La aorta es la arteria mayor y más larga de nuestro cuerpo. Sale del corazón hacia arriba (aorta ascendente), gira totalmente (cayado de la aorta) y desciende posteriormente (aorta descendente), transcurriendo por el tórax entre los dos pulmones, atravesando el diafragma y descendiendo por el abdomen hasta la altura del ombligo donde se divide en las dos arterias iliacas.
Un aneurisma aórtico es una dilatación anormal de una zona de la arteria aorta. Se denomina aneurisma de aorta torácica cuando la parte dilatada se encuentra en el tórax y aneurisma de aorta abdominal cuando la parte dilatada se sitúa en la parte de la aorta que transcurre por el abdomen.
¿Cuáles son las causas de un aneurisma aórtico?
Los aneurismas aórticos pueden ser:
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Degenerativos, en el contexto de arteriosclerosis. Es la causa más frecuente de aneurisma aórtico. Se relacionan con la edad avanzada, el sexo masculino, la concentración elevada de colesterol, la hipertensión arterial, el tabaquismo y con la historia de la presencia de un aneurisma en otro miembro de la familia. Aproximadamente 1 de cada 100 personas mayores de 50 años presentan un aneurisma abdominal como consecuencia de arteriosclerosis.
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Asociados a necrosis quística de la capa media arterial. Estos aneurismas se ven en diversas enfermedades hereditarias que se caracterizan por defectos en la formación de los tejidos elásticos del cuerpo, como la enfermedad de Marfan, la enfermedad de Ehler-Danlos, válvula aórtica bicúspide y otras. Se asocian más frecuentemente con aneurismas de la aorta ascendente torácica.
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Debidos a un traumatismo torácico o abdominal, generalmente como consecuencia de un accidente de tráfico.
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De causa inflamatoria. Afectan casi siempre a la aorta torácica. Pueden verse asociados a:
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Vasculitis (arteritis de Takayasu y arteritis de células gigantes).
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Enfermedades autoinmunes (espondilitis anquilosante, artritis reumatoide, enfermedad de Behçet).
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Infecciones como sífilis, tuberculosis y raramente otras; son causas raras de aneurisma.
Síntomas de un aneurisma de la aorta
La mayoría de los aneurismas no produce ningún síntoma y suelen encontrarse de forma casual al realizar una radiografía, una ecografía abdominal, un ecocardiograma, un TAC o una RMN por cualquier otro motivo y descubrir una dilatación en la aorta. En ocasiones el diagnóstico se produce en el momento de su rotura, una complicación muchas veces mortal.
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Aneurisma de aorta torácica. Pueden localizarse en la parte ascendente de la aorta, en el cayado o en la parte descendente de la misma. No suelen producir síntomas aunque en ocasiones, si son muy grandes y comprimen órganos vecinos, pueden producir dolor en el pecho, tos, ronquera o dificultad para tragar o respirar. La dilatación de la aorta ascendente puede hacer que la válvula aórtica no pueda cerrarse completamente tras la expulsión de la sangre por el corazón (insuficiencia aórtica), lo que puede producir con el tiempo una insuficiencia cardiaca.
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Aneurisma de aorta abdominal. Característicamente no producen síntomas. De forma excepcional el paciente puede notar algo que late en el interior del abdomen o un dolor vago localizado en abdomen, escroto o zona lumbar.
¿Cuáles son las complicaciones de la enfermedad?
Las complicaciones de los aneurismas aórticos suelen ser graves:
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La complicación más grave de un aneurisma abdominal es su rotura. Los aneurismas que se rompen más frecuentemente son los abdominales. La rotura brusca produce un intenso dolor abdominal y una pérdida de sangre hacia la cavidad abdominal, que hace que disminuya mucho la tensión arterial y se pueda entrar en coma y morir si no se diagnostica de forma inmediata y se opera de urgencia. En ocasiones la rotura no es completa, pudiendo haber una pequeña pérdida de sangre que produce dolor abdominal. La mortalidad de los pacientes que llegan vivos al hospital con un aneurisma roto y en los que se puede realizar cirugía es muy alta, cercana al 50%.
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Disección aórtica. Consiste en la rotura de las capas internas de la arteria aorta sin que llegue a romperse la capa más externa. Esta rotura facilita que la sangre se introduzca entre las dos capas de la pared arterial. La entrada de sangre entre las paredes de la arteria las empuja hacia dentro produciendo una disminución progresiva de la luz arterial (por donde debe circular la sangre); además favorece el taponamiento de las ramas arteriales que salen de la arteria aorta. La disección aguda de la aorta produce un intenso dolor que, si se localiza en la parte anterior del tórax, puede simular al de un infarto de miocardio, pudiendo también situarse en la espalda. Además del dolor pueden aparecer dificultad respiratoria, sudoración y pérdida de conocimiento. La obstrucción de las arterias que salen de la aorta puede producir falta de riego a diversas zonas cerebrales, con la aparición de síntomas neurológicos (pérdida de fuerza en una parte del cuerpo, imposibilidad para hablar, etc.), falta de riego a la médula espinal con aparición de paraplejia (imposibilidad de mover las dos piernas y/o los dos brazos), falta de riego al intestino, etc. A su vez puede aparecer insuficiencia cardiaca como consecuencia de una insuficiencia aórtica súbita. El tratamiento es urgente y requiere cirugía y disminuir la presión arterial con medicinas por vena.
