Diccionario de enfermedades

Tabaquismo

¿Qué enfermedades se relacionan con el consumo de tabaco?
Se define como tabaquismo al hábito de fumar cualquier tipo de tabaco (pipa, puros o cigarrillos) de forma regular, independientemente de su cantidad. Se considera fumador a cualquier persona que haya fumado diariamente durante el último mes cualquier cantidad de cigarrillos, incluso uno.

Actualmente el tabaco causa 50.000 muertes al año en España, siendo el mayor problema de salud pública susceptible de prevención. La principal sustancia del tabaco responsable de su carácter adictivo es la nicotina, pero otros constituyentes del tabaco y su asociación a diferentes actividades sociales, también contribuyen a crear adicción.

La cantidad de tabaco fumada se suele indicar como el número de paquetes año, que se corresponde con el número de paquetes fumados al día multiplicado por los años que una persona lleva fumando (por ejemplo: cajetilla y media al día durante 10 años = 1,5 x 10 = 15 paquetes/año).

¿Qué enfermedades se relacionan con el consumo de tabaco?


El alquitrán, la nicotina y el monóxido de carbono son básicamente los componentes perjudiciales del tabaco, si bien probablemente otras muchas sustancias contribuyen a su carácter perjudicial.

El riesgo de diferentes enfermedades en las personas que consumen activamente tabaco frente a las personas que nunca han fumado es el siguiente:

El riesgo se multiplica por:

Riesgo de desarrollar:

Varones

Mujeres

Enfermedad coronaria en personas entre 35 y 64 años

2,8

3,1

Enfermedad coronaria en personas mayores de 65 años

1,5

1,6

Ictus en personas entre 35 y 64 años

3,3

4

Ictus en personas mayores de 65 años

1,6

1,5

Aneurisma de aorta

6,2

7,1

EPOC (bronquitis crónica y enfisema)

10,6

13,1

Cáncer de pulmón

23,3

12,7

Cáncer de laringe

14,6

13

Cáncer de labio, boca o faringe

10,9

5,1

Cáncer de esófago

6,8

7,8

Cáncer de vejiga y vías urinaria

3,3

2,2

Cáncer de riñón

2,7

1,3

Cáncer de páncreas

2,3

2,3

Cáncer de estómago

2

1,4

Cáncer de cervix

1,6

Leucemia mieloide aguda

1,4

1,4


Tomado de Harrison. Principles of Internal Medicine. 18th Edition página 3561.

Es decir, si de cada 100 mujeres no fumadoras 1 desarrollará a lo largo de su vida un problema de bronquios (EPOC), de cada 100 mujeres fumadoras lo desarrollarán 13.

Además de estas enfermedades, el consumo de tabaco aumenta el riesgo de enfermedad arterial periférica (claudicación intermitente) y se sospecha que aumenta el riesgo de otro tipo de cánceres como cáncer de colon, cáncer de hígado y posiblemente cáncer de mama.

Se estima que de cada 10 fumadores, 4 morirán de forma prematura como consecuencia de alguna enfermedad relacionada con el tabaco.

El consumo de tabaco durante la gestación produce un retraso en el crecimiento fetal, niños de bajo peso y favorece la muerte súbita del lactante. Además, incrementa el riesgo de complicaciones durante el embarazo.

El riesgo de cualquier tipo de enfermedad relacionada con el tabaco aumenta según aumenta la cantidad de tabaco consumida y los años de hábito tabáquico.

El riesgo de enfermedad es también mayor en los fumadores pasivos, es decir, en las personas que no fuman pero que están expuestas frecuentemente al humo del tabaco. Los fumadores pasivos adultos tienen más riesgo de sufrir cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares. Los niños que son fumadores pasivos tienen mayor riesgo de sufrir afecciones respiratorias agudas y asma.

Todas las formas de consumo de tabaco quemado (pipa, puros, cigarrillos bajos en nicotina) se asocian con las enfermedades antes referidas. Las diferencias en el riesgo de presentar una determinada enfermedad entre ellos, dependen únicamente de su frecuencia de consumo y de la intensidad de las inhalaciones.



