Los políticos y los jueces no se llevan del todo bien, pero suelen mantener las formas. Los que más opinan son los primeros, y casi siempre recurren a eso del respeto escrupuloso a la labor de la justicia que, en no pocas ocasiones, esconde una severa crítica que nunca se verbaliza. Los jueces, a su manera, ignoran el debate político y están, como los militares, recluidos en su mundo. De vez en cuando aparece una sentencia, en la que el juez ha sido más político que juez. Y cuando pasa se arma.
Hoy tenemos otro ejemplo de lo poco acostumbrados que estamos a que los políticos opinen y critiquen a los jueces y viceversa. Nos viene de Castilla-La Mancha, donde el poder ejecutivo –la Junta de Comunidades- libra una sorda batalla con el poder judicial –el Tribunal Superior de Justicia- por la idoneidad o no de las medidas de recorte aplicadas a los dispositivos de urgencias sanitarias nocturnas. El asunto lleva más de un mes bajo el foco informativo y el consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz, parece haberse cansado.
El Día titula a toda página: Echániz llama miopes a los jueces y afirma que tendrán que dar cuentas. Y añade en un subtítulo un entrecomillado del consejero: “Sin saber de sanidad, están perjudicando a las personas”. El periódico castellano-manchego recoge una entrevista de la Agencia Efe con Echániz, en la que muestra con crudeza su preocupación por las decisiones judiciales sobre su iniciativa política para reordenar las urgencias nocturnas de la región. “Los finlandeses no bajan con sus trineos a un PAC por la noche, sino que va el trineo con el señor del botiquín a sus casas”, ha declarado, convencido de que en Castilla-La Mancha es mejor acercar la sanidad a las casas de las personas y no que las personas tengan que seguir acudiendo a los centros de urgencias.
Esta reforma, que ya se ha hecho en otras autonomías como en Andalucía, Cataluña, Castilla y león o Extremadura, no se está aplicando en Castilla-La Mancha por las desavenencias de los jueces, según Echániz, que está convencido de que alguien tendrá que dar cuentas de esto, “y no seré yo” .