Su estudio es especialmente relevante ya que la dieta del recién nacido cambia drásticamente en su primer año de vida

Descrita por primera vez la microbiota intestinal de los bebés
Pilar Francino (izquierda) y María José Gosalbes.


15 ene. 2019 12:00H
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Investigadores españoles han descrito cómo funciona el metabolismo de la comunidad bacteriana intestinal durante los primeros años de vida con un nivel desconocido hasta el momento.

Los resultados ponen de manifiesto que el entorno es muy importante durante las primeras etapas del desarrollo no solo para el bebé sino también para las bacterias de su microbiota intestinal.

Bacterias y humanos coexisten en una simbiosis armoniosa: compartimos con ellas el alimento que ingerimos, que nos ayudan a metabolizar. De hecho, el 10 por ciento de la energía que obtenemos de los alimentos se debe a la acción bacteriana. Las bacterias también influyen en el desarrollo de nuestro sistema inmunológico y nervioso.

El estudio ha examinado la expresión de todos los genes bacterianos que forman parte de la microbiota intestinal del bebé a partir de muestras fecales obtenidas en cuatro puntos temporales a lo largo del primer año de vida: 7 días después de nacer; 3, 7 y 12 meses de edad.

También se realizó el análisis sobre muestras de las madres obtenidas una semana antes del parto y un año después.


Cambio crucial en la dieta del bebé


María José Gosalbes, investigadora del Ciberesp en Fisabio y primera autora del estudio, explica que “hemos explorado cómo influye el entorno sobre la expresión génica  de la comunidad de bacterias del intestino del bebé, en particular el tipo de dieta, que cambia drásticamente durante el primer año de vida principalmente con la introducción del alimento sólido”.


El hallazgo más sorprendente son los indicios de actividad de bacterias que producen butirato en el bebé


Para las bacterias del intestino “no es lo mismo alimentar de los carbohidratos de los cereales de una papilla que de la leche materna humana. En un caso y otro, las rutas bioquímicas del metabolismo son diferentes y eso requiere la expresión de genes distintos”.

Pilar Francino, investigadora principal y jefa del Área de Genómica y Salud de Fisabio, señala que, analizando cuáles son esos genes que se expresan, “hemos podido conocer en qué estado funcional se encuentran las bacterias intestinales: de qué se alimentan, si están creciendo, etc.”


Papel del butirato en bebés


El hallazgo más sorprendente son los indicios de actividad de bacterias que producen butirato en el intestino del bebé antes de que la dieta sólida sea introducida. Este ácido graso con propiedades antiinflamatorias y que sirve de alimento a las células de la pared intestinal es de reconocida importancia para la salud en adultos, pero hasta ahora se pensaba que no era tan relevante en bebés.

En los adultos, las bacterias sintetizan el butirato a partir de la fibra y otros carbohidratos complejos ingeridos en la dieta que no se encuentran en la leche materna.

Estudios posteriores tendrán que dilucidar qué sustratos están utilizando las bacterias para producir butirato en los lactantes y si este compuesto tiene las mismas funciones en los bebés y en los adultos.


Metatranscriptómica



La metatranscriptómica consiste en el análisis global de los genes que se están expresando en una comunidad bacteriana


En este estudio se ha utilizado la metatranscriptómica, que consiste en el análisis global de los genes que se están expresando en una comunidad bacteriana.

Según el estado funcional o los estímulos ambientales, las bacterias expresan unos genes u otros; de ahí que la metatranscriptómica proporcione información esencial sobre la capacidad funcional en cada momento de las bacterias intestinales.

Por su dificultad técnica, pocos laboratorios en el mundo son capaces de realizar análisis de metatranscriptómica del microbioma humano. Sin embargo, estos estudios son necesarios para comprender de forma completa la biología microbiana.
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