La pandemia del sida sigue encontrándose entre las principales preocupaciones de las autoridades sanitarias internacionales. Para poder abordar esta cuestión, la detección precoz de la enfermedad se antoja fundamental a la hora de reducir la capacidad transmisora de los afectados.
Desde este punto de vista, El Mundo se hace eco de un estudio publicado en la revista científica PLOS Medicine en el que se aborda cuál es la mejor forma de llevar a la población y lograr que se haga la prueba del VIH. En términos generales, la aceptación de los pacientes de los tests es superior en las casas que en las unidades móviles pero las diferencias son pequeñas. El 92,5 por ciento de los primeros aceptaron hacerse el test, frente al 86,7 por ciento del segundo grupo, explica Ainhoa Ariberri en su información. "En general, los dos grupos estudiados aceptaron ampliamente la prueba, lo que apoya la idea de que hay que utilizar aproximaciones basadas en la comunidad para alcanzar a población sin acceso fácil a hospitales y lugares donde se ofrece tratamiento frente al VIH", concluyen los investigadores.
Sin embargo, a pesar de las aparentes bondades de ambos tipos de estrategias, los autores destacan algo negativo. Al mes de finalizar el estudio, de los cuatro individuos que resultaron ser seropositivos en ambos grupos, solo uno se había puesto en tratamiento en las instalaciones sanitarias locales. "Mejorar la cobertura del tratamiento implica aumentar la detección, pero siempre en combinación con intervenciones eficaces para apoyar el tratamiento una vez localizada la infección", subrayan.