Un
queloide es un
crecimiento benigno, exagerado y anormal de tejido fibroso como consecuencia de una cicatrización anormal. La cicatriz puede haber sido debida a una herida, un corte accidental o quirúrgico, una quemadura, una enfermedad de la piel (acné, varicela, etc.), la colocación de pendientes o aros (piercings), una inyección de una vacuna, etc. Los queloides son más frecuentes en gente joven.
¿Cuáles son las causas del queloide?
Las causas de esta cicatrización anormal son desconocidas. Sin embargo existe una
predisposición hereditaria a su desarrollo, por lo que deben existir factores genéticos. La cicatrización en queloide es más frecuente en personas de raza negra y en asiáticos.
¿Qué síntomas producen?
Se trata de una cicatrización anormal y exagerada en el lugar donde se ha producido una herida.
La zona queda indurada y sobreelevada y puede:
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Ser de color carne, rojo o rosada. Si se expone al sol durante el año posterior a su formación puede tomar una coloración más oscura que la piel de alrededor y quedar de este color para toda la vida.
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Protuberante (nodular) o con rebordes.
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Producir picor, dolor o alteraciones en la sensibilidad.
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Irritarse con el roce.
¿Cómo se diagnostican?
Se trata de un
diagnóstico clínico. En escasas ocasiones puede ser necesario realizar una biopsia para descartar otro tipo de lesiones de la piel.
¿Cuál es el pronóstico del queloide?
En ocasiones, con el paso del tiempo, pueden reducir su tamaño y volverse más planos y menos visibles.
¿Pueden prevenirse?
Las personas que tienden a cicatrizar con formación de queloides deben
evitar realizarse heridas, cirugías, piercings o cualquier otro tipo de lesión innecesaria.
El tratamiento con una
crema anti-inflamatoria (imiquimod) puede reducir la formación de queloides en personas que tengan facilidad para desarrollarlos. Esta crema puede ser utilizada tras hacerse una herida o tras haberse extirpado un queloide mediante cirugía, para evitar que vuelva a reaparecer.
En heridas recientes se debe
evitar la exposición solar sobre la herida durante varios meses y durante mucho más tiempo (año y medio) en las heridas de los niños. Para ello se debe cubrir con una tirita o apósito o se debe aplicar una crema de protección total.
¿Cuál es el tratamiento de los queloides?
Dependiendo del tamaño, de las molestias que produce, de su localización y de su apariencia, se recomienda o no poner un determinado tratamiento. En ocasiones el tratamiento utilizado puede aumentar el tamaño del queloide. Si se considera necesario tratar se puede:
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Inyectar corticoides en su interior. Suele ser la primera aproximación para cualquier queloide. Aproximadamente 7 de cada 10 personas responden satisfactoriamente con el aplanamiento del queloide. Sin embargo muchos de ellos recurren. Generalmente las inyecciones se ponen cada mes hasta que haya mejoría.
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Escisión mediante cirugía. Suele ser la segunda opción si no hay respuesta al tratamiento con corticoides. Generalmente se combina con la inyección de corticoides. La mitad recurren, reduciéndose la recurrencia si se utilizan corticoides o crema de imiquimod sobre la cicatriz de la herida quirúrgica.
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Parches de gel de silicona. Se utilizan para tratar los síntomas, para evitar el crecimiento del queloide o para evitar su aparición en personas predispuestas que se hayan hecho una herida. Su eficacia es dudosa. Debe sin embargo esperarse varios meses para demostrar su utilidad.
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Quemar con frío (crioterapia). Suele utilizarse asociado a otros tratamientos, con respuestas satisfactorias en la mitad de los pacientes. Produce hipopigmentación en la zona tratada (queda la piel más clara), por lo que esta técnica debe evitarse en personas de piel oscura. Las sesiones de crioterapia suelen repetirse mensualmente sobre la zona.
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Quemar mediante radiación. En ocasiones se utilizan de forma eficaz para evitar la aparición de queloides sobre una herida quirúrgica o para tratar queloides que no responden a ningún otro tratamiento. Sin embargo la radiación puede asociarse a largo plazo con el desarrollo de cánceres en la zona, por lo que su uso es cuestionado.
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Quemar con láser.
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Fluoracilo intralesional. Puede usarse junto a la inyección intralesional de corticoides.
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Inyecciones de interferon alfa. Pueden reducir la recurrencias tras la extirpación quirúrgica del queloide.
A veces se precisa utilizar varias de estas acciones de forma combinada.
¿Cómo manejar las heridas en las personas con tendencia a la formación de queloides?
Si bien no existen recomendaciones universales se puede recomendar:
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Mantenga la herida húmeda y cubierta en las primeras fases de la cicatrización. Se puede colocar un lubricante y tapar con un apósito. Se deben evitar el aloe y otros compuestos procedentes de plantas que pueden producir una dermatitis alérgica y favorecer la inflamación.
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Para evitar que la zona se hiperpigmente (adquiera demasiado color), se debe tapar con cualquier tipo de apósito al menos hasta 3 meses después de haber terminado la cicatrización, y aplicar posteriormente filtro solar de protección total.
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Aplicar imiquimob sobre aquellas heridas localizadas en lugares que puedan dar problemas si apareciera un queloide, como las articulaciones o zonas de elevada presión.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.