La ruptura de la megafusión entre la norteamericana Pfizer y la irlandesa Allergan de la que informaba ayer Redacción Médica tiene este jueves eco en todos los medios de papel, tanto generalistas como económicos.
Según explica ABC, la farmacéutica Pfizer ha renunciado a comprar Allergan, una fusión valorada en 140.000 millones de euros, “por las trabas impuestas por EE.UU. al cambio de sede fiscal”.
Un desenlace “inevitable” para El País, después de las nuevas medidas con las que Barack Obama busca “limitar las tácticas que incentivan la deslocalización de empresas para reducir el pago de impuestos”.
El rotativo que dirige Antonio Caño recuerda que la fusión estaba diseñada para que la mayor farmacéutica de EE.UU. (que tras la adquisición se convertiría en la mayor del mundo) estableciera su sede fiscal en Irlanda, donde el impuesto de sociedades es del 12,5 por ciento, frente al 35 por ciento que tiene que pagar ahora.
La farmacéutica argüía que el ahorro serviría para financiar nueva investigación y sobre todo para costear la operación, pero esto no ha convencido al Departamento del Tesoro norteamericano que, tal y como recuerda La Vanguardia, ha acusado al gigante de diseñar la operación “para escamotear el pago de impuestos”.
La que estaba llamada a ser la mayor fusión farmacéutica se ha desvanecido pues por las trabas administrativas. Todos los medios coinciden en que la operación es inviable financieramente manteniendo la fiscalidad actual. El rotativo económico Cinco Días lo sintetiza en su edición impresa con un titular irónico: “Pfizer no traga la amarga píldora que le receta Obama”.