El ácido hialurónico inyectable en tratamientos médico estéticos, ¿se reabsorbe, o no?, ¿dura mucho más de lo que se creía?, ¿migra de forma descontrolada? Todas estas preguntas han surgido con preocupación debido a un vídeo publicado en redes sociales donde, gracias a una resonancia realizada a una paciente, se podían observar depósitos de producto inyectado ocupando diferentes zonas del rostro.

El cirujano, al cual pertenecen las imágenes, comenta en el texto que acompaña a la publicación: "Estas imágenes demuestran que la sustancia no se reabsorbe como dicen los laboratorios, sino que se absorbe en forma de vacuolas". Este caso ha hecho que muchas personas se cuestionen los periodos de absorción reales del ácido hialurónico y que algunos usuarios de estos tratamientos interioricen que este tipo de procedimientos inyectables pueden resultar perjudiciales para el paciente.

Revisando los argumentos de diferentes cirujanos cuyo trabajo publicado se centra en el lifting facial, he encontrado un argumento en común. Expresan que cada vez es más habitual encontrar durante la intervención quirúrgica depósitos de inyectables como ácido hialurónico (AH) con estructura de encapsulado o calcificaciones producidas por inductores del colágeno como la hidroxiapatita cálcica (CaHA).

Esto también se ha podido observar con precisión en tomografía axial computarizada. Algunos cirujanos informan que este tipo de procedimientos médico estéticos dificultan su labor en el momento de la cirugía y generan complicaciones para llegar a los resultados que quieren obtener en el paciente. La cuestión es, ¿deben preocuparse los pacientes que recurren a este tipo de tratamientos inyectables?

Debemos dejar claro, antes de continuar, que el AH es un material que se reabsorbe con el paso del tiempo por la acción de la hialuronidasa endógena. No es un material permanente. También hay que recalcar que la absorción de este material está estrechamente ligada a los tiempos desde la última vez que el paciente fue inyectado. Se sabe que aunque el AH tiene una presencia estimada de dos años, periodo en el cual se aproxima a su total reabsorción, hay casos concretos en los que esto no es así. Los estudios que han tenido en cuenta la reología del material o detalles como su estructura monofásica o bifásica, observan que hay casos específicos en los que pasados estos dos años aún queda presencia del inyectable.


Factores que influyen en la reabsorción del AH


Teniendo en cuenta esto, vamos a analizar los diferentes factores que influyen en su reabsorción. El principal factor a tener en cuenta para la velocidad de absorción del AH es la persona en concreto, pues todos tenemos una velocidad de metabolización del AH diferente, la cual puede depender de aspectos como nuestra propia genética hasta de hábitos como la sobreexposición a la radiación solar.

El segundo factor es la zona. En cuanto a la zona a tratar; la elección del tipo de AH (más reticulado o no), dependerá del estado de las diferentes estructuras de sostén y soporte del paciente, lo que a su vez también marcará la cantidad de producto a inyectar para obtener el resultado buscado. La zona también guiará el plano en el que el inyectable de AH es depositado por el médico y como dato importante, es conveniente saber que aquellas zonas con mayor movilidad y gesticulación experimentarán una mayor velocidad de reabsorción del AH, por ejemplo la zona de los labios.

"La técnica empleada por el médico puede influir en la reabsorción del ácido hialurónico, así como las características concretas del producto final"



El tercer factor son las características concretas del material o producto final, las cuales varían entre fabricantes. Cada tipo de ácido hialurónico de relleno está producido con una reticulación concreta dependiendo de la función que va a cumplir y de la zona donde se va a inyectar, lo cual lo aleja de parecerse al AH endógeno con el correspondiente aumento en la dificultad de absorción por nuestro cuerpo. Este es el motivo por el que algunos AH se absorben con mayor velocidad que otros, pues su mayor o menor densidad influye drásticamente en el proceso de reabsorción. Si añadimos a este dato el hecho de que hay pacientes que deciden inyectarse de nuevo sin dar los periodos recomendados para que el organismo y nuestra piel reabsorban la totalidad del producto, nos vamos a encontrar con remanente de AH y, por lo tanto, estamos aumentando el periodo de presencia del material.

Como cuarto factor tenemos la técnica empleada, la cual depende directamente del profesional médico que realiza el tratamiento. De aquí viene la importancia de ponernos en manos de profesionales con experiencia y formación en los distintos métodos de aplicación del inyectable de AH. Dependiendo de la zona a tratar, el tipo de AH elegido por el profesional, la valoración acertada del caso y el resultado que se pretenda obtener, el médico experto tiene que emplear la técnica más adecuada para ese caso único y concreto.

Teniendo en cuenta todas estas variables y como parte del equipo docente de Medicina Estética AMIR podríamos concluir que cada profesional desde su especialidad y experiencia valorará de forma diferente los resultados que se obtienen con este tipo de tratamientos médico-estéticos. Deseo que con este análisis de los distintos factores que afectan al éxito de un tratamiento inyectable con AH, seamos capaces de cuestionarnos la información que podemos encontrar con tanta facilidad en redes sociales sobre temas tan complejos como son los tratamientos médicos. Infinidad de variantes entran en juego cuando hablamos de ciencia y tener una visión más amplia siempre nos ayudará a tomar mejores decisiones.

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