El parto es el proceso durante el cual se produce la salida del bebé desde el útero materno hacia el exterior.
Cuando el bebé recorre el canal del parto para salir a través de la vagina hablamos de parto vaginal, y cuando es preciso extraerlo directamente abriendo el útero de la madre mediante una intervención quirúrgica, hablamos de cesárea.
¿Cuándo se considera que el parto vaginal es normal?
La
Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia define el parto vaginal normal como el trabajo de parto en una embarazada sin factores de riesgo durante la gestación, que se inicia de forma espontánea entre las semanas 37 y 42, y que tras una evolución fisiológica termina con el nacimiento de un recién nacido normal que se adapta de forma adecuada a la vida extrauterina.
El parto vaginal normal es el único tipo de parto que se puede atender sin intervención médica, es decir, realizando el menor número posible de procedimientos activos, sin olvidar nunca la vigilancia exhaustiva del estado de la madre y del feto.
Durante el parto vaginal, el cuello del útero debe ablandarse y abrirse completamente (“borrarse”), la mujer debe empujar el bebé hacia el exterior, y el bebé realizar determinados movimientos para salir a través del canal del parto.
Un parto vaginal
puede durar desde días a semanas e incluso de minutos a horas; en general dura más tiempo con el primer hijo. El parto precipitado es el que dura un total de 2 a 3 horas desde el comienzo de las contracciones hasta la expulsión del feto. Es raro y no está bien estudiado.
La mayoría de los partos vaginales suelen llevarse a cabo sin problemas, pero en algunos casos
el bebé puede quedar atascado en el canal del parto. En esos casos, el médico o la comadrona pueden ayudarle a salir mediante un aparato que sujeta su cabeza
(fórceps o ventosa). Cuando hubiera que sacar al bebé de inmediato se realiza una cesárea.
En general
el parto es doloroso, aunque el grado de dolor es diferente en cada mujer. El dolor depende de muchos factores, como el tamaño del bebé y su posición dentro del útero. En general, el dolor es menor al principio y va aumentando con la evolución del parto.
¿Qué factores influyen en el parto?
El parto vaginal está condicionado por diferentes circunstancias que son:
-
Las contracciones uterinas. Sirven para abrir (dilatar) y acortar (borrar) el cuello del útero y para empujar al bebé para que pueda salir a través del canal del parto. Su frecuencia, intensidad y duración se pueden valorar mediante observación y palpación, o mediante monitorización. Clásicamente se ha considerado que para que el mecanismo de parto fuese adecuado, se precisaban entre 3 y 5 contracciones cada 10 minutos. Actualmente, utilizando catéteres intrauterinos que miden la presión de las contracciones se considera que el trabajo de parto es adecuado con presiones entre 200 y 250 unidades Montevideo.
-
El feto. Las características fetales que pueden afectar el parto incluyen:
-
Estática fetal. Se refiere a las relaciones espaciales entre el feto y la pelvis materna y respecto a sí mismo. Incluyen:
-La situación del feto dentro del útero. Es la relación entre el eje longitudinal del feto y el eje longitudinal de la madre. Si ambos ejes son paralelos, la situación es longitudinal, si forman un ángulo de 90° es transversa y si el ángulo es de 45°, oblicua (esta última suele ser transitoria y puede cambiar a cualquiera de las anteriores). Casi todos los fetos (99,5%) están en situación longitudinal.
-Presentación fetal. Es la parte del feto que entra primero en el canal del parto, ya sea la cabeza (presentación cefálica o de cabeza), las nalgas (presentación de nalgas), los hombros (presentación de tronco) o los pies (presentación podálica).
-Actitud fetal. Es la relación de las distintas partes fetales entre sí. La actitud normal es que la cabeza se encuentre flexionada (la barbilla se aproxima al pecho), los brazos doblados, los muslos sobre el abdomen y las piernas sobre los muslos.
-Posición fetal. Es la relación entre el dorso fetal y el lado de la madre. Hay dos variedades: derecha e izquierda.
-Estación. Es el grado de descendimiento de la presentación en relación con las espinas isquiáticas (una zona de la cadera) de la madre, indica si el bebé está muy abajo o no.
-
Presencia de anomalías fetales.
