El alcohol (etanol) es una
sustancia tóxica que se distribuye por todo nuestro organismo tras su consumo, afectando a casi todos los órganos de nuestro cuerpo y pudiendo producir diferentes manifestaciones clínicas agudas, que dependerán de la concentración que haya alcanzado en sangre. Entre un 2 y un 10% del alcohol consumido se elimina por el pulmón (la respiración), la orina o el sudor, pero la gran mayoría (más del 90%) es metabolizado en el hígado.
La cantidad de alcohol (etanol) en sangre se expresa habitualmente en forma de gramos de etanol por cada dl de sangre y depende de varios factores:
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De la cantidad de alcohol consumida.
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De la cantidad de alcohol que pasa hacia la sangre. El alcohol se absorbe por las mucosas, como la boca, el esófago, el estómago y el colon, pero la mayoría del alcohol absorbido lo hace desde el intestino delgado. La absorción del alcohol es mayor cuando se toma con bebidas gaseosas y con el estómago vacío. Por el contrario el consumo de comida reduce la cantidad de alcohol en sangre.
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Del consumo concomitante de otras sustancias.
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Del grado de tolerancia de la persona que lo consume, es decir, de cómo está de habituado su cuerpo al consumo de alcohol.
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Del sexo. Para una misma cantidad de alcohol consumida, las mujeres alcanzan niveles más altos de alcohol en sangre.
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Del peso. Para una misma cantidad de alcohol consumida, cuanto menor es el peso, mayor es la cantidad de alcohol en sangre.
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De la edad. A igual consumo, cuanto mayor es la edad, mayor es la concentración de alcohol que se alcanza en sangre.
De todos ellos, el factor más relacionado con la cantidad de alcohol en sangre es, obviamente, la cantidad de alcohol consumida. La cantidad de alcohol consumida se contabiliza en gramos. La cantidad aproximada de gramos de alcohol que se consumen puede calcularse de la siguiente forma:
Gramos consumidos = (volumen de alcohol consumido en cc (ml)/100) x graduación del alcohol x 0,8.
Por ejemplo una lata de cerveza (300 cc) con una graduación alcohólica de 5º:
Gramos de alcohol = (330/100) x 5 x 0,8 = 13,2 gramos de alcohol.
Por ejemplo una copa de 150cc de vino de 14º de graduación alcohólica supone:
Gramos de alcohol = 150/100 x 14 x 0,8 = 16,9 gr de alcohol.
En general, por cada lata de cerveza (330cc), copa de vino de 120 cc o 40 cc de bebidas espirituosas se consumen entre 10 y 15 gramos de alcohol y es a esto lo que se considera una bebida estándar de alcohol.
Se estima que por cada bebida estándar de alcohol que se consume, la elevación de la concentración de etanol en sangre es de 0,02 g/dl.
¿Qué síntomas produce el consumo agudo de alcohol?
El consumo agudo de alcohol disminuye la actividad de las neuronas cerebrales y produce alteraciones en el comportamiento similares a las que producen otros depresores cerebrales, como los
barbitúricos o los tranquilizantes como las
benzodiacepinas (Valium®).
Desde consumos tan pequeños como una bebida alcohólica (concentraciones de alcohol en sangre de 0,02 g/dL), ya se pueden observar alteraciones en el humor, el comportamiento o en la psicomotricidad.
En ausencia de tolerancia y en función de los gramos de alcohol en sangre se puede observar:
Niveles en sangre (g/L) - Efecto
0,2 - Desinhibición, sensación de alegría
0,8 - Reducción en la capacidad motora y en el desarrollo de funciones de cálculo y pensamiento complejo
2,0 - Dificultad para hablar, incoordinación motora, irritabilidad, escasa capacidad de juicio
3,0 - Leve coma y depresión de los signos vitales
4,0 - Muerte
La intoxicación etílica se asocia a un mayor número de muertes violentas y por accidentes. El alcohol es el principal factor implicado en los accidentes de tráfico.
Además, el consumo agudo y exagerado de alcohol puede producir arritmias cardiacas graves, incluso en personas sin enfermedades cardiacas previas.