Diagnóstico de un aneurisma aórtico
Aneurisma de aorta torácica
El diagnóstico de sospecha puede realizarse con una radiografía del tórax aunque muchas veces no puede apreciarse con esta técnica. La técnica de elección para su diagnóstico es un ecocardiograma, debiendo realizarse posteriormente un TAC o una RMN para medir de forma precisa el grado de dilatación de la arteria, es decir, su tamaño.
Aneurisma de aorta abdominal
El diagnóstico suele realizarse con una ecografía abdominal, bien solicitándola como chequeo, bien al tratarse de un hallazgo casual al haber solicitado la ecografía por otro motivo. Posteriormente debe solicitarse un TAC abdominal o una RMN para medir de forma precisa el grado de dilatación de la arteria, es decir, su tamaño.
¿Son hereditarios?
Los aneurismas aórticos
tienen un importante componente hereditario. Por este motivo siempre que se diagnostique un aneurisma de aorta a un paciente, se debe estudiar a los familiares de primer grado (hermanos, hermanas e hijos) por si pudieran tenerlo también.
¿Pueden prevenirse?
Los aneurismas debidos a arteriosclerosis (los más frecuentes)
pueden prevenirse si se controlan adecuadamente los factores de riesgo cardiovascular, es decir, el colesterol elevado, la hipertensión arterial y el tabaquismo. El resto de los aneurismas, en general, no pueden prevenirse.
Diversas sociedades científicas, en base a la frecuencia de aneurisma abdominal en la población sana, a lo catastrófico de su rotura y al beneficio de operarlos antes de que produzcan complicaciones, recomiendan buscar mediante ecografía la presencia de un aneurisma aórtico abdominal en todo varón de entre 65 y 75 años fumador actual o que haya fumado en el pasado. Solo existe indicación para realizar el despistaje (chequeo) una única vez, no para repetir la ecografía cada cierto tiempo. También se recomienda buscarlos en familiares de primer grado, mayores de 60 años, de pacientes con aneurisma aórtico y en pacientes que tengan aneurismas en la aorta torácica.
¿Cuál es el pronóstico de los pacientes?
El objetivo principal al detectar un aneurisma es prevenir su rotura. Los aneurismas torácicos suelen crecer a una velocidad de 0,1 a 0,2 cm por año. El riesgo de rotura está en relación con el tamaño del aneurisma. Cada año se rompen de un 2% a un 3% de los aneurismas torácicos menores de 4 cm. Los que tienen un diámetro superior a 6 cm se rompen un 7% anual.
El riesgo de rotura de un aneurisma de aorta abdominal en los siguientes 5 años es de un 1 a un 2% para los menores de 5 cm frente a un 20 a un 40% en los mayores de 5 cm.
Por todo ello, en pacientes con aneurisma de aorta que no se operen directamente, se debe realizar un control de imagen cada 6 o 12 meses, generalmente mediante un TAC, para observar la velocidad de crecimiento y si sobrepasan un determinado tamaño que los ponga en un riesgo muy alto de rotura.
Tratamiento de un aneurisma aórtico
En todo paciente con un aneurisma aórtico se deben establecer medidas encaminadas al control de sus factores de riesgo cardiovascular incluido el abandono del tabaco, el mantenimiento de una tensión arterial óptima y el control de la concentración de colesterol. Además:
Aneurisma de aorta torácica
En pacientes con aneurisma torácico de un tamaño moderado que no requieran cirugía de entrada, se recomienda tratar con unas medicinas que enlentecen el ritmo del corazón y reducen la fuerza de salida de la sangre (beta bloqueantes) para así retrasar su crecimiento. Además, se debe controlar de forma cuidadosa la presión arterial, idealmente con beta bloqueantes y/o con
inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina. El tratamiento definitivo de un aneurisma es la
cirugía, extirpando la zona dilatada y sustituyéndola por una prótesis. Si la afectación es exclusivamente de aorta torácica descendente, puede valorarse la
colocación de una prótesis en su interior introducida mediante cateterismo en lugar de una cirugía abierta. La cirugía está indicada en:
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Pacientes con un aneurisma de aorta ascendente mayor de 5,5 – 6 cm. En pacientes con aorta bicúspide o síndrome de Marfan deben considerarse para cirugía los aneurismas superiores a 5 cm.
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Pacientes con un aneurisma de aorta descendente mayor de 6,5 – 7 cm.
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Pacientes con un aneurisma de aorta que ha crecido más de 1 cm en un año.
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Pacientes con un aneurisma de aorta de cualquier tamaño que produzca síntomas.
Aneurisma de aorta abdominal
El tratamiento puede realizarse mediante una operación que sustituya la zona dilatada de la arteria por una prótesis, o mediante la
colocación de una prótesis en el interior de la arteria, en la zona dilatada, por medio de un cateterismo. La recomendación de realizar una técnica u otra depende de la anatomía de la aorta y de la del aneurisma y de la situación clínica del paciente. Las indicaciones de cirugía son:
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Pacientes con un aneurisma mayor de 5,5 cm, siendo posible que exista beneficio en operar a pacientes con aneurismas entre 5 y 5,4 cm.
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Pacientes en los que se evidencie un crecimiento exagerado del aneurisma entre una y otra ecografía.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.