El
prurito o picor anal es una molestia frecuente pero que tiende a ocultarse. Existen muchas circunstancias que favorecen el prurito anal, la mayoría de ellas tratables.
¿Cuáles son las causas del prurito anal?
Las causas más frecuentes de prurito anal son:
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Escapes de pequeñas cantidades de heces o de líquido desde el interior del ano, que irritan la zona anal. Esto puede ser debido a:
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Presencia de diarrea o de heces poco formadas por cualquier motivo.
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Relajación transitoria del esfínter anal, por ejemplo al dejar escapar gases.
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Anormalidades anatómicas que dificultan la limpieza de alrededor del ano (hemorroides prolapsadas o de gran tamaño).
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Irritantes procedentes de la comida: Café, cola, cerveza, tomates, chocolate, té, cítricos.
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Enfermedades anorrectales: Abcsesos, fisuras, fístulas o tumores anales. Las hemorroides internas no producen prurito anal a no ser que se prolapsen, es decir, se salgan por fuera del ano.
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Enfermedades dermatológicas: Psoriasis, dermatitis de contacto (utilización de nuevas cremas o jabones en contacto con el área), dermatitis atópica.
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Infecciones: De transmisión sexual (herpes, sífilis, gonorrea, condilomas), bacterianas (estafilococo), parasitarias (lombrices, sarna) o candidiasis.
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Causa psicológica.
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Causa desconocida (idiopático).
¿Cómo se diagnostica?
El médico debe realizar una inspección de la zona para descartar muchas de las enfermedades anteriormente mencionadas. En ocasiones, puede ser necesario realizar una biopsia de una lesión sospechosa.
¿Cuál es el tratamiento del prurito anal?
Depende de la causa que lo produzca.
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Parece razonable suspender los alimentos o bebidas que se han relacionado con el picor anal como el té, café, cola, cerveza, chocolate, tomates y cítricos.
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Deben también evitarse las medicinas que puedan favorecer el que las heces se encuentren más líquidas.
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La realización de una dieta rica en residuos (dieta rica en fibra) o la administración de medicinas que aumentan el volumen de las heces, puede ayudar a pacientes con incontinencia fecal (se les escapan las heces) o en aquellos con heces algo líquidas en los que se favorece su escape a través del ano.
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Es necesaria una buena higiene de la zona. La zona debe estar limpia y seca, para lo que puede recomendarse realizar un baño de asiento tras la defecación y así limpiar bien la zona o, si no fuera posible, utilizar toallitas húmedas para mejorar la limpieza local y posteriormente secar la zona con toallas limpias no ásperas o incluso con un secador de pelo. La utilización de polvos de talco puede ayudar a mantener la zona seca aunque en algunas personas produce más picor.
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En los casos en los que persistan las molestias, pueden utilizarse cremas con una baja concentración de corticoides, en general hidrocortisona al 1%, aplicadas 2 veces al día. No deben utilizarse de forma prolongada porque favorecen la atrofia de la piel. También pueden aplicarse cremas con óxido de zinc.
En situaciones graves en las que no se responde a ningún tratamiento, puede estar indicada la inyección de azul de metileno que destruye las terminaciones nerviosas de la zona aunque tiene diversos efectos adversos.
En caso de picor de predominio nocturno puede administrarse tratamiento con antihistamínicos por boca.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.