El consumo de alcohol junto con otros medicamentos, como los antihistamínicos (medicinas para tratar las alergias y algunos catarros), antidepresivos, tranquilizantes, etc. puede incrementar el efecto sedante del alcohol, aumentando la somnolencia y las posibilidades de entrar en coma.
¿Cómo se mide el consumo agudo de alcohol?
Se puede saber la cantidad de alcohol que se ha consumido mediante una análisis de etanol en el aire respirado (la prueba de soplar) o mediante un análisis de sangre.
La presencia de alcohol en el aire de la respiración ya se detecta a los pocos minutos de haber bebido y alcanza su nivel máximo aproximadamente 1 hora después de su consumo. Posteriormente, si no se sigue consumiendo alcohol, la concentración de etanol en sangre se va reduciendo. La presencia de comida en el estómago hace que la absorción del alcohol sea más lenta y que se alcance más tarde el nivel máximo de alcohol en sangre y en la respiración.
En general el organismo requiere una hora para metabolizar completamente una bebida estándar de alcohol, si bien esto varía en función del sexo y de una a otra persona.
Si la prueba del alcohol se realiza mediante un análisis de sangre, puede verse alterada si se desinfecta con alcohol el lugar del pinchazo. La prueba puede también alterarse si el paciente es diabético y tiene una cetoacidosis (una descompensación de su diabetes) o si el paciente está consumiendo jarabes que lleven alcohol en su composición. Algunas medicinas pueden alterar también los resultados.
¿Cuál es el tratamiento de la intoxicación etílica aguda?
La prioridad fundamental ante una intoxicación etílica aguda grave en un paciente con un bajo nivel de conciencia, es decir que apenas responde y está como dormido, es mantener las constantes vitales y valorar la depresión respiratoria (la capacidad para respirar). En estas circunstancias se debe trasladar al paciente de forma inmediata a un Hospital o se debe llamar inmediatamente a un servicio de emergencias. Los médicos deberán valorar la presencia de arritmias cardiacas y la presión arterial. El tratamiento suele ser la observación y el tratamiento de las complicaciones, si aparecieran.
En pacientes con intoxicación etílica y actitudes violentas, se debe proceder a calmarles y a evitar que realicen conductas de riesgo:
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Impedir que sigan consumiendo alcohol.
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Impedir que conduzcan un vehículo.
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Evitar situaciones que le pongan en riesgo: caminar por una zona peligrosa, conducir bicicletas, caminar cerca de piscinas, evitar que se introduzca en una piscina o en el mar, etc.
En determinadas situaciones, para calmarles, puede ser necesario utilizar medicaciones, como benzodiacepinas o antipsicóticos.
Intoxicación etílica y conducción
El alcohol tiene numerosas acciones negativas que interfieren en la conducción:
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Interfiere en la capacidad visual y perceptiva.
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Altera la coordinación y la capacidad psicomotriz.
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Modifica el comportamiento y la conducta.
Muchas de estas acciones empeoran con el consumo concomitante de determinados medicamentos, como antihistamínicos (que tratan la alergia, pero que también están incluidos en medicamentos para el tratamiento de catarros y resfriados), antidepresivos, tranquilizantes, antipsicóticos, etc. Algunos de estos medicamentos son utilizados para el tratamiento de la deshabituación al alcohol por lo que durante este periodo no se debe conducir.
En España los límites
máximos de alcohol permitidos para la conducción son:
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De 0,5 g de alcohol por litro de sangre, lo que se corresponde con 0,25 g de alcohol por litro de aire espirado, para la conducción de vehículos y bicicletas.
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De 0,3 g de alcohol por litro de sangre, lo que se corresponde con 0,15 g de alcohol por litro de aire espirado, para:
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La conducción de vehículos en personas con menos de 2 años de carnet de conducir.
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Conductores de mercancías, de transporte de viajeros, de autobuses de Servicio Público, de autobuses escolares, de ambulancias, de mercancías peligrosas y de transportes especiales.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.