La
varicela es una enfermedad muy contagiosa que habitualmente afecta a los niños. Se caracteriza por la
aparición de vesículas (pequeñas ampollas) por todo el cuerpo que posteriormente se rompen, son cubiertas por una costra y curan sin dejar secuelas. En las personas que adquieren la enfermedad en la edad adulta o en aquellas con defensas bajas, la enfermedad puede ser grave.
¿Cuál es la causa de la varicela?
La varicela es una enfermedad producida por el
virus herpes-varicela zoster, el mismo virus responsable del herpes zoster.
¿Cómo se contagia la varicela?
El virus de la varicela generalmente se contagia en la infancia, adquiriéndose a través de las vías respiratorias transmitido por niños infectados. Aunque existe varicela en cualquier época del año, se producen pequeñas epidemias al final del invierno y al inicio de la primavera.
La varicela suele aparecer entre los 5 y los 9 años, produciéndose casi todos los casos en niños entre 1 y 14 años. Un porcentaje pequeño de los contagios se produce en adolescentes o en adultos.
¿Qué síntomas produce la varicela?
Tras el contagio, la varicela tarda en manifestarse (periodo de incubación) entre 10 y 21 días, generalmente entre 14 y 17 días. Los síntomas dependen de la edad de adquisición y de las defensas de la persona que la adquiere:
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En niños sanos la enfermedad se manifiesta con fiebre, malestar general y un sarpullido de pequeñas manchitas rojizas que se transforman en vesículas (ampollas) de pequeño tamaño que posteriormente se rompen formando costras. El sarpullido suele iniciarse en el tronco y en la cara y luego se extiende por las extremidades. Las ampollas pueden también aparecer en la garganta o en el interior de la vagina. Las lesiones suelen picar mucho. En ocasiones la fiebre y el malestar general preceden en un par de días a la aparición del sarpullido. Durante los 3 a 5 días de enfermedad activa van apareciendo nuevas lesiones en la piel, por lo que se pueden observar a la vez lesiones todavía en forma de ampollas junto a otras ya en fase de costra. El número de lesiones es muy variable de unas personas a otras, desde pocas hasta cientos o incluso más de mil. Desde la aparición de la vacuna hay formas leves de la enfermedad con escasa cantidad de lesiones.
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En personas adultas o con defensas bajas (cánceres, trasplantados, etc.) el número de lesiones suele ser mayor y tardan más tiempo en curar.
¿Cuáles son las complicaciones de la varicela?
Las complicaciones de la varicela son más habituales en personas con defensas bajas o cuando la infección se adquiere en la edad adulta. Las más frecuentes son:
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Sobreinfección de las lesiones de la piel por bacterias. Se trata de infecciones bacterianas que se producen en la piel como consecuencia de heridas producidas por el rascado de las vesículas.
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Afectación cerebral. Es una complicación no infrecuente en niños, incluso teniendo las defensas normales. Consiste en una meningitis leve, con dolor de cabeza y cierto grado de rigidez de nuca, o en un episodio de inestabilidad al caminar (ataxia cerebelosa). Aparece 3 semanas después de la aparición del sarpullido. Suelen ser complicaciones benignas que no requieren ingreso hospitalario. Otras complicaciones más raras y graves son la encefalitis, la mielitis transversa y el síndrome de Guillain-Barré. El tratamiento de todas estas complicaciones es sintomático dado que los antivirales no suelen mejorar su evolución.
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Afectación pulmonar (neumonía varicelosa). Es la complicación más grave de la varicela, pudiendo afectar a 1 de cada 5 adultos que la adquieren. Es especialmente grave en las mujeres embarazadas. Se manifiesta como tos, fiebre y dificultad respiratoria pocos días después de la aparición del sarpullido.
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Otras complicaciones más infrecuentes de la varicela son la afectación del corazón (miocarditis), la afectación de los ojos, la afectación del riñón, la artritis y la hepatitis.