¿Por qué es bueno dejar de fumar?


El abandono del consumo de tabaco tiene numerosas ventajas:
  • Los beneficios del abandono del tabaco ya se observan desde el primer día, normalizándose la presión arterial, la frecuencia cardiaca y el nivel de oxígeno en la sangre. El primer día se elimina la mayor parte del monóxido de carbono y de la nicotina. Además mejora el olor del aliento (que es lo primero que percibirán los que están a su alrededor) y el olor de la ropa.
  • A partir del tercer día comienzan a recuperarse el gusto y el olfato; los bronquios recuperan el mecanismo de limpieza.
  • Entre el primer y el tercer mes se respira con mayor facilidad, se deja de toser, mejora el aspecto de la piel, la capacidad para hacer ejercicio y los dientes van perdiendo el color amarillento.
  • Después de un año, el riesgo de infarto agudo de miocardio se reduce en un 50%.
  • Después de 5 años, el riesgo de cáncer de boca, esófago y vejiga se reduce en un 50%.
  • Después de 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón se reduce en un 50%.
  • Después de 15 años, el riesgo de infarto y de muerte es similar al de cualquier persona que nunca haya fumado.
Además, el abandono del tabaco mejora la higiene del hogar, aumenta la autoestima y la confianza, permite un ahorro de dinero y sirve de ejemplo de cuidado de su salud y el de su familia.

Prevención del tabaquismo


Nueve de cada diez personas inician el consumo de tabaco durante la adolescencia. El riesgo de iniciar el consumo de tabaco es mayor en hijos de padres fumadores, en población expuesta a la publicidad o a actividades que lo fomenten, en lugares donde su disponibilidad de acceso sea sencilla y en zonas donde el grado de aceptación social de su consumo sea alto. Cuanto menor sea la autoestima y el reconocimiento familiar o social de su trabajo y esfuerzo, mayor es el riesgo de ser fumador.

La prevención debe iniciarse en la edad infantil, preguntando sobre la posible exposición al tabaco, explicando sus consecuencias, indicando que cualquier tipo de tabaco es perjudicial y resaltando que la mayor parte de los adultos no fuman.

Abandono del tabaco


En una determinada persona, el proceso de interés por el abandono del tabaco es cíclico. Generalmente el paciente ha realizado varios intentos hasta que finalmente lo consigue. El médico debe interrogarle en cada visita sobre su deseo de abandonar el tabaco y le debe indicar las consecuencias de no hacerlo. Esto es especialmente importante en aquellas situaciones donde aparece una enfermedad aguda, sobre todo respiratoria, donde las posibilidades de abandono son mayores.

El tabaquismo tiene una parte de dependencia física y otra de dependencia psicológica. Mientras la primera dura unos días y puede combatirse con diversos fármacos, la segunda requiere una voluntad y concienciación importante del paciente.

El grado de dependencia física puede evaluarse mediante el test de Fagerström. Este test nos ayudará a establecer la estrategia farmacológica.

1) ¿Cuánto tiempo pasa desde que se levanta y fuma el primer cigarrillo?

Menos de 5 minutos………………… 3 puntos
De 6 a 30 minutos……………… 2 puntos
De 31 a 60 minutos……………. 1 punto
Más de 60 minutos…………….. 0 puntos

2) ¿Encuentra difícil no fumar en lugares donde está prohibido?

Sí……………………………………. 1 punto
No………………………………….. 0 puntos

3) ¿De todos los cigarrillos que consume a lo largo del día, ¿cuál es el que más necesita?

El primero de la mañana……… 1 punto
Cualquier otro…………………… 0 puntos

4) ¿Cuántos cigarrillos fuma cada día?

Menos de 10……………………. 0 puntos
Entre 11 y 20……………………. 1 punto
Entre 21 y 30……………………. 2 puntos
Más de 30……………………….. 3 puntos

5) Después de consumir el primer cigarrillo del día, ¿fuma rápidamente alguno más?

Sí……………………………………. 1 punto
No………………………………….. 0 puntos

6)¿ Fuma aunque tenga que guardar cama la mayor parte del día por tener alguna enfermedad?

