Amigdalas rojas, con placas... ¿qué es la amigdalítis?
Las amígdalas o anginas son órganos linfáticos que se encuentran en la parte posterior de la boca y en la parte superior de la garganta. Normalmente ayudan a eliminar las bacterias que entran por la boca para prevenir infecciones. Una amigdalitis es la inflamación aguda de las amígdalas producida por virus o bacterias que ingresan por la boca y/o por la nariz. Generalmente las amígdalas se observan muy rojas, con zonas purulentas (con pus) o blanquecinas en forma de “placas”, úlceras o vesículas . Es una de las infecciones más frecuentes en la infancia.
¿Cuál es la causa de la amigdalitis?
Los microorganismos que con más frecuencia producen amigdalitis dependiendo de la edad:
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En los menores de 3 años la causa más frecuente es la infección por virus. Prácticamente todos los virus que afectan al aparato respiratorio pueden producir amigdalitis (adenovirus, virus de Epstein-Barr, Coxackie, Rinovirus, Coronavirus, Influenza, Parainfluenza).
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La mayor frecuencia de amigdalitis se observa en niños de edad escolar, entre 5 y 15 años. A estas edades las amigdalitis pueden ser producidas por virus o por bacterias. El tipo de amigdalitis más peligroso es el causado por una bacteria que se llama estreptococo beta hemolítico del grupo A o estreptococo piógenes. Su peligro deriva de las complicaciones que puede producir, sobre todo a nivel del corazón y del riñón (fiebre reumática, glomerulonefritis postestreptocócica).
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Otras causas de amigdalitis son:
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La herpangina . Es producida por un virus llamado Coxsackie A. Se caracteriza por fiebre de inicio brusco (hasta 41ºC), vómitos y garganta muy roja con pequeñas úlceras y vesículas de 1-2 mm de tamaño, desde 1 hasta múltiples lesiones. Cada lesión está rodeada de un anillo rojizo de tamaño variable. La duración de los síntomas es de 3 a 6 días.
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La mononucleosis infecciosa, producida por el virus de Epstein-Barr. Se caracteriza por la presencia de fiebre alta, amígdalas hipertróficas (muy grandes) con una membrana blanquecina recubriéndolas, múltiples ganglios inflamados en el cuello, aumento del tamaño del bazo y del hígado y en ocasiones la presencia de un sarpullido maculopapuloso. Se diagnostica mediante análisis de sangre.
¿Cómo se contagia la enfermedad?
Las bacterias estreptocócicas del grupo A pueden vivir en la nariz o en la garganta de cualquier persona, incluso encontrándose sana. Los virus y las bacterias que producen amigdalitis se propagan mediante el contacto con gotitas respiratorias provenientes de una persona infectada, que se producen al toser o estornudar. Si se comparte un vaso o un plato con una persona enferma también se puede enfermar. Su transmisión se ve favorecida por el hacinamiento y el contacto próximo entre niños, por ejemplo, en colegios y otras instituciones cerradas.
Síntomas de la amigdalitis
Desde que se produce el contagio hasta que aparecen los primeros síntomas de la amigdalitis (período de incubación) transcurren de 12 horas a 4 días. Los síntomas y signos más frecuentes en niños mayores de 3 años son:
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Fiebre de comienzo brusco. En ocasiones raras hay anginas sin fiebre.
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Dolor de garganta asociado o no a dificultad para tragar.
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Aliento maloliente.
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Dolor de cabeza (cefalea).
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Dolores musculares, vómitos y dolor abdominal.
A la exploración el médico encuentra que las amígdalas (anginas) están rojas, inflamadas, con puntitos o placas blancas o amarillentas, con puntitos rojos ocasionales en el paladar blando, la úvula o la zona posterior de la faringe, e inflamación y dolor en los ganglios del cuello.
En niños menores de 3 años la infección por bacterias, aunque es mucho menos frecuente, produce más síntomas de nariz que de garganta. Lo más característico es la presencia de:
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Fiebre.
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Inflamación y amígdalas rojas, con o sin exudado.
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Secreción nasal mucopurulenta (mocos verdes)
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Ganglios del cuello inflamados.
