La
sudoración excesiva o hiperhidrosis es un problema frecuente en muchas personas. Si bien habitualmente sus causas son desconocidas, a veces puede ser debida a la existencia de alguna enfermedad.
¿Cuáles son las causas de hiperhidrosis?
Además de las causas evidentes de sudoración, como el calor, el ejercicio, la fiebre, las temperaturas cálidas, la ansiedad o el consumo de alimentos muy picantes, las causas de sudoración excesiva que pueden llevar a acudir a consultar al médico son:
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Secundarias a algún estado fisiológico. La causa más frecuente es el comienzo de la menopausia, asociándose habitualmente a irregularidades menstruales y a sofocos. En ocasiones la sudoración exagerada aparece antes de que se inicien las irregularidades menstruales y frecuentemente se mantiene después de desaparecer totalmente la menstruación.
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Secundarias al consumo de algunos medicamentos. Es la segunda causa más frecuente de sudoración excesiva. Los medicamentos que pueden producir un exceso de sudoración son principalmente los antidepresivos, diversos agentes hormonales utilizados en mujeres (y en hombres para el tratamiento del cáncer de próstata), y el uso de anti-inflamatorios o aspirina. Puede también existir sudoración excesiva tras el abandono del alcohol o de otras drogas.
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Secundarias a determinadas enfermedades:
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Sudoración primaria o de causa desconocida (hiperhidrosis esencial). Suele limitarse a las palmas de las manos, plantas de los pies y axilas. Este tipo de sudoración se caracteriza porque NO suele producirse durante la noche al dormir. Frecuentemente existen otras personas en la familia con un problema similar.
¿Cuál es el tratamiento de la hiperhidrosis?
Las hiperhidrosis importantes deben ser investigadas y, si se identifica una causa secundaria, tratadas en consecuencia. El tratamiento de la hiperhidrosis incluye:
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Utilización de desodorantes. No reducen la transpiración pero evitan el mal olor corporal.
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Utilización de antitranspirantes. Taponan los conductos sudoríparos. En general los de primera línea utilizan en su composición concentraciones elevadas, del 10 al 15%, de hexahidrato de cloruro de aluminio que se aplica fundamentalmente en las axilas. Se administran por la noche durante varios días seguidos (entre 7 y 10) para utilizarse posteriormente una vez a la semana o incluso cada varias semanas. Pueden irritar la piel (lo que puede solucionarse utilizando cremas de corticoides en la zona) y estropear la ropa. No suelen ser eficaces para tratar la sudoración excesiva de las palmas de las manos y las plantas de los pies.
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Anticolinérgicos en forma de crema o pastillas (glicopirrolato y otros). Reducen la producción de sudor por las glándulas sudoríparas pero también por otras glándulas corporales (lacrimales, salivares) por lo que producen diversos efectos adversos. Por este motivo no son muy usados.
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Iontoforesis. Se utiliza para reducir la sudoración de las palmas de las manos y de las plantas de los pies. Consiste en la aplicación de una corriente eléctrica a estas zonas del cuerpo, a través de agua. Dicha corriente permite cerrar las glándulas sudoríparas. Inicialmente se dan varias sesiones semanales, entre 2 y 3, de unos 15 minutos de duración, hasta un total de unas 10 o 12 sesiones. Posteriormente se dan sesiones de mantenimiento, una sesión cada 1 a 3 semanas. Puede producir ampollas y agrietamiento de la piel.
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Inyección de toxina botulínica (Botox). La toxina botulínica o botox se puede usar para reducir la sudoración de las axilas. Su inyección en los nervios de la zona reduce la sudoración durante varios meses. Es dolorosa. Si bien algunos médicos utilizan el botox para tratar el exceso de sudoración en las palmas de las manos y las plantas de los pies, su eficacia parece menor a este nivel.
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Simpatectomía torácica endoscópica. Consiste en destruir los nervios responsables del control del sudor en los brazos. Para ello se introduce un endoscopio cerca de la axila, entre dos costillas, para destruir estos nervios. Se utiliza fundamentalmente para tratar el sudor de las manos y, más recientemente, se utiliza también para tratar la sudoración excesiva de la cara, siendo menos eficaz para la sudoración de axilas. El procedimiento es sencillo pero con potenciales complicaciones graves por lo que su recomendación se limita a casos graves.
¿Cuándo acudir al médico por una hiperhidrosis?
La sudoración no suele ser una causa para consultar al médico en sí misma. Habitualmente es un síntoma de algún cuadro clínico más amplio que lleva a una consulta médica.
Sin embargo, cuando la sudoración sea exageradamente abundante e inexplicable, puede ser conveniente acudir al médico para que realice una historia clínica y exploración detalladas y valore la necesidad de realizar análisis u otras pruebas adicionales.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.