La radioterapia consiste en la administración de una gran cantidad de radiación con el objetivo de destruir
células cancerosas, intentando hacer el menor daño posible a las células sanas de alrededor.
La radioterapia se utiliza para tratar diferentes tipos de cáncer como el cáncer de mama, el cáncer de vejiga, el cáncer de próstata, los linfomas, etc. Puede utilizarse independientemente de la cirugía o antes o después de la misma, con idea de
curar totalmente el tumor o como forma paliativa (mejorar la situación del paciente o impedir las complicaciones derivadas del tumor pero sin curarlo).
Tipos de radioterapia
La administración de radioterapia a un determinado órgano puede ser administrada de diversas maneras:
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Braquiterapia o radiación interna. La fuente de radiación se sitúa directamente en el interior o al lado del tumor y posteriormente puede o no ser retirada. La fuente de radiación libera material radioactivo durante un tiempo determinado, durante el cual se destruyen las células cancerosas. Esta fuente radioactiva se coloca en el tumor mediante la realización de una endoscopia, mediante una inyección o mediante la introducción de un catéter. El dispositivo que emite la radiación puede ser de baja intensidad, en cuyo caso se coloca durante 2 o 3 días, las 24 horas del día, mientras se está ingresada en el Hospital, o de alta intensidad, en cuyo caso se coloca durante tan solo unos minutos en diferentes días, generalmente 4 o 5, y sin necesidad de permanecer ingresado. Se puede utilizar en cánceres de próstata, de cérvix, mama, pulmón, recto, etc. Las fuentes de radiación que no se retiran se agotan con el tiempo. Dado su carácter metálico, ocasionalmente pueden activar las alarmas en los aeropuertos.
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Radiación externa o teleterapia. Utiliza un haz de radiaciones externo (generalmente producido por un acelerador lineal) que es dirigido hacia el tumor. Tras estudiar el lugar exacto que va a radiarse se coloca una especie de tatuaje en la piel para situar cada día el haz de radiación en la misma localización. Para proteger los lugares sanos de alrededor se suelen utilizar diferentes sistemas. La radioterapia se realiza en varias sesiones, habitualmente de menos de 1 hora de duración, generalmente 5 días seguidos a la semana durante varias semanas. El tratamiento no produce ningún dolor aunque puede ser algo molesto por la postura. Se utiliza para tratar los cánceres cerebrales, de pulmón, próstata, mama, colon, recto, cabeza y cuello, etc. Para disminuir el riesgo de efectos adversos y mantener una elevada radiación al lugar donde se encuentra el tumor, se han diseñado diversas aproximaciones con cálculos por ordenador que permiten administrar radiación desde diferentes localizaciones hasta converger en la misma zona lo que reduce la exposición de los tejidos sanos a la radiación. Existen diferentes sistemas de radiación externa diseñados para aumentar la potencia de radiación al tumor limitando el daño a los órganos vecinos. Entre estos sistemas se encuentran:
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Radioterapia de intensidad modulada. Es una radioterapia de gran precisión que permite ajustar la radiación a la zona exacta del tumor mediante cálculos matemáticos tridimensionales. La zona a radiar se planifica tras realizar un TAC o una resonancia magnética (RMN).
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Radioterapia estereotáctica. Es una radioterapia muy precisa, inicialmente desarrollada para tratar tumores cerebrales. El lugar a radiar se planifica con la realización de un TAC, una RMN o un TAC-PET. Dentro de este tipo de radioterapia se encuentra el gamma-knife o bisturí de rayos gamma y la terapia de haz de protones (ciclotrón).
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Radioterapia guiada por imágenes. En esta técnica se obtienen imágenes mediante radiología, ecografía, TAC, RMN o PET durante el mismo proceso de la radioterapia, para guiar mejor los haces de radiaciones. Se suele utilizar para tratar cánceres localizados en zonas propensas al movimiento como los pulmones, hígado o próstata así como tumores que se localizan al lado de zonas críticas. Habitualmente se utiliza junto a la radioterapia de intensidad modulada o la radioterapia estereotáctica.
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Radionucleótidos y radioinmunoterapia. Algunas sustancias radioactivas pueden ser inyectadas en la vena y se dirigen hacia el tumor para destruirlo:
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Algunos radionucleótidos (como el Iodo 131) tienen afinidad por el tiroides y se utiliza para el tratamiento del cáncer de esta localización. El estroncio 89 y el samario 153 tienen una gran afinidad por el hueso, sobre todo por el hueso en formación, siendo utilizados para el tratamiento de las metástasis óseas.
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La radioinmunoterapia utiliza anticuerpos dirigidos frente a células tumorales. Estos anticuerpos llevan adheridos sustancias radioactivas que destruyen dichas células. Por ejemplo anticuerpos anti-CD20 ligados a I-131 utilizados para el tratamiento de los linfomas.
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Terapia fotodinámica. Algunas sustancias (como las porfirinas) son captadas por células tumorales. La aplicación de luz, generalmente a través de un laser, a las células que tienen incorporadas esas sustancias permite destruirlas. Esta aplicación se utiliza en algunos cánceres de la piel, ovario, colon, pulmón, etc.
Diferentes sustancias pueden ser utilizadas como sensibilizadoras a la acción de la radioterapia. Estos tratamientos pueden a su vez destruir por sí mismos al tumor (es decir, son quimioterapia) o ser tratamientos cuya utilidad se limita a aumentar la eficacia posterior de la radioterapia.
¿Cuáles son los efectos secundarios de la radioterapia?
