El supuesto fraude fiscal de las clínicas Vitaldent -217 millones presuntamente desviados a Luxemburgo, según cuenta El Economista- copa la atención de la prensa española. Junto a la inquietud de los pacientes, muchos de ellos con tratamientos a medio realizar en alguna de las franquicias de la firma, el protagonismo lo acapara Ernesto Colman. Todo un personaje.
A través de los titulares de las principales cabeceras se puede reconstruir la peripecia vital del propietario de la marca, un empresario depredador en un mercado que es una jungla. Lo de jungla no lo decimos nosotros. Medios como ABC y La Razón se hacen eco de la reclamación de los dentistas, que denuncian la escasa regulación del sector y exigen que sólo los profesionales sanitarios puedan ser dueños de clínicas dentales.
Colman llegó a España en 1989 procedente de Argentina (aunque es uruguayo de nacimiento) para ejercer como protésico dental y con sólo 1.000 dólares en el bolsillo. El Mundo reconstruye su historia, que encaja con el estereotipo del ‘hombre hecho a sí mismo’. De una habitación en un piso compartido de Móstoles (Dato curioso: la primera clínica Funnydent se abrió en Móstoles) a más de 200 fincas repartidas por toda España, 36 vehículos de alta gama, dos Sicav, una empresa de alquiler de aviones, chalés en las exclusivas urbanizaciones madrileñas de Somosaguas y Pozuelo de Alarcón y en Marbella, una vivienda en Baqueira Beret, caballos pura sangre, un helicóptero y un pueblo entero en Lleida.
Entre medias está la apertura de su primera clínica, en 1991, su rápida expansión por España, su salto a Estados Unidos y una fortuna que la revista Forbes estima en 600 millones. En 2006 la revista Time le bautizó como McDentist, Un juego de palabras que evocaba a McDonald's y con el que se le reconocía el logro de ser el creador de la primera red de franquicias a nivel mundial en el sector dental. Sin embargo, la aventura americana, según cuenta la cabecera de Unidad Editorial, no salió bien y supuso el comienzo de su caída.
Ahora miles de clientes en toda España temen por su dinero y por su dentadura. Eso sin contar el quebranto que supone para todos los españoles el fraude fiscal. Algo falla en el sector de las clínicas dentales para que personas como Colman se conviertan en reyes de la selva. Funnydent y Vitaldent no serán los últimos, advierten los dentistas.