El nombre diabetes mellitus hace referencia a un grupo de enfermedades caracterizadas por la elevación de la glucosa (azúcar) en la sangre.
La glucosa es una fuente fundamental de energía para nuestro organismo. La glucosa proviene de la dieta y de los depósitos del hígado (glucógeno). Durante el ayuno, el hígado se encarga de liberar glucosa para que así siempre haya azúcar disponible para ser utilizada. Algunos órganos, como el cerebro, únicamente utilizan glucosa como alimento.
Para que la glucosa de la sangre entre en el interior de las células y pueda ser utilizada como energía, precisa la acción de una hormona secretada por el páncreas (un órgano que se encuentra en el abdomen justo detrás del estómago) llamada insulina.
Los diferentes tipo de diabetes se clasificación de acuerdo con su causa.
La
diabetes gestacional es la
intolerancia a la glucosa que se desarrolla durante el embarazo apareciendo generalmente durante el segundo trimestre. Entre 2 y 10 mujeres embarazadas de cada 100, desarrollan diabetes gestacional. La mayoría de las pacientes que desarrollan diabetes gestacional suelen volver a la normalidad después del parto si bien su riesgo de desarrollar diabetes en el futuro es alto.
La diabetes gestacional debe ser tratada para evitar complicaciones en la madre y en el feto.
¿Por qué se produce la diabetes gestacional?
Algunas de las hormonas que se producen a lo largo del embarazo tienden a producir un aumento del azúcar en sangre, con el objetivo de que nunca pueda haber una bajada de azúcar que afectaría gravemente al feto. En la mayoría de las mujeres esta tendencia a la elevación del azúcar es contrarrestada por una mayor secreción de insulina desde el páncreas de la madre. Sin embargo, en ocasiones,
la secreción de insulina no es suficiente para normalizar los niveles de azúcar, llevando a que se produzca una diabetes.
¿Cuáles son los síntomas de la diabetes en el embarazo?
La diabetes gestacional no produce síntomas. Por ello es muy importante realizar los análisis necesarios para detectarla.
¿Qué efectos puede tener la diabetes sobre el feto y la madre?
La diabetes gestacional puede producir diferentes complicaciones:
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Si aparece desde el inicio del embarazo puede producir abortos espontáneos y malformaciones fetales.
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Si aparece durante el segundo y tercer trimestre de la gestación, puede producir un crecimiento exagerado del feto que se traduce en un peso exagerado en el momento de dar a luz. Este crecimiento puede llevar a complicaciones en el momento del parto, pudiendo ser necesario practicar una cesárea.
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Niveles bajos de azúcar en sangre al nacer.
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Mayor riesgo de muerte durante el embarazo como consecuencia de una preeclampsia.
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Mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2 en el futuro.
¿Es posible saber qué mujeres la desarrollarán durante el embarazo?
Si bien es difícil predecir qué mujeres desarrollarán diabetes gestacional,
las probabilidades aumentan si:
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Se ha tenido diabetes gestacional en embarazos previos.
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Existe sobrepeso antes de quedar embarazada.
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Los niveles de azúcar en orina están aumentados.
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Existe intolerancia a la glucosa.
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Existen antecedentes familiares de diabetes.
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Se han tenido hijos que hayan pesado 4,5 Kg. o más al nacer.
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Se ha dado a luz a recién nacidos muertos.
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Si existe demasiado líquido amniótico.
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Si la edad materna es superior a 35 años.
¿Cómo y quién debe ser estudiada por la posibilidad de una diabetes gestacional?
En la
primera visita prenatal de cualquier mujer se deben realizar los
análisis adecuados para descartar la presencia de una diabetes, en general una determinación de glucosa basal y/o una hemoglobina glicosilada. Este análisis permitirá diferenciar de si la paciente tiene una diabetes previa al embarazo o una verdadera diabetes gestacional. Cualquier diagnóstico de diabetes en el primer trimestre de gestación debe considerarse como diabetes no relacionada con la gestación.
En toda mujer embarazada en la que no existe un diagnóstico previo de diabetes se debe de realizar una búsqueda de diabetes gestacional entre las semanas 24 y 28. Los criterios de diabetes gestacional difieren de los de diabetes no gestacional dado que los umbrales de glucosa que se asocian con efectos adversos en la madre, feto o el periodo neonatal son más bajos que los considerados como criterios de diabetes en las mujeres no embarazadas.
La búsqueda de diabetes gestacional puede realizarse con cualquiera de las
dos estrategias siguientes:
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Un test de sobrecarga oral de 75g de glucosa en ayunas en un único paso, con determinación de la glucosa en sangre a la hora y las dos horas. El diagnóstico de diabetes gestacional se realiza si se cumple cualquiera de los siguientes criterios:
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Glucosa en ayunas ≥ 92 mg/dL (5,1 mmol/L).
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Glucosa a la hora ≥ 180 mg/dL (10 mmol/L).
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Glucosa a las 2 horas ≥ 153 mg/dL (8,5 mmol/L).
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Una estrategia en 2 pasos (prueba de O’Sullivan) con:
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Un test de sobrecarga de 50g de glucosa que no requiere estar en ayunas. Si un ahora más tarde la glucosa en sangre es ≥ 140 mg/dL (7,8 mmol/L), se debe proceder con el siguiente paso, consistente en una sobrecarga de 100g de glucosa en ayunas con determinación de la glucemia a las 3 horas. Un valor ≥ 140 mg/dL (7,8 mmol/L) es diagnóstico de diabetes gestacional.
