Diccionario de enfermedades

Fibromialgia

¿Cómo se diagnostica la fibromialgia?
La fibromialgia es una enfermedad de origen desconocido que se incluye dentro de los síndromes somáticos funcionales, caracterizada por dolores musculares crónicos (de más de 3 meses de duración) y generalizados, que limitan la actividad habitual de la persona que los padece. Es mas frecuente en mujeres jóvenes y de mediana edad.

Se estima que, en España, hasta un 2,4% de los mayores de 20 años padecen esta enfermedad, un 0,2% hombres y un 4,2% mujeres, lo que significa que existen unas 700.000 personas afectadas. La fibromialgia se asocia con frecuencia a otras enfermedades cuya causa también es desconocida, como el síndrome de fatiga crónica, el colon irritable, la enfermedad de la articulación temporomandibular, el síndrome de las piernas inquietas o la cistitis intersticial (también llamada síndrome de la vejiga dolorosa).

¿Cuáles son las causas de la fibromialgia?


Las causas de la  fibromialgia son desconocidas. La fibromialgia es más frecuente en personas de una misma familia, por lo que puede haber alteraciones genéticas que predispongan a su desarrollo. Actualmente se cree que se trata de una enfermedad derivada de una alteración en la regulación del umbral del dolor a nivel cerebral, de tal manera que los pacientes que la padecen podrían tener una hipersensibilidad al dolor o a diversos estímulos, espontánea o inducida por factores precipitantes. Los pacientes con fibromialgia experimentan dolor ante estímulos que para cualquier otra persona serían simplemente que le están tocando o presionando. Esta disfunción cerebral sería también responsable de las alteraciones en la capacidad de concentración, alteraciones de la memoria, cambios en el estado de ánimo, insomnio, depresión, etc. que tienen estos pacientes.

¿Qué síntomas produce la fibromialgia?


El síntoma principal de la fibromialgia es el dolor muscular generalizado que afecta ambos lados del cuerpo y por encima y por debajo de la cintura. En ocasiones el dolor puede ser más localizado, generalmente en el cuello o los hombros. Suele definirse como “si me hubieran dado una paliza”. El dolor puede aumentar con actividades físicas moderadas, con el estrés, la ansiedad o los cambios del tiempo. Acompañando al dolor es frecuente que aparezca:
  • Cansancio que no se resuelve tras descansar o tras dormir y que aumenta por las tardes o ante pequeñas actividades.
  • Alteraciones del estado de ánimo.
  • Alteraciones para conciliar el sueño.
  • Alteraciones en la concentración y en la memoria.
  • Dolores de cabeza.
  • Depresión y ansiedad.
  • Hormigueos y calambres en diversas partes del cuerpo, generalmente los brazos.
  • Otros síntomas como sequedad de boca o sequedad de ojos, dificultad para respirar, menstruaciones dolorosas (dismenorrea), dolor al mantener relaciones sexuales (dispareunia), disfunción sexual, sudoración, alteraciones en el peso, dolor al tragar, diarrea, estreñimiento, etc.
La exploración física no muestra hallazgos salvo dolor a la palpación en lugares concretos denominados “puntos gatillo”. La presión moderada (hasta que el lecho de la uña de la persona que explora se vuelve blanco) sobre estos lugares produce dolor que no aparece en otras zonas del cuerpo.



¿Cómo se diagnostica la enfermedad?


No existe ninguna prueba diagnóstica para la fibromialgia. Por ello, el diagnóstico requiere descartar otras causas de dolor generalizado, tener una historia sugestiva de la enfermedad y demostrar una especial sensibilidad a la presión sobre 11 de los 18 “puntos gatillo”, determinadas zonas corporales.

Deben descartarse diversas enfermedades reumatológicas como la artritis reumatoide, polimialgia reumática, espondilitis anquilosante, polimiositis y otras enfermedades de los músculos, el síndrome de apnea del sueño, el hipotiroidismo y el hiperparatiroidismo. Sin embargo, la fibromialgia frecuentemente acompaña a estas enfermedades reumatológicas.

Para su diagnóstico es necesario realizar una buena historia clínica y una exploración física, pero no es conveniente realizar pruebas diagnósticas especiales salvo una analítica básica. Dada la dificultad para aplicar adecuadamente la presión sobre los “puntos gatillo” por parte de muchos médicos, se han establecido otra serie de criterios clínicos que incluyen las 3 siguientes condiciones:
  • Dolor generalizado en 7 o más lugares y una puntuación de 5 o superior en la escala de síntomas, ó dolor generalizado entre 3 y 6 lugares, con una puntuación mayor o igual a 9 en la escala de síntomas.
  • Los lugares considerados válidos para puntuar el dolor son (el dolor en cada uno de estos sitios tiene una puntuación de 1, máxima puntuación 19):

    1. Cuello.
    2. Mandíbula lado derecho.
    3. Mandíbula lado izquierdo.
    4. Hombro izquierdo.
    5. Hombro derecho.
    6. Antebrazo izquierdo.
    7. Antebrazo derecho.
    8. Brazo izquierdo.
    9. Brazo derecho.
    10. Pecho.
    11. Abdomen.
    12. Parte alta de la espalda.
    13. Zona lumbar.
    14. Cadera, glúteo izquierdo.
    15. Cadera, glúteo derecho.
    16. Muslo izquierdo.
    17. Muslo derecho.
    18. Pierna izquierda.
    19. Pierna derecha.

