En España hay diariamente 85 personas de cada 1.000 están tomando un IBP.
El
omeprazol (y sus consecuencias) ha protagonizado uno de los
bulos asociados a la salud que en este 2019 se han propagado de móvil a móvil a través de las redes sociales como si de virus se tratase. En este caso,
la fake new estaba en un post con un titular que venía a decir que el medicamento era un protector gástrico que acaba con la salud. Pero no es cierto. Lo que tampoco implica que, de cara a los atracones navideños, se pueda tomar 'a la ligera' para protegerse frente a una futura, y muy posible,
acidez estomacal.
Un artículo publicado por Sociedad Española de Patología Digestiva (
SEPD) en 2016 revisaba la literatura sobre la seguridad de los inhibidores de la bomba de protones (
IBP), entre los que se engloba el
Omeprazol, a raíz de los numerosos estudios que relacionaban su consumo con posibles efectos adversos serios que habían creado
alarma social.
Y la conclusión, tras una revisión exhaustiva en las bases de datos de
PubMed,
Embase y
Cochrane Library, es que "los IBP son un grupo farmacológico seguro con
efectos adversos, en su mayoría
leves, como cefalea, estreñimiento, diarrea, dispepsia, erupciones cutáneas; y otros más
raros, como la hipomagnesemia sintomática, entre otros".
Alto consumo
Por otra parte, los especialistas en
Aparato Digestivo están acostumbrados a ver a pacientes que se toman Omeprazol sin saber muy bien para qué, porque se lo ha recomendado "su vecino" o se lo ha recetado su médico de Atención Primaria, tal y como señala un especialista a
Redacción Médica.
El Omeprazol pasó a ser el fármaco más consumido en envases en España en 2010
|
El trabajo elaborado por la SEPD evidencia que el consumo de
IBP en
España es
alto. Así, en el país se pasó de tomar de media unas 21,8 dosis diarias definidas por cada mil habitantes en el año 2000 a 96,57 en 2008. De esta forma, el Omeprazol pasó a ser el
fármaco más consumido en envases en España en 2010.
"Entre 2000 y 2008 la prescripción de IBP aumentó un 200 por ciento y entre 2004 y 2010 un 227 por ciento; sin embargo, el coste para las arcas públicas se incrementó solo un 21,3 por ciento suponiendo en total alrededor de 626 millones de euros. Es decir,
disminuye el coste por envase, verosímilmente por el impacto de la entrada de los genéricos, pero el gasto público se mantiene e incluso aumenta debido al notable incremento en la prescripción", explicaban.
Además señala que, en comparación con el resto de Europa, 85 personas de cada 1.000 están tomando un IBP diariamente en España, mientras que en Noruega son solo 30 de cada 1.000 y 27 de cada 1.000 en Italia.
Necesita prescripción
En este sentido, la SEPD subraya la necesidad de utilizar los IBP
solo cuando estén indicados, por el tiempo necesario, a la dosis mínima eficaz y siempre bajo prescripción facultativa. Es decir, que
no se tome como un simple protector gástrico como hacen algunos pacientes para poder hacer frente a comidas más copiosas.
"Son varios los
efectos adversos potencialmente
graves que se han relacionado con la administración continuada y a largo plazo de los IBP, pero la evidencia que apoya la asociación de estos efectos secundarios con el uso de IBP es
difícil de
interpretar y
carece del
peso necesario pudiendo estar sesgada en muchos casos", explica.
"No obstante -añaden-, existen
efectos adversos con una morbimortalidad no despreciable por lo que se debe vigilar, especialmente en situaciones de riesgo la adecuada prescripción de estos medicamentos".
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.