Si en días pasados fueron El Mundo y El País los que infomaron ampliamente sobre las revelaciones policiales sobre gastos de la ministra Ana Mato y su familia, y que a su vez pidieron editorialmente su dimisión, hoy es El Economista el que suma a una tendencia que va tomando el cuerpo indiscutible de clamor.
El rotativo económico abre su edición a cuatro columnas: Mato lideró el código ético del PP que prohíbe recibir regalos. Y añade en el subtítulo: La ministra vetó las actitudes que "aunque legales, dañen la imagen del partido". La crónica recuerda las circunstancias en las que se aprobó el código, en diciembre de 2009, diez meses después de estallar el caso Gürtel. En su contenido se resalta especialmente "la prohibición de aceptar cualesquiera regalos, atenciones o liberalidades que no respondan, por su importe o causa, a los usos y costumbres sociales".
Mato presentó aquel documento en su condición de vicesecretaria general de Organización del PP y lo identificó como "un compromiso de autoexigencia y de autorresponsabilidad con los ciudadanos españoles que reclaman que los partidos políticos sean vaguardistas y no miren para otro lado cuando se dan conductas inadecuadas, sino que pongan soluciones a los posibles problemas que se le puedan plantear".
El Economista también editorializa al respecto sin titubeos: Ana Mato debe dimitir. Da por bueno el informe de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica de la Policía) y acusa a la ministra de haber hecho caso omiso a sus propias palabras, recogidas en el código ético del PP. Y remata: "Los ciudadanos, a quienes se exige un ahorro de más de 7.000 millones en sanidad, no pueden admitir que la ministra encargada del recorte esté bajo sospecha. Mato no tiene autoridad moral para exigir sacrificios y debe cesar o ser destituida por el presidente".