Diccionario de enfermedades

Convulsiones febriles

Causas, tipos y síntomas de convulsiones febriles
Las convulsiones febriles son convulsiones desencadenadas por la fiebre que se producen en niños de entre 6 meses y 6 años de edad, sin datos de infección intracraneal o sin causa justificable. La mayoría aparecen entre las edades de 1 y 2 años. Es una situación que genera mucha alarma en los padres y cuidadores. No son tan peligrosas como aparentan, en realidad suelen ser inofensivas.

¿Cuáles son los criterios para que una convulsión se considere febril?


Para considerar que una convulsión es de causa febril se requiere:
  • Que esté asociada a fiebre por encima de 38 ºC.
  • Que se produzca en un niño menor de 6 años.
  • Que no exista una inflamación del sistema nervioso (una meningitis o una encefalitis por ejemplo).
  • Que no exista ninguna alteración metabólica (de algún compuesto de la sangre) que pueda producir convulsiones (bajada de potasio, etc.).
  • Que no existan antecedentes de convulsiones por otra causa en el mismo niño.

Tipos de convulsiones febriles


Las convulsiones febriles se clasifican en:
  • Convulsiones febriles simples. Son las más frecuentes. Son de breve duración (menos de 15 minutos). Ocurren en las primeras 24 horas de la aparición de la fiebre, en niños normales desde los puntos de vista neurológico y del desarrollo, y no tienen características focales (afectan a todo el cuerpo, no solo a una parte del mismo).
  • Convulsiones febriles complejas. Duran más de 15 minutos o tienen características focales (afectan únicamente a una parte del cuerpo), o se repiten múltiples veces en las primeras 24 horas de la subida de la fiebre, en niños normales desde los puntos de vista neurológico y del desarrollo. Pueden producirse después de una convulsión febril simple, aunque lo más frecuente es que comiencen siendo complejas desde la primera vez.
Una situación especial la constituye el estatus epiléptico febril en el que la convulsión dura más de 30 minutos. Cuanto mayor sea su duración, menor es la probabilidad de que ceda con tratamiento.

¿Cuáles son las causas de este tipo de convulsiones?


No se conocen las causas de las convulsiones febriles. Parece que existe una predisposición genética y familiar que influye en su desarrollo.

¿Qué síntomas presentan?


Los síntomas más habituales que se producen en las convulsiones febriles son:
  • El niño suele perder la conciencia y agitarse moviendo las extremidades. Otras veces los niños se ponen rígidos o tienen contracciones solo en una parte del cuerpo, como un brazo o una pierna o se quedan como sin fuerza, como un muñeco de trapo.
  • Después de la convulsión el niño vuelve en sí y se recupera poco a poco, pudiendo permanecer algo confuso o adormilado al principio.
  • La mayoría de las convulsiones febriles se producen el primer día de la enfermedad y, en algunos casos, son el primer síntoma de la misma.
  • El grado de fiebre con el que se producen las convulsiones es variable; generalmente ocurren con temperaturas de entre 38 °C y 39 °C.
  • A veces se producen después de la vacunación.
  • No ocurren en todas las ocasiones en las que el niño tiene fiebre.

¿Cuáles son las complicaciones de las convulsiones febriles?


La complicación más frecuente de las convulsiones febriles es que se repitan. El riesgo de que esto suceda es mayor cuando:
  • La primera convulsión se produce antes del primer año de vida.
  • Existen antecedentes de convulsiones febriles en algún familiar de primer grado.
  • Transcurre poco tiempo entre el comienzo de la fiebre y la convulsión.
  • Se producen con fiebre por debajo de 38 ºC.
  • La convulsión febril es compleja.


¿Cómo se diagnostican?


El diagnóstico de las convulsiones febriles se realiza en base a lo que cuentan los padres o las personas que presenciaron la convulsión. No hace falta ninguna prueba para confirmarlas aunque en algunos casos se pueden indicar:
  • Punción lumbar, para descartar meningitis o encefalitis.
  • Pruebas de imagen, como el TAC, en niños con exploración neurológica anormal.
  • Electroencefalograma, tras convulsiones de larga duración con características focales.

Tratamiento de las convulsiones febriles


Durante la convulsión:
  • Se debe intentar mantener la calma (lo que puede ser difícil sobre todo si es la primera vez que convulsiona) y observar al niño.
  • Se le debe tumbar de lado en el suelo apartando los objetos cercanos para prevenir lesiones accidentales. No se le debe sujetar mientras se agita.
  • Si es posible, se debe intentar sacar cuidadosamente cualquier objeto que el niño pudiera tener en la boca (o limpiarle la boca de vómito, si vomita). Nunca se debe colocar ningún objeto en la boca del niño durante la convulsión; podría romperse y ahogarle, ¡no se tragan la lengua!
Una vez finalizada la convulsión:
  • Se debe administrar un antitérmico para bajar la fiebre.
  • Se debe llevar al niño a su pediatra para que determine el origen de la fiebre, sobre todo cuando se trata de la primera convulsión.
  • Si la convulsión dura más de 10 minutos, o se acompaña de rigidez de cuello, vómitos, alteración de la respiración o adormecimiento excesivo se le debe trasladar al hospital.
La mayoría de los niños no precisan tratamiento.

Los niños especialmente propensos a sufrir convulsiones febriles pueden ser tratados durante la convulsión con gel de diacepam por vía rectal (como si fuera un supositorio), para abortar así un episodio de convulsión prolongado. También pueden ser tratados con esta medicina durante el episodio febril para reducir el riesgo de convulsionar. En general es un medicamento bien tolerado aunque en ocasiones puede producir adormecimiento, falta de coordinación o hiperactividad.

El estatus epiléptico febril debe tratarse con medicación antiepiléptica y antitérmica.

¿Cuál es el pronóstico de los niños afectados?


El pronóstico de los niños con convulsiones febriles es excelente dado que la gran mayoría de las mismas son inofensivas. No existe evidencia de que las convulsiones febriles produzcan daño cerebral.

Los niños con convulsiones febriles presentan un riesgo ligeramente mayor que la población normal de desarrollar epilepsia.

Prevención de las convulsiones febriles


En la práctica no es posible disminuir el número de convulsiones febriles. El empleo de medicación antiepiléptica para prevenir las convulsiones por fiebre no está recomendado debido a los posibles efectos secundarios y a que su eficacia sobre la prevención es discutible.

Las convulsiones febriles complejas deben ser evaluadas de forma individualizada en base a los factores de riesgo existentes, para ser tratadas o no con medicación anticonvulsivante en prevención.

Los antitérmicos (medicinas para bajar la fiebre) no previenen las convulsiones febriles pero deben administrarse cuando el niño tenga fiebre.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.