Dado que muchos casos de diabetes gestacional son realmente mujeres con diabetes previa al embarazo, se recomienda realizar alguna prueba de búsqueda de diabetes entre 6 y 12 semanas después del parto, idealmente una glucemia basal o un test de sobrecarga oral de glucosa.
¿Cuál es el tratamiento de la diabetes gestacional?
Las embarazadas con diabetes gestacional deben:
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Medir ellas mismas sus niveles de azúcar en sangre varias veces al día, pinchándose en el dedo. Los resultados deben apuntarse para llevarlos a las consultas de atención prenatal. La concentración de glucosa (azúcar) debe mantenerse lo más cercana posible a la normalidad (menor de 95 mg/dL antes del desayuno, comida y cena, y menor de 120 mg/dL 2 horas después de cada comida).
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Determinar los niveles de cetonas en orina. Las cetonas son compuestos que indican el control de la diabetes. Un valor positivo de cetonas en orina indica que la cantidad de glucosa en sangre debe ser muy alta.
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Seguir una dieta baja en azúcares simples de acuerdo con las recomendaciones del médico. La dieta debe ser individualizada con un aporte calórico según las necesidades de cada mujer. En general se debe:
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Realizar un aporte de calorías similar cada día, algo fundamental si se recibe tratamiento con insulina.
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Distribuir las calorías en al menos 3 comidas principales poco abundantes y 2 tentempiés, a media mañana y al acostarse.
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Tomar alimentos ricos en fibra para evitar el estreñimiento y reducir la glucosa en sangre. Se debe consumir una cantidad de fibra diaria ≥ 25 g/día.
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Beber abundantes líquidos.
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Realizar ejercicio físico frecuente. Las mujeres habituadas al ejercicio antes del embarazo pueden continuar con lo que hacían antes de quedar embarazadas evitando:
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Después del primer trimestre, ejercicios en los que haya que tumbarse boca arriba. El aumento del peso del útero puede presionar vasos sanguíneos importantes y producir desmayos.
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Correr en días calurosos y húmedos. El aumento rápido de la temperatura corporal puede dañar al feto.
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Pilates. Puede realizarse si son clases especiales para embarazadas pero las clases normales de Pilates concentran mucho ejercicio en la espalda y no benefician a las embarazadas.
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Evitar una ganancia exagerada de peso.
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Controlar su tensión arterial.
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En ocasiones, cuando la glucosa en sangre se encuentra alta y no puede controlarse con la dieta, es necesario el empleo de insulina. Las necesidades de insulina suelen aumentar a lo largo del embarazo y las dosis se deben ir reajustando en función de los niveles de azúcar en sangre. Si se utiliza insulina es importante comer a horas fijas, tomando un número similar de calorías en cada una de ellas a lo largo de los días. También es importante mantener una actividad física similar a lo largo de los días. Con todo ello se evitarán bajadas de azúcar (hipoglucemias). En cualquier caso, si se realiza ejercicio mientras se está en tratamiento con insulina, es necesario llevar siempre algún tipo de azúcar encima (terrones, caramelos, zumos, etc.) e ingerir carbohidratos antes de realizar el ejercicio si este va a durar más de 30 minutos.
¿Con qué frecuencia se debe acudir a la consulta si se tiene esta enfermedad?
Las embarazadas con diabetes gestacional deben acudir a consulta con más frecuencia que las embarazadas normales. La frecuencia con la que deben acudir
depende del estado general de la madre y de si utiliza o no insulina. En cada consulta se:
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Revisa al bebé.
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Pregunta sobre la alimentación.
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Comprueban los niveles de azúcar en sangre.
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Modifica la dosis de insulina (si se está con insulina).
¿Cómo será el parto en las pacientes que la desarrollen?
Cuando los niveles de azúcar se han mantenido cerca de lo normal lo más probable es que el parto transcurra sin complicaciones.
¿Qué sucede después del parto si se ha padecido diabetes gestacional?
Tras el parto la madre debe seguir una
dieta normal. En principio no necesita continuar controlándose los niveles de azúcar en sangre ni inyectándose insulina si la hubiera necesitado.
Lo más probable es que la diabetes desaparezca y los niveles de azúcar en sangre vuelvan a la normalidad en unas 6 semanas después del parto debido a que desaparecen las hormonas del embarazo que interferían con la acción de la insulina. No obstante, las mujeres con diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de su vida, por lo que deben seguir
revisiones periódicas al respecto.
Para disminuir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 deben acercar su peso al ideal, seguir una dieta sana, realizar ejercicio físico frecuente y llevar una vida saludable.
Entre las
6 y 8 semanas después del parto se suele realizar una
prueba de control.
¿Cómo se vigilará al recién nacido tras el parto?
Inmediatamente después del parto se determinarán los
niveles de azúcar del recién nacido. Si estuvieran bajos se le administra suero glucosado. Puede ser necesario que permanezca en observación durante las primeras horas para asegurar que no tiene bajadas de glucosa.
Los recién nacidos hijos de madres con diabetes gestacional
tienen más probabilidades de desarrollar ictericia neonatal. La ictericia es una coloración amarillenta de la piel debida a un exceso de bilirrubina en la sangre. Desaparece rápidamente exponiendo al bebé a la luz solar indirecta o mediante lámparas especiales.
¿La diabetes en el embarazo aumenta las probabilidades de que el niño sea diabético?
La diabetes gestacional no aumenta las probabilidades de que el niño sea diabético en el futuro. Sin embargo, los hijos de madres que han tenido unos niveles elevados de azúcar a lo largo de su embarazo (por no haber sido diagnosticadas o por haber mantenido un mal control de su azúcar)
son más propensos a desarrollar obesidad y alteraciones del metabolismo de los carbohidratos con los años.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.