La adquisición de una varicela por una mujer embarazada cerca del momento del parto, en los 5 días previos o en las 48 horas posteriores (varicela perinatal), se asocia con una elevada mortalidad para el bebé.
¿Cómo se diagnostica la varicela?
El diagnóstico de la varicela es sencillo dado que las lesiones suelen ser muy características. Sin embargo, actualmente muchos niños vacunados desarrollan formas leves de la enfermedad con manifestaciones cutáneas atípicas que dificultan su diagnóstico. El diagnóstico también puede hacerse mediante análisis de sangre o mediante el análisis del contenido de las vesículas, aunque generalmente no es necesario.
¿Es contagiosa la varicela?
La varicela es muy contagiosa. El contagio se produce por vía respiratoria. Una persona con varicela puede contagiar la enfermedad desde 48 horas antes de que le aparezcan las lesiones de la piel y durante todo el periodo de aparición de ampollas, hasta que tiene todas las lesiones en fase de costras. Por tanto no debe acudir al colegio ni ponerse en contacto con otros niños hasta que todas las lesiones se encuentren en fase de costra.
¿Puede prevenirse la varicela?
La varicela puede prevenirse siguiendo las siguientes recomendaciones:
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Actualmente existe disponible una vacuna frente a la varicela que ha sido incluida dentro del calendario vacunal. Esta vacuna evita la aparición de varicela o lleva a que la varicela que se tenga sea leve.
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En niños con defensas bajas y en mujeres embarazadas que hayan tenido un contacto cercano con una persona con varicela (que vivan en la misma casa, acudan a la misma clase, que sean compañeros de juegos, etc.) que no hayan sido vacunadas y que no hayan tenido varicela, existe indicación para poner inmunoglobulina frente a virus del herpes zoster y protegerles así de la posible infección. La inyección de inmunoglobulina frente a virus del herpes zoster solo está indicada si no han pasado más de 96 horas desde la exposición. La inmunoglobulina también debe ponerse en recién nacidos de madres que hayan adquirido una varicela desde 5 días antes hasta 2 días después del parto, en prematuros mayores de 28 semanas con una madre que no ha tenido varicela ni haya sido vacunada y en todos los prematuros menores de 28 semanas.
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Puede utilizarse la administración de antivirales como medida preventiva en personas de alto riesgo de contagio que no sean candidatas a la vacuna o que lleven más de 96 horas desde el posible contagio.
¿Cuál es el pronóstico de la varicela?
El pronóstico de la varicela es en general bueno, con curación completa sin secuelas. Raramente la enfermedad puede ser grave en personas con defensas bajas o si la infección aparece en adultos.
¿Cuál es el tratamiento de la varicela?
El tratamiento de la varicela es habitualmente sintomático.
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La fiebre puede tratarse con paracetamol o ibuprofeno. La aspirina está contraindicada ya que se han descrito casos de daño hepático fulminante (síndrome de Reye).
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Se debe mantener una higiene muy cuidadosa, siendo obligado el baño diario.
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Debe evitarse el rascado de las lesiones, por lo que en niños es recomendable cortarles las uñas.
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El picor puede reducirse con antihistamínicos orales, con baños de agua tibia, con baños de avena o con compresas húmedas, debiéndose evitar lociones para secar las lesiones.
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En adolescentes o adultos en los que la enfermedad lleva menos de 24 horas de evolución, se puede utilizar tratamiento con antivirales (aciclovir, valaciclovir o famciclovir) durante aproximadamente una semana.
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En pacientes con defensas bajas (pacientes con cáncer o en tratamiento con medicinas que bajan las defensas) se debe poner tratamiento con antivirales (por ejemplo aciclovir intravenoso). Este tratamiento evita que se produzcan complicaciones graves en diversos órganos (pulmón, cerebro, etc.) aunque no reduce el tiempo de evolución de las lesiones de la piel. Si el paciente tiene las defensas ligeramente bajas puede emplearse tratamiento oral en lugar de intravenoso.
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La neumonía varicelosa también requiere tratamiento con antivirales intravenosos.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.