Rafael Matesanz abandonará su cargo al frente de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en marzo, tras dejar a España como líder de trasplantes durante 25 años consecutivos,
una referencia a nivel mundial. Pese a la imagen de recorrido tranquilo, el nefrólogo asegura que "el tiempo y la energía" que ha tenido que perder con los políticos "ha sido muy grande".
En una
entrevista con el diario El Mundo Matesanz desvela que tras 28 años muchos piensan la ONT ha funcionado porque los políticos la han respetado y no la han politizado. "Lo cierto es que ha habido encontronazos
tremendos, ansias de controlar esto, de capitalizar, de unos y de otros. Pero la gran fuerza de la ONT es que todo se hace por acuerdo entre todos y esos todos somos muchos, sanitarios de toda España. Si la ONT fuera solo su director bastaría con destituirlo y ya está, pero es un conglomerado con equipos y coordinadores de todas las comunidades. Ese entretejido es muy poderoso y difícil de cambiar, y eso es lo que ha
mantenido a la ONT fuera de injerencias políticas, aunque las ha intentado haber", declara.
Matesanz, cuyo mayor premio son esos
más de 100.000 trasplantes desde que comenzó con la organización, cuenta que los inicios fueron muy complicados, con dos secretarias y seis enfermeras que él mismo seleccionó desde el Hospital Ramón y Cajal. "Cogí lo que me pareció más aceptable de lo que había en Madrid, cosas organizativas de Cataluña, algunas de Galicia y Andalucía, y del País Vasco, cuyo sistema era muy bueno. La cosa funcionó porque la materia prima que había en España era muy buena y había
mucha gente formada en el extranjero que tenía ilusión y quería que aquello funcionara. En el año 92, tres después de empezar, ya éramos los primeros del mundo", explica.
Relación con los ministros
En ese camino, según cuenta, ha tenido conflictos con médicos y también con los propios ministros. El choque con el equipo de
Celia Villalobos le hizo exiliarse en Italia, de donde lo rescató
Ana Pastor con un proyecto muy interesante por delante que se deshizo con la llegada de
Elena Salgado. "Ya con
Bernat Soria como ministro quizá viví una de las situaciones más esperpénticas. Se estaba negociando la Directiva Europea de Trasplantes y me sacaron de la negociación, colocaron a un abogado que no tenía ni idea del tema y empezaron a buscar una asesoría externa. Es el
mayor insulto que he visto a la ONT en la vida, algo que solo pinta a quien lo hizo", admite.
Su carácter introvertido le hace admitir que ha hecho su trabajo por convencimiento, sin tirar de BOE, y así ha logrado el objetivo que se había propuesto en donación de órganos. En el
plano internacional admite que en estos años ha tenido incluso que "ponerse chulo en más de una ocasión. Cuando empezamos nos miraban como si fuéramos del tercer mundo", declara al diario.
En este recorrido, también admite una frustración, una de las pocas que confiesa: que
no les hayan dado competencias en investigación, "un tema que hace falta potenciar en España. No ya como organismo financiador, sino orientativo", sentencia.