Una
gastroenteritis aguda es una inflamación del aparato gastrointestinal debido a una infección o intoxicación por alimentos. La gastroenteritis aguda (GEA) se caracteriza por la presencia de
diarrea, dolor abdominal tipo cólico (retortijones) y, en ocasiones, por la presencia de
fiebre y vómitos. El peligro de una gastroenteritis aguda es que se pierdan tantos líquidos y electrolitos que se produzca una
deshidratación.
Causas de la enfermedad
La mayoría de las gastroenteritis son
producidas por bacterias (salmonella, shigella, etc.), virus (rotavirus) o toxinas procedentes de bacterias (intoxicación alimentaria). Las gastroenteritis por toxinas no suelen producir fiebre mientras que las gastroenteritis por gérmenes que atacan la pared intestinal sí acostumbran a hacerlo. Los gérmenes o las toxinas con frecuencia están presentes en alimentos contaminados por una mala manipulación o en alimentos en mal estado.
Juan Pablo Horcajada, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, destaca que hay tres causas distintas que pueden provocar gastroenteritis aguda dependiendo del microorganismo que las genere, y se dividen entre
virus, bacterias y parásitos.
La gastroenteritis aguda producida por virus es para el experto “la más frecuente". "Se trasmite de entre personas a través de las manos, que pueden estar contaminadas por diferentes tipos de virus. Las gastroenteritis generadas por bacterias también se trasmiten de persona a persona, aunque Horcajada recuerda que “el contagio puede ser por el contacto de las bacterias con ciertos alimentos”. Un ejemplo clásico de esta situación es la
diarrea del viajero, que afecta a “personas que viajan a países con controles sanitarios más deficientes que Europa y que comen o beben agua que contiene bacterias”.
Finalmente, el experto señala a los
parásitos como la tercera causa que puede provocar una gastroenteritis aguda: “Este tipo de situación se suele dar de forma más frecuente en países en desarrollo por beber agua contaminada con este tipo de parásitos”.
Síntomas de la gastroenteritis aguda
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Dolor abdominal cólico (retortijones).
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Deposiciones de consistencia blanda o líquida (diarrea). En algunos casos, con sangre.
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Fiebre, en ocasiones muy elevada, acompañada de náuseas y vómitos.
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La pérdida de líquidos como consecuencia de la diarrea, los vómitos y/o la fiebre, puede llevar a la deshidratación, con una bajada de la presión arterial que con frecuencia se traduce en mareo o pérdida del conocimiento al incorporarse de un sillón o de la cama.
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En personas susceptibles, sobre todo en ancianos, la pérdida de líquidos puede llevar a un fallo secundario del riñón (insuficiencia renal aguda) que puede ser grave.
Dependiendo del tipo de gastroenteritis que se tenga, el jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar destaca que la que es provocada por virus “genera diarreas más acuosas, con o sin fiebre, dolor abdominal y malestar general. Este tipo de enfermedad no genera en las heces sangre o pus”. Con respecto a las diarreas generadas por bacterias, el experto relata que las que son invasivas “generan sangre, pus o moco abundante en las heces, debido a que la bacteria está invadiendo el instestino por dentro. Otras bacterias producen diarrea por toxinas, y en este caso no aparecen estos elementos en las heces”.
¿Cómo se diagnostica?
La mayoría de las gastroenteritis agudas no precisan ningún estudio concreto y desaparecen en pocos días con tratamiento sintomático. Sin embargo,
en determinadas situaciones requieren valoración médica y ocasionalmente ingreso hospitalario. Estas circunstancias son:
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Una gastroenteritis que se prolonga en el tiempo (más de 48-72 horas sin mejoría).
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Que se acompañe de sangre en las heces.
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Que produzca mucha afectación del estado general (fiebre, vómitos, deshidratación).
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Que afecte a un paciente con una enfermedad de base previa (que tenga defensas bajas, que haya recibido tratamiento antibiótico reciente, etc.).
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Que afecte a ancianos.
En todos estos casos, además de realizar análisis de sangre para conocer si hay deshidratación o daño de la función del riñón, debe solicitarse un
cultivo de las heces, si existe sospecha, búsqueda de parásitos, virus o toxinas bacterianas. Las gastroenteritis agudas deben diferenciarse de otras enfermedades que también se caracterizan por la presencia de diarrea aguda.
¿Cuál es su pronóstico?
La mayoría de las gastroenteritis son autolimitadas, es decir, desaparecen solas y no precisan ningún tratamiento específico salvo aportar los líquidos perdidos (rehidratación).
La diarrea mantenida en niños, ancianos o en personas con otras enfermedades, puede llevar a la deshidratación. También puede deshidratarse un adulto si, además de la diarrea, tiene vómitos que le impiden beber una cantidad de líquido suficiente. La deshidratación puede reconocerse por una disminución de la eliminación de orina o de las veces que se va a orinar, porque la orina se vuelve mas densa y oscura, y por la presencia de sed intensa, mareos, cansancio o un desmayo.