Tal y como expone Pablo Vergés, médico especialista en Otorrinolaringología y Cirugía de cabeza y cuello en el Hospital Universitario Vall d'Hebron, el principal síntoma de una faringoamigdalitis “es la odinofagia, es decir, dolor de garganta. También puede haber otros síntomas acompañantes como mucosidad nasal, tos, disfonía u otros según el agente que esté causando la amigdalitis. Es importante recordar que la causa más frecuente de faringoamigdalitis no es la bacteriana sino la vírica sobre todo por rinovirus y adenovirus”.
¿Cómo diferenciar entre una amigdalitis de causa bacteriana o de causa vírica?
El diagnóstico diferencial entre una amigdalitis de causa bacteriana o vírica es importante dado que implica administrar o no tratamiento con antibióticos.
En general las amigdalitis bacterianas (que precisan tratamiento con antibióticos) son más frecuentes en invierno y se caracterizan por:
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En niños menores de 3 años: Fiebre o febrícula, inapetencia, irritabilidad, tos y mocos verdes.
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En niños mayores de 3 años: Fiebre alta de inicio brusco, dolor de garganta al tragar (odinofagia), dolor de cabeza, dolor abdominal, náuseas y vómitos, ganglios en la parte anterior del cuello, anginas con placas blancas, puntitos rojos en el paladar, la úvula o la parte posterior de la faringe y, en ocasiones, un sarpullido de manchas rojas.
Tal y como afirma el especialista del Vall d’Hebrón, dentro de las causas bacterianas hay que conocer cuál es la bacteria más frecuente, que es “el Streptococcus pyogenes o el beta-hemolítico del grupo A”. Para Vergés es sumamente importante identificar correctamente “qué casos están causados por una bacteria y tratarlos con un antibiótico adecuado. La faringoamigdalitis es una de las causas más frecuentes de uso incorrecto de antibióticos, que puede causar efectos secundarios en el paciente, resistencias bacterianas y un incremento en el gasto sanitario innecesario”.
En general las amigdalitis víricas (que no precisan antibióticos) son más frecuentes en verano y otoño y se caracterizan por:
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Una temperatura variable, a veces fiebre y otras una temperatura poco elevada, que con frecuencia se acompaña de tos, dolor de garganta, conjuntivitis (ojos rojos con lagrimeo), eliminación de agüilla por la nariz (rinitis), ronquera, diarrea, ganglios en el cuello de pequeño tamaño y, en ocasiones, un sarpullido leve.
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Por lo que respecta al diagnóstico diferencial de las amigdalitis, el experto asegura que es necesario realizar “una adecuada historia clínica, una exploración física y en caso de duda, apoyarse en test complementarios, como es el test rápido del streptococo o el cultivo de exudado o pus, que haya en la amígdala”.
Para Vergés, esta última prueba es la más específica y sensible, “pero no se suele usar en nuestro día a día por el tiempo que requiere. Por tanto, la prueba complementaria de elección en la práctica clínica, para realizar un adecuado diagnóstico de la causa de la amigdalitis, sobre todo en casos de dudas, es el test rápido de estreptococo o “streptotest”.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de una amigdalitis suele ser clínico, según los síntomas y los hallazgos de la exploración, sin que muchas veces se realicen pruebas adicionales. Sin embargo, si existe sospecha de una infección por bacterias, siempre es aconsejable realizar pruebas microbiológicas adicionales que confirmen el diagnóstico En algunos servicios de urgencias existe un test rápido que se puede hacer recogiendo una muestra del exudado de las amígdalas (introduciendo un bastoncillo hasta la garganta para tomar una muestra). Un test positivo es muy fiable, por lo que no sería necesario confirmar la infección con un cultivo de garganta. Si la prueba es negativa y la sospecha clínica es alta, se debe iniciar el antibiótico y realizar un cultivo de garganta.
Vergés insiste en que no siempre es fácil hacer un diagnóstico preciso: “muchas veces nos encontramos con pacientes con enfermedades diferentes como es la mononucleosis infecciosa causada por virus del ebstein barr, que puede simular una amigdalitis bacteriana pero con un cuadro con mayor afectación sistémica y sin respuesta a antibióticos.”.
Por otra parte, el especialista añade que también “nos encontramos con pacientes que presentan dolor e inflamación de una sola amígdala. En estos casos tenemos que descartar otras causas como carcinomas de orofaringe, linfomas y descartar complicaciones propias de la amigdalitis bacteriana como es el absceso periamigdalino”.
¿Puede prevenirse la amigdalitis?
