retoman hábitos de vida sedentaria.
Se trata de la aportación original de un estudio, publicado en European Journal of Preventive Cardiology: el sedentarismo se mantiene como factor de riesgo cardiovascular aunque se compense con actividad física.
En la investigación se vio que, en efecto, más de 270 pacientes que asistían a programas de rehabilitación seguían declarando estar una media de ocho horas al día sentados (por sexos, los hombres estaban sentados hasta una hora más que las mujeres). “Estos resultados son una prueba más de la necesidad de seguir realizando actividades que fomenten la práctica diaria de ejercicio físico entre la población, y especialmente entre los pacientes cardiacos”, ha reflexionado el presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), Carlos Macaya.
Según Macaya, “los beneficios cardiovasculares en la práctica de la actividad física son innegables: mejoran la estructura y la función tanto del corazón como de los vasos sanguíneos, contribuyendo a reducir la presión arterial y la frecuencia cardiaca, los niveles de colesterol, disminuyendo el peso graso y facilitando el control de los niveles de glucosa”.
Tras un evento cardiaco, también es bueno el deporte
“Pero lo que quizás no es tan conocido es que las ventajas del ejercicio físico son también evidentes en aquellas personas que ya han sufrido un evento cardiaco”, ha incidido.
En este contexto, un metaanálisis reciente de 20 estudios realizados en pacientes con insuficiencia cardiaca, analiza la relación entre el riesgo de mortalidad e ingreso y la práctica de ejercicio físico.
Así, los investigadores han concluido que existe un riesgo de mortalidad un 18 por ciento menor entre aquellos pacientes que realizan algún tipo de actividad física. De igual manera, el riesgo de hospitalización es un 11 por ciento menor.
El efecto del ejercicio en la mortalidad y en el ingreso resulta independiente de cualquier otra característica estudiada como la edad, el sexo o la gravedad de la insuficiencia cardiaca. “Los beneficios de realizar algún tipo de deporte son por lo tanto evidentes. Eso sí”, –ha advertido Macaya–, “aquellas personas que padezcan algún tipo de enfermedad cardiovascular deben consultar previamente con su médico qué tipo de deporte, y en qué intensidad, pueden practicar”.
“Además, todos aquellos que deseen empezar a correr deben realizarse una revisión médica previa que descarte cualquier posible enfermedad”.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.