El trastorno obsesivo-compulsivo es un
tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza por la presencia de pensamientos obsesivos e incontrolables que producen intenso nerviosismo (ansiedad), el cual lleva a realizar a
conductas compulsivas (repetitivas) rituales, dirigidas a evitar o a
alejar los pensamientos obsesivos y liberar así la tensión.
Estas conductas consumen una parte significativa del tiempo de la persona que las padece y
alteran significativamente sus actividades diarias. El paciente es consciente de que las obsesiones y compulsiones no tienen ningún sentido, pero no puede evitarlas.
¿Cuáles son las conductas compulsivas más frescuentes?
Son frecuentes las siguientes obsesiones:
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Contaminarse o a contagiarse por gérmenes.
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Encontrarse sucio.
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Temor a hacer daño a alguna persona.
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Equivocarse o comportarse de forma inadecuada.
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Tener pensamientos pecaminosos.
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Tener todo colocado de forma perfecta y simétrica.
Son frecuentes los siguientes comportamientos compulsivos:
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Lavarse repetidamente las manos, bañarse o ducharse.
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Cambiarse de ropa.
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Evitar tocar los picaportes o dar la mano a otras personas.
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Recolocar las cosas de una estancia.
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Comer de forma ritual.
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Contar repetitivamente, mentalmente o en alto.
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Rezar o repetir continuamente determinadas palabras o frases.
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Realizar cada tarea un número determinado y prefijado de veces.
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Revisar continuamente un determinado acto (por ejemplo comprobar que una puerta esté cerrada).
Es frecuente que el trastorno obsesivo-compulsivo se asocie a síntomas depresivos, trastornos de ansiedad, trastornos de la alimentación y/o tics.
El trastorno obsesivo-compulsivo se observa en un 2 por ciento a un 3 por ciento de la población en algún momento de su vida. El comienzo suele ser gradual, iniciándose en la juventud aunque puede aparecer también en la infancia. Con frecuencia las obsesiones y comportamientos van y vienen en el tiempo.
Causas del trastorno obsesivo-compulsivo
Las causas del trastorno obsesivo-compulsivo se desconocen, si bien se observan con frecuencia varios casos en la misma familia, lo que sugiere que
debe de existir algún componente hereditario. Se ha demostrado un nivel bajo de serotonina (una sustancia química) en el cerebro de estos pacientes.
El trastorno obsesivo-compulsivo puede manifestarse o puede empeorar a raíz de alguna situación traumática, como un abuso, la muerte de un ser querido, el cambio de domicilio, la presencia de problemas escolares o alguna enfermedad.
Criterios para el diagnóstico
Para el diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo se requieren los siguientes criterios:
A. Se cumple para las obsesiones y las compulsiones.
Las obsesiones se definen por la presencia de todos los siguientes criterios:
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Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y causan ansiedad o malestar significativos.
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Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real.
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La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos.
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La persona reconoce que estos pensamientos, impulsos o imágenes obsesivos son el producto de su mente y no son impuesto por alguna circunstancia o ser exterior.
Las compulsiones se definen por la presencia de estos 2 criterios:
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Comportamientos (lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones) o actos mentales (rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente. El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos; sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir, o bien resultan claramente excesivos.
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En algún momento del curso del trastorno la persona ha reconocido que estas obsesiones o compulsiones resultan excesivas o irracionales. Este punto no es aplicable en los niños.
B. Las obsesiones o compulsiones provocan un malestar clínico significativo, representan una pérdida de tiempo (suponen más de 1 hora al día) o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales (o académicas) o su vida social.
C. Si hay otro trastorno, el contenido de las obsesiones o compulsiones no se limita a él (por ejemplo, preocupaciones por la comida en un trastorno alimentario, arranque de cabellos en la tricotilomanía, inquietud por la propia apariencia en el trastorno dismórfico corporal, preocupación por las drogas en un trastorno por consumo de sustancias, preocupación por estar padeciendo una grave enfermedad en la hipocondría, preocupación por las necesidades o fantasías sexuales en una parafilia o sentimientos repetitivos de culpabilidad en el trastorno depresivo mayor).
D. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.
¿Puede prevenirse?
El trastorno obsesivo-compulsivo
no puede ser prevenido.
Pronóstico
En general, el tratamiento farmacológico y la psicoterapia son eficaces en el trastorno obsesivo-compulsivo, lo que permite a la persona llevar una vida normal o casi normal.
Tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo
no se cura por sí solo por lo que es necesario buscar ayuda médica.
Entre un 50 a un 60 por ciento de los pacientes responden adecuadamente al
tratamiento exclusivo con medicamentos. Se utilizan diversos antidepresivos. Si no hay respuesta satisfactoria pueden asociarse otras sustancias como la buspirona, los antipsicóticos o las benzodiacepinas. Tras alcanzar una respuesta adecuada suele ser necesario mantener un tratamiento prolongado.
La
terapia conductual es útil en muchos pacientes. Está dirigida a enseñar a la persona a enfrentarse a sus obsesiones y a calmar su ansiedad sin que para ello tenga que realizar sus actos compulsivos.
La
estimulación cerebral profunda (terapia electroconvulsiva) también se ha utilizado con éxito en casos graves o en aquellos casos en que no hay respuesta al resto de tratamientos.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.