La mejor forma de evitar la amigdalitis estreptocócica es lavarse las manos con frecuencia y no compartir los utensilios para comer (como tenedores o vasos). Es especialmente importante que cualquier persona con dolor de garganta se lave las manos con frecuencia y se cubra al toser o estornudar. No hay una vacuna para prevenir la amigdalitis estreptocócica.
Amigdalitis purulenta: ¿cómo se genera?
Jacinto García, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital del Mar, expone que cuando aparece amigdalitis con zonas purulentas, lo primero que le sucede al paciente es que “nota un dolor muy fuerte en la garganta, dificultad para tragar y justo después, las amígdalas se ponen rojas debido a las placas de pus”.
Este dolor puede conllevar, en palabras del especialista, “fiebre en algunas ocasiones y dolor, además de enrojecer las amígdalas”. Para tratar esta situación, el experto es partidario de “usar antiinflamatorios y evitar comer cosas muy frías o picantes, además de dar un margen de dos o tres días para ver si los síntomas empiezan a ir a menos”.
En caso de que los síntomas se agudicen, lo más probable según García es que “la amígdala se esté sobre infectando y que las bacterias de la boca compliquen la inflamación. Es aquí cuando se debe valorar realizar un tratamiento con antibiótico”.
¿Ver manchas blanquecinas es sinónimo de amigdalitis?
El hecho de observar manchas blancas en las amígdalas no siempre significa que el paciente esté sufriendo una amigdalitis. Tal y como expone García, existen ocasiones en que “las placas pueden aparecer por restos de alimentos que se quedan atrapados en la propia amígdala. Se trata como si fuera una esponja con pequeños huecos, y en ocasiones tienen suficiente tamaño para que los restos de comida se acumulen y fermenten. Esto no es propiamente una infección”.
¿Cuándo surgen placas de pus en la amigdalitis?
El especialista del Hospital del Mar afirma que después de que pasen dos o tres días y la amigdalitis va empeorando, “es el momento en que aparecen las placas de pus. Hay bacterias que han contaminado la amígdala y la invasión por bacterias es la que produce pus y es lo que se ve en forma de placas”.
El siguiente paso que sufre el paciente según el experto es la aparición de “manchas amarillentas en las amígdalas, que son los agujeros que generan pus. La infección de bacterias produce el estreptococo. En ese momento se debe ir al médico, y una de los abordajes más frecuentes es el estreptotest”.
Tratamiento de la amigdalitis
No se debe tratar con antibióticos a todos los niños que se quejan de dolor de garganta. Solamente se deben utilizar los antibióticos cuando tengamos una alta sospecha de infección bacteriana y mientras esperamos los resultados de los cultivos. Este diagnóstico está sobreestimado en el 80 o 90% de los casos, lo que conlleva a una utilización innecesaria de antibióticos sobre todo en lactantes y niños menores de 3 años.
El tratamiento consiste en:
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Medidas generales. Utilización de antitérmicos, analgésicos y/o antiinflamatorios. Este es el único tratamiento de la amigdalitis vírica. No es necesario el reposo en cama, aunque depende del estado general del niño.
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Antibióticos. El objetivo principal de este tratamiento es mejorar los síntomas, evitar complicaciones y erradicar las bacterias de las amígdalas, disminuyendo el número de portadores, contagios y recidivas. El tratamiento debe administrarse durante 10 días, aunque la fiebre desaparezca antes y el paciente se encuentre asintomático, para conseguir así la eliminación de todas las bacterias. El tratamiento de elección para la amigdalitis por estreptococo es la penicilina inyectada o administrada por vía oral. Como alternativa, se puede utilizar la amoxicilina oral. En niños alérgicos a la penicilina se deben utilizar antibióticos de la familia de los macrólidos (azitromicina, claritromicina, eritromicina, etc.). Si el niño se encuentra bien, se recomienda volver al colegio pasadas 24 horas de comenzado el tratamiento antibiótico (pues el niño ya no es contagioso).
¿Cómo se trata la amigdalitis de repetición?
Existen ocasiones en que los pacientes sufren muchos episodios de amigdalitis bacteriana. En esta situación, Vergés destaca que en el hospital catalán se usan “los criterios de Paradise para seleccionar adecuadamente a los pacientes que pueden beneficiarse de una cirugía como es la amigdalectomia extracapsular. Cabe recalcar que, en esta cirugía destinada a terminar con los episodios infecciosos, se extirpa toda la amígdala y no es lo mismo que una reducción amígdalar, que suele ir destinada a pacientes con ronquido entre otros”.
