Diccionario de enfermedades

Esquizofrenia paranoide

Los pacientes de esquizofrenia paranoide pueden sufrir alucinaciones y delirios.
La esquizofrenia paranoide es un trastorno mental grave que afecta al modo en que una persona percibe la realidad, así como a su forma de pensar y comportarse. A menudo, esta enfermedad arrastra consigo alucinaciones y delirios tales como ideas persecutorias o megalomanías.

Los primeros síntomas suelen manifestarse durante la adolescencia. Su origen se atribuye a una alteración precoz del desarrollo cerebral debido a una combinación de predisposición genética y desencadenantes de tipo ambiental, como complicaciones obstétricas, drogas o determinados tipos de virus.

Las personas diagnosticadas de esquizofrenia paranoide pueden controlar de forma significativa los síntomas mediante el tratamiento adecuado, especialmente si este se administra en las fases tempranas de la enfermedad, pero no existe una cura definitiva.

Síntomas de la esquizofrenia paranoide


Dada su complejidad, existe un amplio abanico de síntomas vinculados a este tipo de esquizofrenia. Para facilitar su identificación se agrupan en cuatro clases: positivos, negativos, emocionales o afectivos y cognitivos.

Los síntomas positivos suelen ser las primeras ‘señales de alarma’ de la patología, aunque el paciente las vive de forma totalmente natural. Además, son las más atribuíbles al caso concreto de la esquizofrenia de tipo paranoide. Entre ellas se encuentran:
  • Delirios y alucinaciones auditivas.
  • Desorganización de la conducta (comunicarse de forma poco comprensible o repetir pensamientos de forma reiterada).
Dado que el paciente se comporta acorde a la realidad que percibe, este se vuelve más suspicaz, vigilante y desconfiado.

Por otro lado, están síntomas negativos, que a menudo son menos patentes e incluso pueden pasar inadvertidos en las primeras fases de la enfermedad.
  • Pérdida de la capacidad de sentir emociones.
  • Pérdida de motivación.
  • Disminución de la expresión verbal.
Los llamados síntomas afectivos están asociados a la depresión, que surge generalmente al inicio de la patología, cuando el paciente experimenta los primeros signos psicóticos; y también al recibir el diagnóstico y tomar conciencia de sus consecuencias.

Por último, los síntomas cognitivos son los que afectan a las capacidades intelectuales del individuo:
Pérdida de la capacidad de atención.
  • Pérdida de memoria.
  • Incapacidad de ejecutar funciones.

Causas de la esquizofrenia paranoide


Tan heterogéneas como los síntomas de la esquizofrenia paranoide son sus causas. De hecho, no se conoce con certeza cuál es la razón de su aparición, aunque puede ser atribuible a una combinación de factores genéticos y ambientales.
  • Factores genéticos: las personas con familiares de primer grado (padres o hermanos) que padecen esquizofrenia presentan una mayor predisposición a desarrollar esta patología.
  • Factores ambientales: entre estos se encuentran los problemas durante la gestación, el estrés prenatal, la malnutrición o el consumo de drogas.
Otros factores de riesgo pueden ser el estrés crónico o la exposición a traumas, o bien el impacto de un entorno social inadecuado.

¿Cómo se diagnostica la esquizofrenia paranoide?


La observación y detección de señales por parte de familiares y amigos del afectado resulta esencial para detectar la esquizofrenia paranoide en fases tempranas. Esta exploración es necesaria, especialmente, en personas que tengan allegados directos que hayan padecido la enfermedad.

A la hora de realizar un diagnóstico por parte del profesional se tiende a valorar la predominancia de síntomas positivos o negativos, así como la intensidad de los mismos, mediante cuestionarios y escalas.

No existen pruebas de laboratorio ni exámenes de imágenes que ayuden a establecer el diagnóstico, aunque estas sí pueden servir para descartar otras enfermedades.

¿Cuál es el tratamiento para la esquizofrenia paranoide?


Dado que no existe una cura total para la esquizofrenia paranoide, los tratamientos están orientados a minimizar sus síntomas.

Los fármacos, que abarcan desde antipsicóticos hasta antidepresivos y correctores de efectos secundarios, han probado su eficacia en este tipo de pacientes a la hora de hacer remitir sus síntomas en fases agudas, así como para la prevención ante recaídas. La adherencia terapéutica, que conlleva una necesaria participación activa de la familia, resulta por ello primordial para una evolución positiva del afectado, aunque es habitual el abandono total o parcial de la medicación.

De forma paralela, el paciente es sometido a intervenciones psicológicas que puedan ser individuales o grupales. Entre otras modalidades se incluyen:
  • Terapia familiar.
  • Psicoeducación.
  • Entrenamiento de habilidades sociales.
  • Rehabilitación cognitiva. 
Con los tratamientos y precauciones adecuados, muchas personas con la enfermedad pueden llevar vidas productivas y gratificantes
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.