Diccionario de enfermedades

Hernia discal

¿Puede prevenirse la hernia discal?
La hernia discal es una causa frecuente de dolor lumbar. Se trata de la herniación (salida desde el lugar donde debería permanecer) de una especie de “almohadilla” que se encuentra entre las vértebras denominada disco intervertebral, la cual sirve para amortiguar los movimientos que realiza la columna vertebral. El disco herniado comprime las raíces nerviosas que salen desde la médula espinal.

Si bien puede haber hernias discales en la zona del cuello (hernia cervical) e incluso en la zona de la columna torácica, la mayoría de las hernias discales se encuentran entre la 4ª y la 5ª vértebra lumbar (L4-L5) o entre la 5ª lumbar y el sacro (L5-S1). La hernia discal a este nivel puede comprimir el nervio ciático, encargado de dar el movimiento y la sensibilidad de la pierna, y producir un dolor denominado ciática. Las hernias discales no suelen aparecer en menores de 20 años ni en personas mayores de 70.

¿Cuáles son sus causas de una hernia discal?


Las causas de hernia discal son en la mayor parte de los casos desconocidas, pero se ha demostrado que son más frecuentes en personas obesas. En algunas ocasiones puede aparecer una hernia de disco tras un traumatismo.

¿Qué síntomas produce la hernia discal?


Muchas veces las hernias discales no producen síntomas y pueden ser un hallazgo casual. Sin embargo, suelen producir:
  • Dolor que puede estar localizado en la región lumbar o puede extenderse por el muslo, la rodilla, los gemelos e incluso llegar al pie. El dolor es debido a la compresión de las raíces nerviosas del nervio ciático que es el que recoge la sensibilidad de la pierna. A este dolor se le denomina ciática. A veces el dolor se manifiesta como una descarga eléctrica. El dolor suele aparecer en una única pierna pero en ocasiones puede afectar a las dos. A veces el dolor lumbar se extiende por las nalgas o llega a las caderas. En general aumenta con la tos, el estornudo y ante determinadas posturas, como estar sentado o cruzar las piernas.
  • Si la hernia comprime de forma importante la raíz nerviosa puede aparecer un déficit neurológico en la pierna, con pérdida de sensibilidad (acorchamiento, hormigueo o anestesia) y debilidad, lo que puede dificultar su movilidad.

¿Cómo se diagnostica una hernia discal?


El diagnóstico de hernia discal requiere una prueba de imagen, generalmente una RMN que demuestre la presencia del disco intervertebral herniado, o de una mielografía con TAC. Si existe compresión de la raíz nerviosa un electromiograma puede demostrar el daño del nervio. Debe diferenciarse de otras enfermedades que producen síntomas similares como el estrechamiento del canal foraminal, infecciones de las vértebras, traumatismos, hematomas, fracturas o tumores.

¿Es hereditaria?


Se ha demostrado una mayor frecuencia de hernia discal entre familiares, aunque no existe un claro patrón hereditario.



¿Puede prevenirse?


La aparición de hernias discales puede prevenirse si:
  • Se mantiene un peso adecuado.
  • Se realiza ejercicio regular.
  • Se mantienen posturas adecuadas al caminar, sentarse o estar de pie.
  • Al levantar objetos pesados agachándose se hace la fuerza con las piernas en lugar de con la espalda.

Pronóstico


El pronóstico de un dolor agudo de ciática es satisfactorio, desapareciendo de forma completa el dolor en los meses posteriores en la mayoría de los pacientes. La herniación del disco intervertebral desaparece también de forma espontánea en 2 de cada 3 personas.

¿Cuál es el tratamiento de la hernia discal?


En un ataque agudo de ciática se debe recomendar:
  • Vuelta a la actividad habitual a la mayor brevedad posible, no recomendándose el reposo en cama salvo las primeras 48 horas.
  • Utilización de analgésicos o anti-inflamatorios. En casos de no responder a estos tratamientos se pueden utilizar derivados opiáceos durante un tiempo no muy largo.
  • Inyecciones epidurales (en una zona de la columna) de corticoides. Mejoran el dolor de forma temporal aunque no modifican la evolución natural de la hernia de disco y no alteran la proporción de pacientes que van a necesitar cirugía.
  • Cirugía. Está indicada cuando existe un deterioro progresivo del funcionamiento del nervio ciático, dañado por la compresión, y consistente en pérdida de fuerza progresiva en la pierna. La cirugía urgente solo está indicada cuando exista un síndrome de la cola de caballo, consistente en la compresión de las últimas raíces nerviosas de la médula espinal, que se manifiesta por alteraciones en la capacidad para orinar o defecar, disminución de la sensibilidad en la zona del periné (entre el ano y la zona genital) y por debilidad o espasticidad (rigidez) de ambas piernas. La cirugía también está indicada en los pacientes que persisten con intenso dolor a pesar de un tratamiento óptimo con medicinas durante 6 a 8 semanas. La cirugía mejora el dolor aunque, pasados unos años, el grado del mismo no difiere del de los pacientes con hernia discal que no han sido operados. El tipo de cirugía que se suele practicar es extirpar una parte de la vértebra y extraer el disco herniado, con o sin fusión posterior de las vértebras (laminectomía).
  • No existen datos concluyentes de que otro tipo de acciones tengan alguna utilidad. Entre estas acciones se incluyen los masajes, la acupuntura, el TENS (estimulación nerviosa eléctrica transcutánea), las inyecciones de diversos compuestos, el tratamiento electrotérmico, el tratamiento con radiofrecuencia, etc. Por ello, estos tratamientos no deben ser actualmente recomendados de forma general en los pacientes con hernia de disco.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.