La
leishmaniasis es una
enfermedad infecciosa producida por un parásito que recibe el nombre de Leishmania y que se transmite desde los animales al ser humano a través de la picadura de la hembra de unos insectos llamados flebotomus. La leishmaniasis existe en todos los continentes excepto en la Antártida y en Australia. Se estima que en todo el mundo hay entre 12 y 14 millones de personas afectadas y cada año se diagnostican 1,5-2 millones de nuevos casos. Dependiendo de la localización geográfica y de las características del paciente se producen manifestaciones clínicas muy variadas.
¿Cuáles son las causas de la leishmaniasis?
Las leishmanias son parásitos que afectan fundamentalmente a los perros, aunque pueden también infestar a otros animales. Si existe el mosquito transmisor, la enfermedad puede afectar a los humanos.
En España se diagnostican al año 4 casos por cada millón de habitantes. Las zonas donde hay más casos son Madrid, Castilla-La Mancha, Baleares y Cataluña.
¿Cómo se adquiere la enfermedad?
Los perros son los animales que con mayor frecuencia tienen leishmaniasis y en ellos produce una enfermedad grave, con afectación de la piel, las articulaciones y el riñón. Es muy importante señalar que aunque un perro esté enfermo, no puede trasmitir la enfermedad al hombre si no es a través de la
picadura del flebotomus. Estos son mosquitos pequeños que habitan fundamentalmente en climas templados y pican sin producir dolor, sobre todo por la noche. Una vez que se produce la picadura las leishmanias pueden quedarse en esa zona de la piel o diseminarse por todo el cuerpo.
¿Qué síntomas produce la leishmaniasis?
La leishmaniasis puede producir afectación sólo de la piel (leishmaniasis cutánea) o afectación diseminada por todo el organismo
(leishmaniasis visceral o kala azar). Esta última forma es más frecuente y grave en pacientes que tienen alguna alteración del sistema inmunológico (alteraciones en las defensas) como ocurre en personas con cáncer, trasplantados o enfermos portadores del virus del SIDA.
Los síntomas dependen por tanto de la localización de la enfermedad:
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Leishmaniasis cutánea. El parásito invade la zona de la picadura y se multiplica allí mismo. Produce una lesión en la piel de aspecto nodular que sin tratamiento aumenta de tamaño produciendo una depresión con una úlcera central y con bordes elevados. En niños es muy frecuente en la cara. Recibe el nombre de “botón de oriente”.
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Leishmaniasis visceral (kala-azar). El parásito invade los macrófagos (células de nuestro sistema defensivo) cercanos a la picadura, y a través de la sangre o del sistema linfático se extiende por todo el organismo. Produce fiebre muy alta, aumento del tamaño del bazo (esplenomegalia) y del hígado (hepatomegalia) y en los análisis se puede ver una anemia importante. Puede afectar también al aparato respiratorio, al aparato digestivo o al riñón, pero es mucho menos frecuente. En personas con alguna alteración de las defensas la enfermedad puede ser más grave y más difícil de tratar.
¿Cómo se diagnostica la leishmaniasis?
Para el diagnóstico de la leishmaniasis se puede hacer un análisis de sangre que detecte anticuerpos frente a las leishmanias. Sin embargo, generalmente se realiza una biopsia para ver al parásito. Esta biopsia puede hacerse directamente de la piel en casos de botón de oriente o de la médula ósea, o más raramente del hígado, en casos de enfermedad diseminada.
¿Es contagiosa la leishmaniasis?
La leishmaniasis no puede contagiarse directamente entre humanos dado que necesita del mosquito como transmisor.
¿Cómo se trata la leishmaniasis?
Los medicamentos que se emplean para tratar la leishmaniasis son los mismos para las forma cutánea y la visceral. Los más utilizados son los llamados
antimoniales (Glucantime®) y una formulación especial de la
anfotericina B (Ambisome®). El
Ambisome® es el tratamiento de elección en la forma visceral. La duración del tratamiento es mayor si el paciente tiene inmunodepresión (defensas bajas).
¿Cómo se previene el contagio?
No hay ningún medicamento ni vacuna que pueda prevenir la leishmaniasis. Si se está en lugares donde existan los flebotomus es importante evitar estar al aire libre entre el anochecer y el amanecer. Si se sale al exterior en esas horas se debe intentar cubrir la mayor parte del cuerpo con ropa. Si un perro tiene leishmaniasis no se precisan precauciones especiales si no hay mosquitos que puedan transmitir la enfermedad.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.