Un
mioma es un
tumor benigno del útero de crecimiento muy lento. Procede de la capa muscular y puede crecer hacia el exterior del útero, quedarse limitado a la pared del mismo, o crecer hacia el interior del útero. En ocasiones incluso sale por el cuello del útero (cervix) y aparece en la vagina. No son malignos (cancerosos), por lo que no producen invasión de otros órganos ni metástasis.
¿Cuáles son las causas del mioma?
Las causas de los miomas se desconocen, pero probablemente su crecimiento es debido en parte al estímulo de las hormonas sexuales femeninas. Por este motivo son frecuentes en la década de los 30 y los 40 años, donde existe una gran actividad hormonal. Tras la menopausia suelen reducirse espontáneamente de tamaño.
¿Qué síntomas producen los miomas?
Lo más habitual es que no produzcan ningún síntoma y se descubran de forma casual, en cuyo caso no hay que hacer nada. En algunas mujeres, sin embargo, pueden producir:
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Menstruaciones dolorosas (dismenorrea) y abundantes.
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Sensación de presión o plenitud en el interior del abdomen.
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Dolor al mantener relaciones sexuales (dispareunia).
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Necesidad de orinar con frecuencia.
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Dolor de espalda.
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A veces dificultan el embarazo o favorecen la pérdida del embrión tras el mismo.
¿Cómo se diagnostican los miomas?
El diagnóstico de mioma uterino puede sospecharse durante una exploración ginecológica y se confirma con una prueba de imagen, generalmente una ecografía.
¿Son hereditarios los miomas?
Las mujeres con familiares con miomas tienen también miomas con más frecuencia, aunque no existe un patrón hereditario concreto.
¿Pueden prevenirse los miomas?
Los miomas uterinos no pueden ser prevenidos.
¿Cuál es el pronóstico de los miomas?
Los miomas uterinos son siempre benignos. Una vez diagnosticados deben realizarse revisiones periódicas para evaluar su crecimiento.
¿Cuál es el tratamiento del mioma?
Los miomas uterinos no precisan tratamiento a no ser que produzcan molestias importantes. En personas con sangrado abundante con la menstruación o con dolor, debe valorarse la administración de anticonceptivos. Si las complicaciones son otras puede valorarse la cirugía, que puede ser de 2 tipos:
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Miomectomía. Consiste en limitarse a extirpar el mioma. Esta técnica se realiza cuando la mujer desea quedarse embarazada en el futuro. El inconveniente es que con frecuencia el tumor reaparece.
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Histerectomía. En la histerectomía se extirpa todo el útero y se asegura que no pueda reproducirse.
Además de estas técnicas también puede emplearse:
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La embolización de la arteria uterina. Consiste en realizar un cateterismo a través de la arteria femoral (en la ingle) hasta llegar a la arteria uterina. Allí se inyecta una especia de gelatina o plástico que tapona la arteria y corta el riego en la zona donde se encuentra el mioma, lo que lleva a su desaparición.
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En algunas mujeres puede inyectarse una hormona (análogo de la hormona liberadora de gonadotropina, GnRH-a) que reduce el tamaño del mioma al crear una situación transitoria de menopausia. Este tratamiento puede realizarse antes de la cirugía, para reducir el tamaño del tumor y facilitar la operación, o cuando la paciente se encuentra ya cerca de la menopausia para irlo reduciendo de tamaño y que no cause problemas.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.