Sí……………………………………. 1 punto
No………………………………….. 0 puntos

Puntuaciones:

0-2: Dependencia leve. Sin embargo, debe dejar de fumar. Como la  dependencia es leve puede conseguirlo con fuerza de voluntad
3-5: Dependencia media. Si quiere dejar de fumar sería recomendable que utilizara algún tipo de ayuda.
6-7: Dependencia alta. Debería  acudir a un programa de ayuda a la deshabituación tabáquica.
8-10: Muy alta dependencia. Debería  acudir a un programa de ayuda a la deshabituación tabáquica.


Conocer los síntomas que aparecen al dejar de fumar (síndrome de abstinencia), mejora el éxito de la deshabituación tabáquica. Estos síntomas se pueden observar ya desde varias horas después de haber dejado de fumar y se manifiestan sobre todo entre el segundo y tercer día del abandono del tabaco y van disminuyendo de intensidad hasta desaparecer en dos o tres semanas. Pueden consistir en:
  • Ansiedad o nerviosismo.
  • Depresión.
  • Somnolencia durante el día y problemas para dormir por la noche (insomnio).
  • Dolor de cabeza.
  • Aumento de apetito y del peso.
  • Dificultades para la concentración.

¿Qué consejos se recomiendan para dejar de fumar?


Cuando se decida dejar de fumar es conveniente:
  • Comunicar a todos los amigos, familia y compañeros de trabajo, el plan y la fecha para empezar. Puede ayudar el hecho de que ellos sepan por lo que usted va a pasar, y le entenderán cuando usted esté malhumorado.
  • Deshacerse de todos los cigarrillos justo antes de la fecha en la que se va a dejar de fumar.
  • Limpiar todo lo que tenga olor a humo, como prendas de vestir y muebles.
  • Evitar todas aquellas situaciones que favorezcan o usted relacione con el consumo de tabaco, fundamentalmente durante los primeros meses.
  • Saber que los primeros días son los peores, sobre todo si el abandono del tabaco se realiza sin ayuda farmacológica. Por tanto es normal sentirse triste, irritable o cansado. En los días sucesivos se encontrará mejor.
  • No caer en la tentación de fumar ni siquiera una calada.
  • Realizar comidas regulares de menor cuantía, ricas en fibra, aumentando la ingesta de agua y zumos naturales y disminuyendo la ingesta de alimentos dulces.
  • Realizar ejercicio diario, como caminar 30 minutos, montar en bicicleta o nadar.
  • Para satisfacer los hábitos orales, puede servir de ayuda el masticar chicle sin azúcar.

Medicamentos


La mayoría de personas, el 90%, dejan de fumar sin ayuda de ningún medicamento. Sin embargo otras muchas, sobre todo si la dependencia física es muy importante, necesitan ayudarse con estas medicaciones.

Existen diversos tratamientos para ayudar al abandono del tabaco:
  • Productos con nicotina. Existe una gran cantidad de sustitutivos de la nicotina dentro de los que se encuentran: parches, chicles, tabletas, vaporizadores orales o nasales. Estos tratamientos pueden ser utilizados durante varios meses y muchos de ellos llevan un programa de reducción progresiva de la dosis. En general se recomienda utilizarlos junto a alguno de los tratamientos siguientes. Sin embargo se han descrito casos de uso indefinido tras haber conseguido abandonar el consumo de tabaco. Recientemente se han observado muertes inesperadas por patología pulmonar en personas que utilizan vaporizadores.
  • Bupropion. Es un antidepresivo que se utiliza para la deshabituación tabáquica. En general se utiliza durante varios meses hasta conseguir la abstinencia.
  • Variniclina. Es un agonista del receptor de la nicotina. La dosis se eleva progresivamente y posteriormente se mantiene varios meses. Tanto la variniclina como el bupropion se inician antes de suspender el consumo de tabaco.
  • Tratamientos combinados. Utilizan los productos de nicotina junto con alguno de los otros tratamientos.
Muchos hospitales tienen unidades para el cese del tabaquismo en las que se combinan actividades de psicoterapia junto a tratamientos farmacológicos. En general el éxito de estas unidades es elevado.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.