¿Cuál es el tratamiento de la gastroenteritis aguda?
El tratamiento de la gastroenteritis aguda consiste en una serie de medidas generales y de tratamiento específico si fuera necesario. Para el especialista, el tratamiento más importante es la
hidratación: “El peligro más importante de la gastroenteritis es que una persona se quede deshidratada, En caso que la persona esté vomitando y no pueda beber agua, la principal solución es el ingreso y poner sueros”. Otras de las soluciones destacadas por Horcajada son los “compuestos por vía oral que llevan los componentes básicos de la hidratación, como es el caso del azúcar y la sal”.
Medidas generales
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-En una gastroenteritis aguda lo más importante es reponer el líquido y los electrolitos (sales, potasio, etc.) que se están perdiendo con la diarrea. Esta reposición se realiza bebiendo líquidos. Sin embargo, en ocasiones puede ser necesario reponer los líquidos que se están perdiendo por vena (poner sueros). Se precisa poner sueros cuando la diarrea aparece en un niño muy pequeño, en un anciano que no puede beber adecuadamente o que no puede beber al mismo ritmo que pierde líquidos, o cuando la diarrea se acompaña de vómitos que hacen que todo lo que se toma por boca se eche inmediatamente. En las demás circunstancias suele valer la hidratación por boca. Para reponer líquido y electrolitos puede prepararse agua de limón (limonada alcalina: 1 litro de agua mineral o hervida + el zumo de 2 o 3 limones + una cucharadita de sal + una cucharadita de bicarbonato si hay + endulzar al gusto con azúcar), dar sobres ya preparados para mezclar con agua o tomar bebidas isotónicas. En general se recomienda que todas estas bebidas se tomen a temperatura ambiente dado que si están muy frías pueden aumentar los retortijones. Además, para evitar los vómitos, deben tomarse poco a poco, idealmente a pequeños sorbitos o a cucharadas. Se deberá tomar tanto líquido como sea necesario para no tener sed, al menos un par de litros al día.
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En los inicios de la diarrea, cuando esta es intensa, se debe mantener al paciente a dieta -absoluta, salvo la administración de los líquidos comentados. La mayoría de adultos pueden estar a dieta durante 24 o 48 horas si no tienen enfermedades asociadas. Posteriormente se debe iniciar lentamente una dieta astringente (arroz, pollo hervido, pescado blanco, manzana rallada), que debe mantenerse hasta que desaparezca la diarrea o incluso 24 horas más.
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Las medicinas para la diarrea (astringentes) como la loperamida pueden ser útiles en casos de diarrea leve, donde no haya fiebre ni sangre en las heces. No se deben dar en casos de fiebre o de sangre en las heces dado que pueden empeorar o retrasar la curación de las diarreas infecciosas.
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Si la diarrea se acompaña de fiebre debe administrarse una medicina para bajarla, por ejemplo paracetamol. Si hay dolor abdominal puede precisarse un analgésico. Si la diarrea se acompaña de náuseas o de vómitos puede necesitarse una medicina para no vomitar.
Medidas específicas
Los antibióticos solo se dan si:
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Hay una importante afectación del estado general (mucha fiebre o la personas se encuentra muy mal).
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El paciente tiene una enfermedad anterior grave (diabetes, cirrosis, insuficiencia renal crónica, insuficiencia cardiaca crónica) o que le baje las defensas (inmunocomprometidos).
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Existe emisión de sangre junto con las heces.
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El paciente tiene válvulas de corazón artificiales.
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El paciente es un anciano.
Gastroenteritis aguda y paracetamol
Con respecto al
uso del paracetamol en casos de gastroenteritis aguda, el especialista considera que es un tratamiento útil para aquellas personas que “tengan un
malestar general, ya que algunas infecciones por virus dan la sensación de tener gripe o daño a nivel general”. El principal beneficio del paracetamol es que se logra “un mayor control sintomático del dolor, pero ni mejora ni empeora el pronóstico de la gastroenteritis”.
¿Cuándo se debe acudir Urgencias por una gastroenteritis aguda?
Se debe acudir a la urgencia si:
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La diarrea es muy importante y afecta a niños, ancianos, o personas con enfermedades graves (diabetes, cirrosis, insuficiencia renal crónica, insuficiencia cardiaca crónica) o que tengan defensas bajas.
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Si se acompaña de mucha fiebre y mucho malestar general.
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Si se acompaña de emisión de sangre roja junto con las deposiciones.
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Si se acompaña de vómitos continuos que hace que el paciente eche todo lo que bebe y, por tanto, pueda deshidratarse.
Juan Horcajada es jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, coordinador del programa de Control de Infecciones y presidente del Comité de Control de Infecciones del Hospital del Mar. Además, es profesor de Medicina de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y vicedecano del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.