“Perdieron su dinero, muchas esperanzas para el futuro, la confianza en el sistema y un sinfín de horas de sueño. ¿Pero qué ha pasado con la salud de las víctimas del fraude bancario?”. El diario El Mundo arranca su sección de salud con una investigación de la Fundación Finsalud, donde busca conocer los daños que la estafa de las preferentes han hecho en el organismo de quienes las adquirieron, así como el impacto que ha tenido en el sistema sanitario.
La periodista Cristina G. Lucio indaga sobre el abuso económico que se dio en España hace un par de años y, para ello, cuenta con la opinión de los expertos. “Nuestra hipótesis”, avanza Victoria Zunzunegui, profesora de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Montreal (Canadá) y una de las impulsoras de esta investigación, “es que se ha producido un impacto negativo, y que existe una relación dosis-respuesta; es decir, que quienes han sufrido un fraude más grave (de más del 50 por ciento de sus ahorros) tienen también peor salud física y mental y una mayor utilización de servicios sanitarios que el resto”.
Según esta experta sanitaria, los preferentistas han podido sufrir daños cardiovasculares, cerebrovasculares, diabetes, cáncer, enfermedades autoinmunes y depresión, entre otros, al tener que enfrentarse a este problema ya que muchos de ellos eran personas mayores de 50 años o jubiladas, cuya salud es más débil.
Aunque el estudio aún está en pañales, la Fundación Finsalud busca estudiar los efectos a cinco o diez años. Para ello, además de aportar detalles sobre la pérdida financiera, incluye distintos indicadores de salud y uso de servicios sanitarios, así como el estado civil, la existencia de apoyos psicológicos, el número de personas dependientes del afectado o sus hábitos de vida.