La
hepatitis A es una
infección del hígado producida por el virus de la hepatitis A. Se caracteriza por malestar general, náuseas, vómitos, dolor abdominal y puede aparecer una coloración amarillenta en la piel
(ictericia) que suele acompañarse de heces de color blanquecino y orina de color oscuro. Su evolución en los niños suele ser hacia la curación, aunque en un pequeño porcentaje de casos puede producirse una hepatitis fulminante que tiene una alta mortalidad, principalmente en los adultos y en las embarazadas. En los niños menores de 6 años la hepatitis A, con frecuencia, es asintomática pero muy contagiosa. Es una enfermedad de distribución universal, muy contagiosa, que nunca evoluciona a hepatitis crónica (lo que si puede ocurrir con las
hepatitis B o C). Puede presentarse como brotes en guarderías, colegios o campamentos, afectando a muchos niños a la vez.
¿Cómo se contagia la Hepatitis A?
La hepatitis A se transmite principalmente por
vía fecal-oral, es decir al contactar los virus eliminados por las heces con la boca de otro niño, bien directamente (contacto a través de las manos) o a través de agua o alimentos contaminados. Los niños enferman tras ponerse en contacto con personas infectadas, como compañeros de colegio, de guardería o hermanos.
¿Por qué es importante vacunarse?
Es importante vacunarse contra la hepatitis A porque a pesar de que es una enfermedad que evoluciona hacia la curación sin tratamiento y es poco frecuente en nuestro país, es también muy contagiosa y la vacuna que existe actualmente es muy eficaz y muy segura.
Siempre es necesario vacunarse al viajar a un país donde esta enfermedad es frecuente.
¿Quién debe recibir la vacuna y a que edad?
Las indicaciones actuales de vacunación frente a hepatitis A son:
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Viajeros a países donde es frecuente la hepatitis A y por lo tanto el riesgo de infectarse es alto. Específicamente se recomienda la vacunación de los hijos de inmigrantes nacidos en España que pasen temporadas largas con sus familia en sus países de origen, cuando en éstos sea frecuente el virus de hepatitis A (África, Centro y Sudamérica, y Asia).
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Todos los niños cuando se presenta un brote de hepatitis A en un colegio, guardería u otro centro cerrado.
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Niños que viven en orfanatos, internados o instituciones.
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Pacientes con enfermedades que aumenten el riesgo de presentar hepatitis fulminante: infectados por la hepatitis B o C o que tengan una enfermedad hepática de cualquier otra causa.
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Enfermos receptores de derivados de la sangre como los hemofílicos, etc.
La pauta de vacunación son 2 dosis separadas 6 – 12 meses, no pudiendo administrarse en niños menores de 1 año.
En España, la vacuna de la hepatitis A está incluida en el calendario de vacunación de Ceuta y Melilla, donde existe circulación del virus, y en alguna Comunidad Autónonoma más.
Vía de administración de la hepatitis A
La vacuna frente a hepatitis A debe administrarse siempre por vía intramuscular, en el brazo de los niños mayores de 1 año.
Efectos secundarios de la vacuna
Los efectos secundarios de la vacuna frente a hepatitis A suelen ser leves, como dolor o enrojecimiento en la zona de la inyección. En alguna ocasión puede presentarse fiebre, y en estos casos se administrará al niño paracetamol o ibuprofeno.
¿Qué hacer si se ha olvidado una dosis?
La segunda dosis de vacuna de hepatitis A se puede poner en cualquier momento sin necesidad de empezar de nuevo la pauta de vacunación.
Contraindicaciones
La vacuna frente a hepatitis A está contraindicada cuando haya sucedido previamente una reacción alérgica grave con la primera dosis o si el niño padece una enfermedad grave. Ante una patología común leve no se debe retrasar la vacunación. No deben vacunarse los menores de 1 año por la posibilidad de interferencia con anticuerpos maternos frente a la hepatitis A que puedan persistir en el niño.
¿Cuándo consultar con el pediatra después de la vacunación?
Se debe con sultar con el pediatra siempre que aparezca alguna reacción grave, fuera de lo normal después de la vacunación, como la aparición de fiebre muy alta o cambios del comportamiento. Las señales de una reacción alérgica grave suelen ser dificultad para respirar, ronquera, sibilancias (pitos en el pecho), ronchas y enrojecimiento de todo el cuerpo, debilidad, latidos muy rápidos del corazón y mareos. En estos casos debe consultarse inmediatamente con un médico.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.