La
rubéola congénita se produce cuando
el virus de la rubéola infecta a mujeres embarazadas. Si una mujer embarazada contrae la rubéola el niño puede morir, nacer antes de tiempo o también puede nacer con malformaciones graves (síndrome de la rubéola congénita).
¿Qué periodo del embarazo es el más peligroso?
Si la infección por el virus de la rubéola se produce durante el primer trimestre de la gestación, el feto se infecta hasta en un 81% de los casos, disminuyendo a un 25% al infectarse al final del segundo trimestre y aumentando de nuevo el riesgo en el tercer trimestre, desde un 35 % en las semanas 27-30 hasta un 100% si la infección se produce más allá de las 36 semanas.
El riesgo de desarrollar defectos congénitos (al nacer) suele limitarse a las infecciones adquiridas en las
primeras 16 semanas del embarazo. Después de la semana 20, las posibilidades de desarrollar rubéola congénita son escasas y la única secuela que puede aparecer si la infección se adquiere en el tercer trimestre es un retraso del crecimiento en el interior del útero.
En general la inmunidad de la madre (por haberse vacunado o por haber pasado la enfermedad) protege frente a la rubéola. Sin embargo se han descrito algunos casos de síndrome de rubéola congénita debidos a reinfección materna, todos ellos adquiridos en las primeras 12 semanas del embarazo.
¿Cómo se transmite la rubéola de la madre al feto?
Las embarazadas transmiten la infección al feto
por la sangre a través de la placenta. El virus daña los vasos sanguíneos fetales impidiendo la llegada de la sangre a algunos órganos.
¿Qué síntomas produce la rubéola congénita?
Los defectos más frecuentes de la rubéola congénita son:
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Sordera.
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Dificultades de aprendizaje.
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Retraso de crecimiento.
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Alteraciones cardiológicas.
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Cataratas.
Los defectos de la rubéola congénita pueden aparecer a los 2-4 años de edad.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la
infección materna se realiza mediante un
análisis de sangre. Lo ideal es realizar el análisis entre 7 y 10 días tras el sarpullido y repetirlo dos o tres semanas después.
Para el diagnóstico de la
infección del feto (diagnóstico antes de nacer o prenatal) los mejores resultados se han obtenido realizando
análisis de biología molecular (PCR) en muestras de sangre fetal.
La ecografía no es el método ideal de diagnóstico debido a la naturaleza de las malformaciones de la rubéola congénita. No obstante, le detección ecográfica de retraso en el crecimiento intrauterino debe hacer considerar, entre otras causas, la posibilidad de infección por rubéola.
¿Cuál es el tratamiento de la rubéola congénita?
El tratamiento de la madre es sintomático y su pronóstico es excelente.
En embarazadas que han tenido contacto con personas con rubéola se recomienda poner
tratamiento con gammaglobulina para evitar la infección del feto, aunque su efecto beneficioso no está claro.
¿Puede prevenirse la rubéola congénita?
Los esfuerzos para el control y la prevención de la rubéola congénita deben dirigirse hacia la
vacunación de las mujeres susceptibles, prestando especial atención a los inmigrantes procedentes de países con programas de vacunación menos amplios que el nuestro.
Las vacunas contra la rubéola están hechas con virus atenuados y pueden ser:
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Vacuna triple vírica, protege frente a sarampión, rubéola y paperas; es una vacuna segura y eficaz. Todos los niños deben recibir la primera dosis entre los 12 y los 15 meses de edad y la segunda entre los 3 y los 4 años. Los adultos no vacunados contra la rubéola deberían recibir una dosis por lo menos. Esto resulta especialmente importante en mujeres que planeen quedarse embarazadas; la vacuna disminuye el riesgo de que una mujer embarazada contraiga la rubéola. Cuando la mujer que planee quedar embarazada no está segura de si fue vacunada o no, debe hacerse un análisis de sangre para saberlo con seguridad. Tras la vacunación se debe esperar durante 4 semanas para intentar el embarazo. No se debe recibir nunca la vacuna durante el embarazo; las embarazadas no vacunadas deben vacunarse tras el nacimiento del bebé.
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Vacuna que protege únicamente frente a la rubéola; su disponibilidad puede ser difícil dada la tendencia a ser sustituida por la triple vírica.
Los programas de vacunación después del parto han disminuido de forma significativa la rubéola en mujeres no vacunadas anteriormente. La recomendación es que todas las embarazadas que no hubieran tenido contacto previo con la rubéola (análisis de sangre que demuestran que no ha existido contacto previo con rubeola) sean vacunadas después del parto.
Aunque el virus de la rubéola puede atravesar la placenta e infectar al feto no se ha descrito ningún caso de rubéola congénita en mujeres vacunadas de forma inadvertida al principio del embarazo.
¿Qué contraindicaciones existen para la vacunación?
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Enfermedad con fiebre.
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Defensas bajas.
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Alergia a la neomicina (un componente de la vacuna).
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Embarazo.
¿Se puede administrar la vacuna durante la lactancia materna?
Sí, no existen contraindicaciones para administrar la vacuna durante la lactancia materna.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.