La apuesta clave de la ciencia en los próximos años será desentrañar envejecimiento a nivel molecular para poder manipular genéticamente ese proceso y evitar las enfermedades, ya que el envejecimiento no es una enfermedad, sino la causa de ellas. Así se explica
María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en
una entrevista que publica El País.
Del presupuesto de entre 45 y 50 millones de euros que tiene el CNIO con una plantilla de más de 400 trabajadores, unos cinco provienen de los acuerdos con empresas, que cubren un 10 por ciento de los costes. "La ciencia tiene que estar bien financiada, pero
tampoco debe renunciar a rentabilizar su trabajo. La aplicación de nuestros descubrimientos nos aportó 800.000 euros en 2014 y otros 700.000 euros en 2015", afirma Blasco.
En su opinión, en España existe un problema de educación, ya que "
seguimos sin creernos que la ciencia sirve y que en este terreno tenemos mucho que decir". En concreto, señala que un director de investigación en España cobra entre los 60.000 y 90.000 euros al año, un salario que resulta poco atractivo para importar talento senior internacional.
Según explica la directora del centro en la vanguardia de la investigación del cáncer, su modelo se basa en intentar convertir los
descubrimientos en aplicaciones para obtener beneficios, y como ejemplo pone un programa de terapias experimentales que funciona como una pequeña empresa farmacéutica. "Desarrollamos moléculas hasta una fase muy avanzada y dejamos que las grandes compañías se ocupen de los costosísimos ensayos clínicos con pacientes. No hacemos investigación por encargo de la industria ni prestamos servicios a ninguna empresa", explica para señalar que la idea es
compartir siempre riesgos y beneficios.
Y en esta línea trabajan en el CNIO para poder establecer mecanismos que mejoren esa apuesta clave de la ciencia que es el envejecimiento, y que se resumen en lo que ella define como que "si nos tenemos que morir, procuremos morirnos sanos".