Unas personas pueden tener efectos adversos importantes con la radiación mientras que otras apenas notan nada. Los efectos adversos dependen del tipo de radioterapia empleada, de la dosis, del lugar donde se aplique y el estado previo de salud del paciente. Los efectos adversos pueden ser generales o locales. A su vez pueden ser agudos (tempranos) o crónicos (tardíos):
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Efectos adversos tempranos
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Generales. La radioterapia puede producir cansancio, pérdida de apetito, náuseas y vómitos. Estas alteraciones pueden ser muy importantes en algunas personas e insignificantes en otras.
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Locales:
-Los más importantes se sitúan a nivel de la piel. En general son parecidos a los que se producen tras una exposición mantenida e intensa al sol. Se suele perder el vello o el pelo en el lugar de la administración de la radioterapia, siendo frecuente que la piel tome un color rojizo u oscuro. En ocasiones puede aparecer inflamada y con ampollas, o seca con tendencia a pelarse y picar.
-En la radioterapia de cabeza o cuello puede producirse sequedad de boca, aparición de úlceras orales, dolor en la boca, dolor al tragar, alteraciones en la audición y alteraciones en la función del tiroides.
-En la radioterapia dirigida al cerebro o al cuero cabelludo puede perderse pelo en la cabeza, el cual suele recuperarse posteriormente.
-En la radioterapia del tórax pueden producirse náuseas, vómitos y dolor al tragar como consecuencia de una inflamación del esófago (esofagitis), dolor de garganta, tos y dificultad para respirar como consecuencia de la afectación del pulmón (neumonitis) o afectación de la médula espinal (mielitis).
-En la radioterapia del abdomen y pelvis puede producirse pérdida de apetito, náuseas, vómitos y diarrea por irritación del aparato digestivo. La diarrea pueda tardar varias semanas en aparecer. Pueden también producirse molestias urinarias por afectación de la vejiga (cistitis), sequedad vaginal en la mujer, dispareunia (dolor al mantener relaciones sexuales) e impotencia en los varones, etc. La radioterapia puede producir amenorrea (desaparición de la regla) y esterilidad dependiendo de dónde se aplique, de su intensidad y de la edad de la persona que la recibe. Se debe hablar con el médico sobre esta posibilidad. En varones, la irradiación que afecte a los testículos puede también producir esterilidad por lo que en ocasiones es conveniente contactar con un banco de esperma
La mayoría de estos efectos adversos desaparecen al suspender el tratamiento.
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Los efectos adversos tardíos o a largo plazo, pueden tardar meses o años en aparecer una vez concluida la radioterapia y suelen ser permanentes:
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Daño crónico del pulmón, fibrosis pulmonar.
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Estrechamientos del esófago o estrechamiento del intestino que puede llevar a una obstrucción intestinal.
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Alteraciones del gusto y el olfato.
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Dolor abdominal y diarrea crónica.
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Irritación crónica de la zona del ano o de la vejiga urinaria.
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Cambios crónicos en la piel.
Se ha descrito una mayor frecuencia de cánceres de diferentes localizaciones en personas que recibieron radioterapia, generalmente en la edad infantil o en la adolescencia. Las probabilidades de desarrollar un cáncer son, sin embargo, pequeñas.
Cuidados y manejo de las complicaciones en las personas que reciben radioterapia
Durante y después de recibir radioterapia se debe de tener ciertos cuidados:
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El cansancio puede ser importante e interferir en las actividades diarias y en las relaciones sociales. Se debe mantener un equilibrio entre el descanso necesario y la actividad física. Se deben evitar las actividades que requieran mucho esfuerzo y se deben realizar primero las actividades más prioritarias, dejando para el final del día aquellas que no sean tan importantes y que puedan dejarse de hacer si el cansancio lo impide. Hay que recordar que se trata de un cansancio que probablemente sea temporal y que desaparecerá tras concluir el tratamiento.
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La pérdida de apetito es frecuente. Se debe intentar mantener una dieta adecuada y para ello puede ser necesario comer poca cantidad varias veces al día en lugar de realizar 3 grandes comidas. Se recomienda comer cuando se tiene hambre intentando que sean comidas nutritivas.
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Cuidado de la piel. Para cuidar la piel se debe:
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No rascarse o rasparse sobre la zona de piel a través de la cual se ha recibido la radioterapia.
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Evitar exponerla al sol. Se debe evitar dicha exposición durante al menos 1 año tras haber finalizado la radioterapia.
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Evitar llevar prendas muy apretadas sobre ella.
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No aplicar objetos muy fríos o muy calientes sobre la piel.
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Se pueden aplicar cremas hidratantes, como cremas con aloe vera.
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Se debe evitar cubrir la zona con gasas o vendas a no ser que lo recomiende el médico.
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Problemas en la boca. Es aconsejable acudir al dentista antes de iniciar cualquier radioterapia que pueda afectar a la boca, para que realice un examen adecuado e identifique y trate los problemas orales que puedan existir. Durante la radioterapia que pueda afectar a la boca, se deben evitar los alimentos ácidos o picantes, se debe evitar el alcohol y se debe de mantener una higiene oral continuada.
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Náuseas y vómitos. Suelen precisar de tratamiento específico con medicamentos. Si hay diarrea, la dieta debe incluir una menor cantidad de fibra y se deben aumentar el número de comidas al día, de menor cantidad cada una de ellas.
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El embarazo está contraindicado durante la administración de radioterapia por lo que se deben poner los medios necesarios para evitarlo.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.