  • La escala de síntomas incluye puntuar de 0 a 3 (0 nada, 1 problemas leves o intermitentes, 2 problemas considerables pero moderados, 3 problemas graves incapacitantes; máxima puntuación 12) los siguientes síntomas:

    1. Cansancio (de 0 a 3).
    2. Levantarse por la mañana sin notarse descansado (0 a 3).
    3. Alteraciones en la concentración o en la memoria (0 a 3).
    4. Otros síntomas (de 0 a 3 según su cantidad), que incluyen diarrea, febrícula, visión borrosa, boca seca, picores, dificultad para respirar, vómitos, quemazón en el estómago, alteraciones del gusto o del olfato, sensibilidad al sol, sangrado fácil, caída del pelo, dolor o urgencia para orinar, hormigueos, etc.

  • Los síntomas se han mantenido similares durante los últimos 3 meses.
  • Se han descartado otras enfermedades.

¿Cuál es el pronóstico de los enfermos?


Los pacientes con fibromialgia suelen seguir con dolores años después del tratamiento, con pocos cambios con respecto al inicio. Sin embargo, la mayoría de los pacientes se reincorpora al trabajo y la enfermedad interfiere escasamente en su vida.

Estos pacientes no tienen mayor mortalidad que el resto de la población.

¿Es hereditaria o contagiosa?


La fibromialgia no es una enfermedad contagiosa. Los familiares de pacientes con fibromialgia tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

¿Cuál es el tratamiento de la fibromialgia?


No existe ningún tratamiento que cure la fibromialgia. Antes de iniciar cualquier tratamiento es importante aceptar el diagnóstico y preocuparse por conocer la enfermedad. La fibromialgia es una enfermedad real, con muchos síntomas, pero que afortunadamente no es grave, en el sentido de comprometer la vida o algún órgano importante. A pesar de ello un porcentaje importante de pacientes se deprime durante la evolución de la enfermedad. Es importante obtener información del médico y conocer qué puede y qué no puede hacerse durante la misma. En general el tratamiento es más eficaz si es realizado por un equipo de psicólogos, psiquiatras y médicos especialistas en la enfermedad.

Recomendaciones generales
  • Se debe reducir el estrés y las situaciones estresantes. Puede ser importante aprender diversas técnicas de relajación.
  • Se deben realizar actividades que favorezcan la conciliación del sueño y, por el contrario, evitar aquellas circunstancias que puedan alterarlo.
  • Dejar de fumar.
  • Realizar una dieta sana, pobre en alcohol y excitantes.
  • Ejercicio físico. El ejercicio aeróbico mantenido en el tiempo tiene efectos beneficiosos sobre el dolor, la función física y el estado general. Sin embargo la impresión de los pacientes es que la actividad física les empeora su situación, por lo que es difícil implicarles en programas de actividad física. Por ello se requieren programas de incremento gradual de la actividad, idealmente individualizados. El objetivo es conseguir al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico tres veces por semana.
Tratamiento farmacológico

La base del tratamiento farmacológico de la fibromialgia es mejorar el dolor, favorecer un mejor sueño y quitar la ansiedad y otros síntomas asociados. Para ello se suelen utilizar:
  • Antidepresivos. Son la primera línea del tratamiento. Existen diferentes tipos de antidepresivos, que incluso pueden combinarse entre ellos o sustituirse uno por otro en caso de necesidad. Suelen iniciarse a dosis bajas y subirse hasta que se alcanza una dosis eficaz, generalmente inferior a la usada para el tratamiento de la depresión. Se suelen iniciar por la noche y, si fuera necesario, añadir también durante el día. En general mejoran las alteraciones del sueño, los dolores, el cansancio y la calidad de vida. Los antidepresivos pueden tener diversos efectos secundarios.
  • Algunos ansiolíticos pueden ser eficaces en algunas circunstancias, tanto como relajantes de los músculos como por su acción sobre algunos síntomas, como el insomnio, la inquietud de piernas, etc.
  • Pueden también utilizarse medicinas usadas para el tratamiento de la epilepsia, como la gabapentina o pregabalina. En general mejoran el dolor y la calidad de vida. Estas medicinas también pueden mejorar el sueño por lo que se suelen administrar inicialmente por la noche.
  • Para el dolor pueden usarse diferentes analgésicos no anti-inflamatorios, como el paracetamol, y cuando no sean eficaces se puede emplear tramadol. Este último debe utilizarse con cuidado por la posibilidad de que se acompañe de adicción. Los anti-inflamatorios son eficaces como analgésicos (medicinas que quitan el dolor), no porque quiten la inflamación, la cual no existe en esta enfermedad.
  • Existen otras muchas medicinas y tratamientos en investigación como la estimulación cerebral transcraneal con corrientes, cuya eficacia se determinará en el futuro.
Otros tratamientos que no incluyen medicinas

Se han demostrado eficaces:
  • Terapia de conducta cognitiva y otros tratamientos psicológicos, como relajación, biofeedback, etc. Estos tratamientos reducen moderadamente el dolor en el medio a largo plazo, reducen los problemas de sueño y mejoran la depresión.
  • Otros tratamientos. La práctica de tai-chi y yoga han demostrado mejoría clínica en algunos estudios, así como recientemente la estimulación magnética transcraneal. Los resultados de la acupuntura han sido contradictorios con algunos estudios con resultados positivos y otros indiferentes.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.