Diccionario de enfermedades

Control del dolor durante el trabajo de parto

¿Debe existir una planificación para controlar el dolor de parto?
En general, el trabajo de parto y el parto son dolorosos, aunque existe una gran variabilidad de una mujer a otra. El dolor de parto depende de muchos factores, entre ellos el tamaño del bebé y su posición dentro del útero. En general, el dolor es menor al principio y va aumentando con la evolución del parto.

El dolor se produce por la intensidad de las contracciones uterinas y por los cambios que se generan en el canal del parto. La intensidad del dolor suele ser motivo suficiente para emplear técnicas que aseguren un buen control del mismo. El alivio del dolor evita que la madre, el padre y el hijo vivan el parto como una experiencia negativa.

Al principio del parto el dolor se localiza en la zona abdominal y en la parte baja de la espalda. Conforme va avanzando, se extiende hacia debajo del ombligo y por toda la zona baja de la espalda (región lumbar y sacra). Al final del parto, el dolor se localiza en la zona baja de la espalda, en el ano y en el periné (entre el recto y la vagina), incluso a veces en las piernas.

¿Debe existir una planificación para controlar el dolor de parto?


La preparación para el dolor es fundamental, incluso si se ha decidido dar a luz con anestesia epidural. Existen diferentes opciones para controlarlo y no existe una única forma que funcione para todas las mujeres.

La elección del método para controlar el dolor está determinada por:
  • Las preferencias de la paciente y su familia.
  • La salud de la paciente.
  • La salud del feto.
  • La recomendación del médico.
El médico o la comadrona pueden informar a la gestante sobre los medios disponibles para el alivio del dolor.

Métodos naturales para controlar el dolor durante el trabajo de parto


El dolor del parto puede aliviarse de forma natural mediante:
  • Cambios posturales del cuerpo: muchas mujeres descubren que cambiar de posición y moverse durante el trabajo de parto ayuda a aliviar sus molestias.
  • Ejercicios de relajación o de respiración: son técnicas que se aprenden en los cursos de preparación para el parto. Aportan seguridad y contribuyen a que la mujer sienta un control de la situación cuando empieza la dilatación.
  • Ducharse o tomar un baño relajante pueden ayudar a aliviar la tensión.
  • Masajes.
  • Aplicación de frío o calor en la parte inferior de la espalda.
  • Escuchando música, leyendo o mirando la televisión para intentar distraerse.

¿Qué opciones existen para controlar el dolor con medicación?


Si se desea controlar el dolor de parto con medicación, se debe informar al médico con antelación. No obstante, aunque no se haya solicitado anestesia, la mayoría de los hospitales ofrecen la posibilidad de utilizarla en cualquier momento.

Durante el último trimestre del embarazo, se realizan análisis de sangre y un electrocardiograma para que los valore el anestesista. Es, además, esencial informar si se padece alguna enfermedad importante.

Actualmente, la mejor opción para el control del dolor de parto es la anestesia epidural, utilizando la menor dosis posible, que permita el control del dolor y que la parturienta pueda moverse o adoptar las posturas en las que se encuentre más cómoda. Cuando se opta por este tipo de anestesia, la monitorización del feto debe ser continua.

La anestesia epidural consiste en inyectar anestesia local en un espacio localizado dentro de la columna vertebral para bloquear de forma reversible los nervios encargados de transmitir el dolor.

El empleo de otros medicamentos durante el parto (opiáceos inyectados o en vena) no consigue un alivio total del dolor ni supera la seguridad para madre e hijo que presentan las técnicas de anestesia epidural. No obstante, siempre se puede recurrir a ellos cuando la anestesia epidural esté contraindicada, circunstancia que ocurre en muy escasas ocasiones. Los efectos secundarios de estos medicamentos (náuseas, vómitos, disminución de la tensión arterial, depresión respiratoria en la madre y en el bebé, disminución de los movimientos intestinales, etc.) impiden su utilización a grandes dosis.



¿Cómo se administra la anestesia epidural?


