Uno de los protagonistas del inicio del juicio por lo ocurrido durante la noche de Halloween de 2012 en el recinto del Madrid Arena (en el que murieron cinco jóvenes) fue el médico Simón Viñals, quien ha sido justamente criticado por los medios de comunicación durante los últimos meses y también este martes por su actitud ante la acusación que pesa sobre él (dos presuntos delitos de homicidio por imprudencia grave profesional).
“Actitud irritante” e “impertinente” son algunas de las palabras con las que cabeceras como ABC, La Razón o El Mundo describen el comportamiento tanto durante el proceso como respecto a las familias de las víctimas de quien fuera concejal de Sanidad de Madrid entre 1989 y 1991 y fundador del Samur, ya desprovisto de todo prestigio por los hechos acontecidos en la noche del 2 de noviembre de hace dos años.
De hecho, el diario del grupo Unidad Editorial indica que “todos fueron prudentes menos uno, y precisamente alguien para quien no pintan muy bien las cosas”, refiriéndose a la actitud de Viñals durante la primera vista oral, quien en un receso salió de la sala para fumarse un pitillo justo después de que su abogado pidiera que se pudiera ausentar de estas sesiones “alegando problemas de salud”.
No acabaron aquí los desaciertos del galeno madrileño. Fue precisamente durante esta escapada fue asaltado por la prensa, momento en que el que aseguró, ante las reiteradas acusaciones sobre la falta de medios de la enfermería del Madrid Arena, que no disponía de agua corriente ni desfibrilador, que “tenía todo lo necesario: suero y botellas de agua, al igual que lo que lleva el Samur en un hospital de campaña o cuando ocurre un accidente en medio del campo”. Quien según ABC había mantenido “una actitud más irritante para las familias” añadió que “no les había pedido perdón porque no ha tenido ocasión”.