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29 jun. 2013 9:16H
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El Mundo lleva hoy en su edición un asunto controvertido, recurrente y, en definitiva, delicado como pocos: las consideraciones médicas sobre el estado de salud de terroristas. Es un asunto muy parecido al de la propia justicia, que debe constantemente reafirmar su autoridad, ejemplaridad y, sobre todo, ecuanimidad en la decisión final sobre presuntos asesinos que arrastran un amplísimo rechazo social. Con los médicos, cuando les piden opinión, pasa igual: tienen que ceñirse a sus conocimientos y sus juicios, y quedar al margen de impresiones políticas.

Se trata de la polémica que rodea al etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, condenado a 178 años de prisión por matar  a tres guardias civiles y secuestrar al funcionario Ortega Lara. Ya en prisión, fue diagnosticado de un cáncer terminal. Los médicos del Hospital de San Sebastián recomendaron su puesta en libertad. Sin embargo, la forense de la Audiencia Nacional Carmen Baena y ahora el Colegio de Médicos de Madrid han dictaminado que Bolinaga podría haber sido tratado en prisión.

En el faldón de su portada, el periódico de Unidad Editorial titula: Interior pide un informe a la Sanidad vasca sobre Bolinaga. Y añade en el subtítulo: Cuando se le puso en libertad en agosto, los médicos de San Sebastián estimaron su esperanza de vida entre 9 y 12 meses. Son los mismos médicos que hace un año determinaron que Bolinaga estaba en una situación crítica los que ahora tendrán que volver a posicionarse sobre el enfermo. Con la dificultad añadida de toda la polémica política que rodea al asunto.


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