Para que se cumplan estos criterios, Vergés, señala que “el paciente debe haber tenido siete episodios de amigdalitis bacteriana estreptocócica confirmados en un año, cinco episodios al año durante dos años o tres episodios al año durante tres años”.
¿Qué es la amigdalectomía? ¿Cuándo está indicada?
La amigdalectomía consiste en la extirpación quirúrgica de las amígdalas. Esta intervención quirúrgica la lleva a cabo el otorrinolaringólogo. Se realiza bajo anestesia general y dura aproximadamente 30 minutos.
La amigdalectomía estaría indicada cuando:
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Las amígdalas son tan grandes que dificultan la respiración, la deglución (el poder tragar) o producen apnea obstructiva del sueño.
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Otras indicaciones dependen del criterio del médico y son:
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Amigdalitis de repetición (más de 6 o 7 episodios de anginas en el último año, más de 5 episodios al año en los dos últimos años o más de 3 episodios al año en los últimos tres años).
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Estado de portador crónico del estreptococo.
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Desarrollo de un absceso (colección de pus) periamigdalino recurrente.
¿Por qué se producen amigdalitis de repetición?
Existen varias causas por las cuales se pueden producir brotes sucesivos de anginas:
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Que no se haya administrado el tratamiento correctamente y por tanto sea la misma bacteria que no se haya eliminado.
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Que se trate de un portador crónico.
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Que se trate de infecciones por bacterias distintas.
¿Qué es un portador crónico de amigdalitis?
Un portador crónico es un niño que tiene el estreptococo en la garganta de forma persistente pero no tiene síntomas. Hasta un 20% de los niños de entre 5 y 10 años pueden ser portadores sanos de estreptococo. Estos niños no tienen más riesgo de tener complicaciones, no se contagian (pueden ir al colegio) y no deben ser tratados. Solo se plantea el tratamiento si hay historia personal o familiar de fiebre reumática aguda, amigdalitis de repetición o si el tamaño de las amígdalas es muy grande.
¿Pueden las amigdalitis tener complicaciones?
En algunas ocasiones las amigdalitis pueden complicarse por la extensión local de la infección y producir un absceso periamigdalino, una sinusitis, una mastoiditis o una otitis media.
Una complicación rara actualmente es la fiebre reumática aguda. Se trata de una artritis como consecuencia de la respuesta de nuestras defensas al estreptococo. La fiebre reumática también puede dañar las válvulas del corazón y producir alteraciones valvulares que pueden ser graves incluso años después de la infección. Estas complicaciones se pueden prevenir si se trata adecuadamente la amigdalitis bacteriana.
Otra posible complicación de la amigdalitis por estreptococo es la glomerulonefritis aguda. Esta complicación depende del tipo de cepa de estreptococo grupo A infectante. El tratamiento antibiótico de la amigdalitis no previene la glomerulonefritis si el paciente se ha infectado con la cepa de estreptococo.
En caso de sospechar una complicación de una amigdalitis como es el absceso periamigdalino o el absceso parafaríngeo, entre otros, Vergés opta por que “el paciente acuda a un centro de referencia con otorrinolaringólogo y cirujano de cabeza y cuello de guardia. En estos pacientes puede estar indicado realizar exploraciones complementarias como un TAC o una analítica”.
Además, el experto asegura que es posible que el paciente requiera “hacer tratamiento endovenoso con antibiótico y corticosteroides y posteriormente según la evolución puede necesitar un drenaje del absceso, es decir, la apertura de una bolsa de pus que se le pueda estar formando en el cuello”.
Pablo Vergés es médico especialista en Otorrinolaringología en el Hospital Universitario Vall d'Hebron. Dentro del servicio de ORL, trabaja en la sección de cirugía de cabeza y cuello, y también colabora con el Servicio de Neurocirugía en casos de patología de la base del cráneo anterior.
Jacinto García es jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital del Mar, especializándose en la apnea obstructiva del sueño y el rol, cada vez más intenso, del ORL en esta patología. Además, es profesor asociado de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona desde el año 2021. cepa de estreptococo que afecta al riñón.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.