Para aplicar la anestesia epidural la mujer se coloca sentada con la espalda encorvada, o tumbada en “posición fetal” (flexionando las rodillas al máximo). Se desinfecta la zona y se localiza el lugar donde se va a pinchar, normalmente en la zona lumbar baja (donde ya no hay médula espinal, solo raíces nerviosas y por tanto no existe riesgo de lesión medular). Se aplica un poco de anestesia local para adormecer la piel y se introduce una aguja algo más gruesa hasta una zona situada entre la columna vertebral y la médula espinal. A través de la aguja se coloca un tubo delgado (catéter) que queda fijado a la espalda y por el que se administra la anestesia. La aguja gruesa se retira. La anestesia tarda entre 10 y 20 minutos en hacer efecto y puede eliminar completamente el dolor de la parte inferior del cuerpo. La mayoría de las mujeres suelen pedir la epidural cuando el dolor de las contracciones comienza a aumentar y el cuello del útero a dilatarse.

El catéter por el que se administra la anestesia se retira cuando finaliza el parto. No es una maniobra dolorosa. En las 2 horas siguientes se va recuperando la sensibilidad de las piernas. La vejiga puede tardar un poco más de tiempo en recuperar su tono habitual.

¿De qué formas se puede administrar la anestesia epidural durante el parto?

  • Controlada por el anestesista. El médico anestesista administra una dosis de anestesia a través del catéter cada vez que reaparece el dolor.
  • Perfusión continua. La anestesia se administra de forma continuada a través de una máquina.
  • Analgesia controlada por la paciente (PCA). La embarazada dispone de un mando que libera una dosis de anestesia al pulsarlo. El anestesista fija previamente la dosis de anestesia y el intervalo de tiempo para su administración para evitar que se inyecte más anestesia de la indicada (sobredosificación).

¿Cuáles son las ventajas de la epidural en el parto?

  • Alta seguridad para la madre y el feto.
  • Menor esfuerzo en el trabajo de parto, lo que protege al niño y al útero.
  • Elimina los efectos negativos del dolor y el estrés.
  • Permite que madre y padre disfruten del nacimiento de su hijo.

¿Cuáles son las desventajas de la epidural en el parto?

  • Después de su administración no se puede caminar y se debe permanecer en cama. Además, se debe colocar una sonda para permitir la salida de la orina.
  • Es posible que existan problemas para empujar debido a la falta de sensaciones en la mitad inferior del cuerpo y pueda ser necesario emplear oxitocina (la hormona que provoca las contracciones y la dilatación del cuello del útero) para acelerar el trabajo de parto.
  • La segunda fase del parto puede alargarse más de lo normal por lo que, en ocasiones, hay que recurrir al fórceps o a la ventosa para sacar al bebé.
  • Es posible sentir frío e incluso tiritar.
  • En algunos casos pueden aparecer picores.
  • Puede disminuir la tensión arterial.
  • Puede aparecer dolor de cabeza tras el nacimiento. Esto ocurre cuando la aguja de la anestesia atraviesa accidentalmente una de las membranas que recubren la médula espinal. Si apareciera dolor de cabeza, puede controlarse con analgésicos como el paracetamol.

¿Puede afectar la anestesia epidural al bebé?


En general, los efectos de la anestesia epidural sobre el bebé son prácticamente nulos.

¿Cuándo no se debe utilizar anestesia epidural?


No se debe utilizar anestesia epidural si existen:
  • Alteraciones en la coagulación (plaquetas bajas, hemofilia, etc.).
  • Infección aguda generalizada (fiebre alta).
  • Enfermedad grave del corazón.
  • Enfermedad neurológica.
  • Intervenciones quirúrgicas previas en la columna vertebral con material de fijación.

¿Cómo se controla el dolor si falla el trabajo de parto y hay que practicar una cesárea?


Una cesárea se puede hacer con anestesia epidural. Si cuando se decide realizar la cesárea ya está puesta la epidural, solo hay que ajustar, a través del catéter, la dosis de anestesia necesaria para realizar la cirugía. Esto permite asistir al nacimiento del niño evitando los riesgos de una anestesia general.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.