En los últimos días, desde algunos medios de comunicación se ha criticado duramente al gobierno de la Junta de Andalucía por el hecho de que la condición de ser mujer se utilice como criterio de desempate en la próxima convocatoria de oferta de empleo público en el Servicio Andaluz de Salud.
En primer lugar, hay que dejar claro que ese criterio no obedece a una decisión unilateral de la Junta de Andalucía, sino que es fruto del acuerdo mayoritario entre la Administración y los sindicatos presentes en la Mesa Sectorial de Sanidad. Y aunque algunos sindicatos corporativos como SATSE y FASPI no estuvieron de acuerdo con esta medida, CSIF no se pronunció, y UGT y CCOO la apoyaron sin reservas, lo cierto es que el conjunto de la oferta de empleo público (convocatoria y baremo), incluyendo por tanto los criterios de desempate, se aprobó por unanimidad de la Mesa Sectorial.
En segundo lugar, conviene aclarar que se trata de un criterio de desempate a considerar únicamente en el caso de que la puntuación de los exámenes sea idéntica, la experiencia profesional (tiempo trabajado) sea idéntica y la puntuación en cada uno de los apartados del baremo de méritos sea igualmente idéntica, una situación con prácticamente nulas probabilidades de producirse.
En tercer lugar, sólo se consideraría este criterio, antes que el sorteo, para aquellas categorías profesionales en las que existe un predominio del género masculino, como medida de discriminación positiva hacia las mujeres.
Que en nuestro país, en el año 2015, en el contexto de dura crisis que llevamos padeciendo desde hace más de seis años, que se ha llevado por delante empleos, salarios y multitud de derechos, y en el que numerosos avances que se habían ido logrando en materia de igualdad efectiva entre mujeres y hombres se han esfumado en un suspiro, se cuestione esta medida y se use como arma arrojadiza en la esfera política es de una vileza extraordinaria.
Cuando la situación del empleo femenino es catastrófica en comparación con el masculino (y no sólo en el acceso a los puestos de trabajo, sino también en materia de salarios, de estabilidad en el empleo y de condiciones laborales), y cuando las políticas neoliberales y reaccionarias imperantes están condenando por la vía de los hechos a la mujer a confinarse nuevamente en el ámbito del hogar por falta de oportunidades laborales, cuestionar las medidas tendentes a corregir esta desigualdad histórica que venimos arrastrando, aunque sean pequeños gestos como en esta ocasión, evidencia no sólo una ignorancia manifiesta de la legislación vigente en materia de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, tanto estatal como autonómica, que contempla y ampara este tipo de estrategias, sino una ausencia completa de sensibilidad hacia esta situación y una carga ideológica esclarecedora.
Es lo que tenemos, pero frente a la caverna, frente a la demagogia rancia que destila efluvios del machismo de siempre, frente a los que practican el todo vale en la contienda política, frente a los que sacan a sus demonios a pasear, desde CCOO seguimos luchando por la igualdad efectiva entre mujeres y hombres como hemos hecho siempre, y como siempre lo haremos.
Humberto Muñoz Beltrán, secretario general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO-Andalucía.