Toda la prensa generalista ha destacado, este lunes, la victoria del Partido Popular (PP) en las elecciones generales a todas luces insuficiente para formar gobierno. La sanidad, que depende de forma directa de la política (tanto estatal como autonómica, aunque las competencias den prioridad a esta última) queda al albur de los pactos entre partidos, que serán la norma en adelante en el tablero nacional de juego democrático.
Tanto El País como ABC –los dos diarios de más recorrido durante los últimos 38 años– subrayan la advertencia del líder de Podemos, Pablo Iglesias, de reformar la Constitución como prioridad “para blindar los derechos sociales”, lo cual apunta de lleno al sistema sanitario público.
La formación morada, durante la campaña, ha dejado muy clara su intención de derogar el decreto 16/2012 aprobado en abril de ese año por el PP al tiempo que se ha opuesto sin dudarlo a todo atisbo de ‘privatización’ de la sanidad, lo que no aclara su relación con el sector empresarial especializado en la salud, que colabora con el público por medio de muy diversas fórmulas en la totalidad de las comunidades autónomas.
Otros diarios han incidido en la consecuencia económica directa de los resultados electorales, y citan el “desplome” del IBEX 35 en un 2,4 por ciento al perder 9.500 puntos, caso de El Periódico de Cataluña y La Razón. Pero en lo que a evolución económica se refiere y desde el punto de vista de la sanidad, todos los partidos han prometido elevar la partida presupuestaria (algunos, incluso, han precisado el porcentaje del PIB que aspiran que se dedique al sector), por lo que, en pura teoría, no serían esperables más recortes en esta área.
La Vanguardia, por último, sentencia que España se halla “abocada a un Gobierno de coalición”, pero antepone la “sopa de pactos” a la idea de una segunda vuelta de las elecciones, algo que, de soslayo, se lee en casi todas las crónicas periodísticas poselectorales.