-
El canal del parto. Está formado por la pelvis y los tejidos blandos (cuello del útero, musculatura del suelo pélvico), los cuales ofrecen resistencia al paso del feto a su través. La medición de la pelvis (pelvimetría) es de escaso valor para predecir el riesgo de desproporción entre la cabeza fetal y la pelvis materna.
Etapas del parto vaginal
Aunque el parto vaginal normal es un proceso continuo, tradicionalmente se divide en tres etapas:
-
Primera etapa o Fase de dilatación. Es el intervalo de tiempo que transcurre desde el comienzo de las contracciones de parto hasta la dilatación completa del cuello uterino (10 cm). Es la fase más larga del parto y es cuando se ingresa en el hospital para seguir la evolución. A su vez se divide en:
-
Fase latente. Se caracteriza por una dilatación lenta del cuello del útero. Su duración es variable; es más larga en mujeres a las que se les induce el parto que en las que tienen partos espontáneos. Al ser la dilatación un proceso gradual es difícil determinar el momento exacto en que termina la fase latente y comienza la activa.
-
Fase activa. Se caracteriza por una dilatación más rápida del cuello uterino y porque las contracciones se vuelven más prolongadas, intensas y frecuentes. Su duración es similar tanto en partos espontáneos como en inducidos.
Las características de este periodo del parto no difieren sustancialmente entre mujeres de diferentes razas. Sin embargo, sí existen diferencias importantes entre las mujeres que no han tenido hijos anteriormente (nulíparas) y las que han dado a luz varias veces (multíparas). En mujeres primerizas se ha observado que el cuello uterino se borra (se acorta hasta dejar de ser un canal) primero y después se inicia la dilatación. En las mujeres que han tenido partos previos, ambos fenómenos (dilatación y borramiento) suceden al mismo tiempo.
Durante esta fase, la mujer debe aprovechar los momentos de descanso entre contracción y contracción para relajarse y respirar profundamente.
A finales de esta fase se puede observar la cabeza del bebé.
-
Segunda etapa o Periodo expulsivo. Es el intervalo de tiempo que transcurre desde la dilatación completa del cuello uterino (10 cm) hasta la expulsión del feto. Es la fase más agotadora. Su duración en madres primerizas oscila entre 50 y 120 minutos; en mujeres que ya han dado a luz, la duración media de este periodo es de 20 minutos, aunque se puede prolongar hasta 1 hora, sobre todo si se ha utilizado anestesia epidural.
Se caracteriza por el deseo de empujar que aparece en la madre con cada contracción, debido a un mecanismo reflejo desencadenado por la presión que ejerce la cabeza del feto en la parte baja del abdomen. Durante esta etapa la madre asume un papel más activo; debe aprovechar su deseo de empujar durante las contracciones y descansar tras las mismas. El momento más crítico es cuando la cabeza del bebé comienza a asomar a través de la vagina. Los tejidos están sometidos a una fuerte presión si no se ha realizado una episiotomía (corte realizado entre el recto y la vagina para ampliar el canal del parto) y pueden desgarrarse en cualquier momento.
Se han descrito diferencias en el periodo expulsivo dependientes de las razas y del número de hijos, aunque no por la presencia de obesidad materna.
-
Tercera etapa o Alumbramiento. Es el intervalo de tiempo que transcurre desde la expulsión del feto hasta la expulsión de la placenta. La principal complicación de este periodo es la hemorragia, que sigue siendo una causa importante de complicaciones para la madre e incluso de muerte. No existen criterios uniformes respecto a la duración de este periodo. En general y en ausencia de complicaciones, se considera que no debe durar más de 30 minutos y a partir de este tiempo se suele intervenir. La OMS define como placenta retenida a aquella que no se ha expulsado transcurrida una hora desde el nacimiento del niño.
Una vez expulsada la placenta y contraído todo el útero se considera que el parto ha terminado. Si se ha realizado episiotomía (corte realizado entre el recto y la vagina para ampliar el canal del parto), se debe cerrar mediante puntos de sutura en este momento.
Tipos de parto vaginal
-
Parto natural. Es un parto asistido por personal sanitario que se produce por vía vaginal sin precisar medicamentos, instrumentos o cirugía. Se permite que la paciente se mueva libremente y adopte la postura que ella misma elija en el momento de la expulsión.
-
Parto en el agua o hidroparto. Es una variante del parto natural. Su práctica comenzó en la década de los sesenta y es una alternativa en embarazos que transcurren sin problemas. En los países de Centroeuropa es una modalidad más a elegir como forma de parto y es ofertado por la mayoría de hospitales maternales. En España es todavía un tratamiento alternativo y caro, por lo que solo se oferta en determinados centros especializados. Solo se puede considerar que un parto es acuático cuando el bebé pasa directamente de la madre a un ambiente acuático, y no cuando el periodo de dilatación (y solo ese) se realiza en una bañera. La temperatura del agua debe estar sobre los 37° C.
Sus ventajas son:
-
Menos contracciones.
-
Disminución del dolor de parto.
-
Menos roturas de tejidos y menos episiotomías.
-
Más libertad de movimientos.
-
Para el bebé supone una forma menos traumática de llegar al mundo.
El parto bajo el agua no es aconsejable en las siguientes situaciones:
-
Diabetes mellitus.
-
Hipertensión arterial.
-
Cardiopatías.
-
Hemorragias del tercer trimestre de la gestación.
-
Desproporción entre el feto y la pelvis materna.
-
Cuando el feto no se encuentra en una posición adecuada.
-
Cuando lo desaconseja el médico obstetra.
Durante el año 2014, la Academia Americana de Obstetricia y Ginecología ha advertido sobre los riesgos para el bebé de los partos en el agua, relacionados con la posible aspiración de líquido, las infecciones o los daños en el cordón umbilical, no recomendando dicha práctica.
-
Parto ecológico o humanizado. Comparte la filosofía del parto natural y pretende eliminar algunos de sus inconvenientes. Evita cualquier intervención innecesaria, pero somete al feto a un estricto control mediante monitorización y siguiendo escrupulosamente las normas de asepsia. Durante el embarazo se realiza una preparación física mediante relajación y ejercicios de respiración. La presencia de la pareja durante el parto y la creación de un ambiente afectivo adecuado a la futura madre son muy importantes. Si todo transcurre con normalidad, el médico se limita a vigilar el periodo expulsivo y solo realiza la episiotomía (corte realizado entre el recto y la vagina para ampliar el canal del parto) si fuera necesario.
-
Parto médico o intervenido. Actualmente el control continuo del feto, el manejo prudente del trabajo de parto y la anestesia epidural constituyen las bases del parto médico. Presenta diferentes modalidades:
-
Parto inducido. Cuando el parto se retrasa o se producen complicaciones durante el mismo y es necesario acelerarlo, es posible inducirlo mediante diversos procedimientos: administrando oxitocina (la hormona que provoca las contracciones y la dilatación del cuello del útero) o rompiendo artificialmente la bolsa de las aguas (amniotomía).
-
Parto vaginal con anestesia. Hay mujeres que tienen claro que no quieren sentir dolor durante el parto y piden de antemano que se les anestesie. No obstante, aunque no se haya solicitado anestesia, la mayoría de los hospitales ofrecen la posibilidad de utilizarla en cualquier momento. En otras ocasiones, surgen complicaciones imprevistas durante el parto vaginal que hacen necesario el empleo de anestesia.
¿Cuáles son las complicaciones asociadas?
Complicaciones en el feto:
-
Disminución del aporte de oxígeno.
-
Infección, especialmente cuando transcurren muchas horas entre la rotura de la bolsa de las aguas y el comienzo del parto.
-
Lesiones por traumatismos producidos durante el parto.
Complicaciones en la madre:
-
Alteraciones en la evolución del trabajo de parto o distocias.
-
Cesárea.
-
Hemorragias.
-
Infecciones.
-
Desgarros del canal del parto.
Para conocer cuándo comienza un parto o cuándo se debe contactar con el ginecólogo o ir al hospital se debe visitar el apartado “trabajo de parto“.
¿Cuándo se debe avisar al médico tras un parto?
Tras abandonar el hospital,
se debe avisar al médico si:
-
Se sangra mucho por la vagina. Es normal sufrir un sangrado vaginal durante unas semanas después del parto, pero si el sangrado es importante o presenta coágulos de sangre grandes se debe avisar al médico.
-
Se produce un mareo o una pérdida de conocimiento.
-
Aparece fiebre.
-
Aparecen vómitos.
-
Duele en la zona del estómago.
-
Se produce un dolor de cabeza intenso, dificultad de visión o inflamación de manos y pies.
-
Se desencadena un sentimiento de tristeza o desesperación.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.